Gritos y Recuerdos

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Narra Meredith

Pasamos alrededor de una hora y media amándonos, sin siquiera pensar en la boda, los invitados ni el tiempo que corría sin parar. Addie descansaba sobre mi pecho, haciendo pequeños círculos en mi abdomen con la yema de sus dedos.

- Ví que no pudiste mantener el contacto visual con Carolyn - dije, aprovechando que ya habíamos liberado las tensiones.

- Creo que no está muy contenta con todo ésto de la boda y de...ya sabes, nosotras - dijo ella, encogiendo sus hombros.

- Nunca hablaron respecto a Derek ¿Crees que quiera confrontarte al respecto? - pregunté, preocupada por cómo iba a reaccionar esa mujer luego de todas las cosas horribles que pasaron.

- Amy habló con ella en su momento...bueno, en realidad sólo se gritaron y discutieron por horas, pero ya sabes cómo es su relación - explicó, sin darle demasiada importancia.

- No invitaste al Capitán - observé, ahora que sería imposible para ella evadir el tema.

- No creo que hubiera tenido tiempo para venir - dijo, mirando hacia otro lado e intentando escapar de la charla.

- Pero sí invitaste a la madre de Francesco...- no es algo que me moleste, pero sí me molesta que hablen de cosas en privado sin que yo me entere, no quiero que haga sentir culpable a Addison por la muerte de su hijo.

- Ella necesita ésto, se lleva muy bien con los niños, además, dijiste que lo de la placa no te molestó para nada - respondió, dejándome desconcertada.

- ¿La placa? ¿De qué hablas? - pregunté confundida.

- La del restaurante, creí que la había traducido para tí -

- Pues no, no lo hiciste ¿Qué dice exactamente?- pregunté, teniendo un pésimo presentimiento.

- Habla sobre su sueño culinario, su deseo de ayudar a la gente y...cómo murió por proteger a su primer gran amor - dijo, queriendo esconder esas últimas palabras en un tono de voz casi inaudible.

- ¿Gran amor? ¿Es eres tú? - pregunté, mirándola a los ojos.

- Mer, sólo pusieron mi nombre en la placa, no hay apellidos ni nada, yo estuve de acuerdo en que fuera así - dijo, acomodándose y cubriendo su cuerpo desnudo con las sábanas.

No lo negaré, eso me molestó demasiado apenas lo escuché, pero respiré hondo y lo pensé por unos segundos, creo que Addison fue muy importante para la vida de ese hombre al fin y al cabo, eso es algo que no puedo cambiar. Además, estoy en deuda con él por mantener a mis hijos a salvo.

- Está bien, me parece un lindo gesto, sólo me hubiera gustado que lo consultaras conmigo primero - dije, con mi mano sobre su pierna.

- También me tomó por sorpresa, lamento no habertelo dicho - me dió un besito en los labios y las cosas se quedaron en calma.

- Deberíamos vestirnos para ir a nuestra fiesta ¿No crees? - recordé, observando nuestros vestidos de novias tirados en el suelo de la habitación.

Ella pegó un salto de la cama, corriendo de un lado a otro, al notar que se nos había hecho tarde.

- Tienes razón, ahora debo retocar mi maquillaje, mi peinado y...¡Meredith! - gritó enojada, mirándose en el espejo.

- ¿Qué? ¿Qué hice? - pregunté, fingiendo inocencia.

Ella se volteó, señalando un chupetón muy marcado en su cuello, creo que hasta incluso podían verse mis dientes impresos en su piel de seda.

Lancé una carcajada y me acerqué a ella para robarle unos cuántos besos.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora