Día Turbulento

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Narra Addison

Los niños empezaron muy bien su nueva etapa en el jardín de infantes, ya llevan más de un mes y han hecho muchos amiguitos nuevos. Por otro lado, ahora debo conducir bastante para poder ver a mis bebés, pero no pienso hacer las pases con esa guardería negligente, me niego a ceder.

Ahora mismo, llevo más de 14 horas metida en la clínica atendiendo un caso que requiere de mi supervisión constante. Mer tuvo que quedarse sola con los niños y no me ha escrito en más de tres horas, confío en ella, pero cuidar a cuatro hijos sola puede ser un verdadero dolor de cabeza.

- Ellos están bien, deja de preocuparte - dijo Teddy, colocando una taza de café frente a mí mientras yo revisaba mi celular en la cocina del personal.

- Lo sé, pero hace mucho que no me ausentaba tanto, los gemelos están en una etapa difícil y Daniel no se está llevando muy bien con los terribles dos años - suspiré, aceptando la taza para poder sobrevivir a ésta jornada infinita.

Teddy es la jefa de cardiología en mi clínica, el puesto le fascina, tiene un buen salario y también la ventaja de no tener que soportar a Owen Hunt. Le conseguí un buen equipo quirúrgico y tiene enfermeras que están a su cargo siempre que lo necesite, además, es de gran ayuda en mis cirugías y en los procedimientos más complejos. Esa cercanía, nos volvió muy buenas amigas, disfruto demasiado su compañía, las dos estamos enamoradas de mujeres difíciles y es bueno poder compartirlo.

- Los niños son complicados, pero tú y Mer son grandes mamás, tienen más paciencia que cualquier otro ser humano, yo no podría hacerlo- dijo, admirando mi maternidad.

- A veces no sé de dónde sacar más paciencia, y más energía, hay días en los que simplemente me siento agotada - resoplé, forzando una sonrisa para no preocupar a mi amiga, son cosas que a veces sientes cuando eres mamá.

Quisimos seguir con la charla, pero mi paciente estaba teniendo convulsiones, no podía dejar que ese bebé pasara ni un minuto más sentir suyo, el embarazo la estaba matando.

Narra Meredith

Ya llevo 22 horas sin Addison en casa, ya he pasado tiempo a solas con los niños, soy su madre, pero nunca en un día tan difícil y movido como éste. Addie está desde ayer haciendo milagros para salvar a un bebé prematuro a quién tuvo que extraer de urgencia ya que era incompatible con el cuerpo de su madre y eso estaba acabando con ella. Pasaron más de 12 horas buscando soluciones y alternativas, ya que ella quería mantener al bebé todo el tiempo que fuera posible, pero al final, mi esposa tuvo que tomar una decisión drástica.

Hace dos horas que no sé nada de ella, no sé si el bebé lo logró y cómo va todo en la clínica, sólo sé que debe estar exhausta, ya que también estuvo haciendo prácticas minuciosas para su próxima maravilla médica...el primer transplante de útero en la historia de la medicina. Hay demasiado peso sobre sus hombros, por eso mismo, pedí tres días en el trabajo para poder hacerme cargo de la casa y de los niños, aunque creo que ahora me odian.

- Rox, tienes que salir, bebé, te prepararé la tina como a tí te gusta - supliqué, pegando mi cara a la puerta.

- No quiero - respondió, agresiva y cortante.

- Vamos, cariño, será sólo un rato y...¡Francesco, no te bañarás afuera! ¡Ponte los pantalones y regresa aquí de inmediato! - grité, al verlo correr con su toalla a la puerta trasera.

- ¡Pero la lluvia es como una ducha gigante! - exclamó, llevando incluso un bote de shampoo en sus manitas.

En éstos momentos no sé si reír o llorar.

- Te bañarás en la tina, puedes llevar tus juguetes- propuse, acercándome a él para tener una charla amena.

- Pero es mejor en la lluvia - insistió, mirando hacia afuera.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora