Odio a Primera Vista

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Narra Meredith

¿Quién iba a pensar que el hombre de mis sueños, el hombre perfecto, podría esconderme un secreto tan grande? Era perfecto, simplemente perfecto, el príncipe soñado de toda mujer que parecía haber caído del mismísimo cielo. No entiendo cómo pude ser tan tonta, tan ciega, tan ingenua, como para creer todas y cada una de sus palabras.

- Lo mejor que puedes hacer ahora es salir y acostarte con uno mejor que él...o con su esposa, para que estén parejos - bromeó Cristina pasándome un trago de tequila.

- Debiste verla, parecía una modelo de Victoria's Secret, no entiendo qué es lo que Derek vió en mí teniendola a ella a su lado - exclamé, aventándome ese shot como si fuera agua, tenía que ahogar mis frustraciones de un modo u otro.

- Por favor, tú eres demasiado para él, mírate, eres la más sexy de todas mis amigas - dijo, dándome un empujón amistoso.

- Tal vez tengas razón...al demonio con Derek, no lo necesito, puede seguir con su estúpido matrimonio si quiere - brindamos y celebramos esa liberación, aunque no se sentía tan satisfactorio.

La noche pasó junto con los tragos, todos mis dolores se consumían como las gotas de tequila al final de los vasos, dejando en mí sólo un constante vacío que parecía nunca querer terminar. No sé cómo haré para ponerme de pie por la mañana, no tengo idea de si tendré fuerzas suficientes como para levantarme, pero sí sé que ahora todo lo que quiero es bailar y beber con mi mejor amiga como si el resto del mundo no importara.

Narra Addison

Eran las dos de la mañana, me estaba quedando en un hotel muy bonito en una buena zona de la ciudad. Aún tengo ese nudo atorado en mi garganta, envolviendo mil cosas que quiero gritar, pero no puedo decir nada. Sería hipócrita de mi parte quejarme, protestar o siquiera molestarme, sólo estoy pagando por mis propios actos, yo fuí quién le hizo daño y ahora debo soportar el karma, yo me lo busqué.

Narra Meredith

Mi cabeza se partía en dos, como si me hubieran golpeado con una roca varias veces. A duras penas, me arrastré hasta el baño, en dónde Cristina tomaba una ducha para aliviar su resaca.

- Me duele parpadear - me quejé, sentada en el piso como una borracha en mitad de la acera.

- Toma un analgésico, tal vez te ayuden más que a mí - dijo, sacando su mano de la ducha para señalar al botiquín.

- Siento que nada podrá aliviarlo - me quejé, con unas náuseas que me revolvían el estómago.

- Es culpa de los hombres - dijo, asomándose con espuma en su cabello.

- No, es culpa del tequila - respondí, sabiendo que pudimos haber elegido pasar el duelo de una forma más saludable.

- Tú ganas - dijo, volviendo a meterse bajo las gotas de agua tibia.

No tuve más opción que llenarme de analgésicos, tomar un baño y regresar al mundo real como si nada hubiera pasado, después de todo, soy apenas una interna, no puedo darme el lujo de llegar tarde o Bailey va a matarme.

Narra Addison

Mis tacones resonaban por el hospital mientras todos volteaban a verme, soy como la antagonista, a quien todos quieren odiar. Supongo que si mi papel es el de villana, lo mejor que puedo hacer es ser el maldito anticristo en persona, así tendrán motivos para odiarme en verdad.

Solicité a Meredith como mi interna, para tenerla bajo mi cargo durante todo el día, no le perdería pisada, la quiero bajo mi control.

- Llegas tarde, Grey, no es un buen comienzo - dije, anotandolo en una libreta.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora