Consejeras

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Narra Addison

Abrí mis ojos y sentí que mi cabeza se partía en dos, tenía un pitido persistente en lo más profundo de mi oído y cada pequeño estímulo en la habitación me molestaba.

- Buenos días, hermosa ¿Estás bien? - preguntó Mer, besando mi cabeza e intentando mirarme mientras yo cubría mi rostro con las sábanas.

- Quiero morir - protesté, sintiéndome terriblemente mal.

- Te traeré agua y unas píldoras, te regañaré cuando te sientas mejor - dijo, dándole una palmadita a mi trasero antes de irse.

No sé por qué bebí tanto anoche, sólo me descontrolé, sentí que los primeros tragos no me hacían efecto así que seguí bebiendo como una desquiciada. Espero que nada de eso vaya a afectar mi lactancia, no quiero embriagar a mi bebé.

Me levanté en contra de mi propia voluntad y me dirigí al baño para vomitar, lavar mi cara e intentar sentirme viva. El agua fría sobre mi rostro me alivió un poco, pero aún así era algo insoportable.

- Cariño, aquí está tu vaso y tus analgésicos - anunció mi novia, y yo salí del baño con el peor de los ánimos.

- Linda, no me gusta que te desconectes tanto cuando hacemos éste tipo de reuniones, tú sólo bebes vinos caros, tu cuerpo no está preparado para tantas combinaciones extrañas - dijo, acariciando mi espalda y sentándose conmigo en la cama.

- Ni siquiera tenía planeado beber, pero luego Calliope llegó con sus shots de tequila, luego Richard me invitó más tragos y Amy me compartió de sus cervezas - me excusé, recordando por partes lo que había pasado anoche.

- ¿Y como terminaste con una botella de vino? - preguntó confundida.

- Fuí a la cocina por agua y ví la botella, todo pasó muy rápido - dije, tomando las pastillas y acabándome todo el vaso con agua.

- Escucha, es sábado, así que los niños no tienen clases, los dejé dormir un poco más y ya alimenté y cambié a los bebés, los cuatro están descansando ahora - me contó, para que mi cerebro de mamá se quedara tranquilo.

- Mía cumple seis meses hoy - recordé, haciendo pucheros sin poder creer que mi niña esté creciendo tan rápido.

- Lo sé, ésta noche podemos hacer que pruebe sus primeras comidas sólidas - propuso, con una sonrisa de ilusión.

- Sería grandioso, eres la mejor mamá - dije, apoyándome en su pecho para que los latidos de su corazón me relajaran.

- Tú lo eres, ahora descansa ¿Sí? - besó mi frente y me recostó para que pudiera volver a dormir.

Mer es mi pilar, sé que cuando me sienta mejor va a matarme, pero por el momento, disfruto mucho de sus mimos y sus cuidados, los voy a aprovechar todo el tiempo que duren.

Narra Meredith

Desayuné con mis hijos, atendí a los bebés y luego abrimos juntos un paquete que había llegado temprano por la mañana.

- ¡Es para Pablo! - gritó Rosie, al ver la imagen de la caja.

Addie y yo compramos un nuevo rascador para el gato, ya que se niega a dejar en paz nuestros muebles y creemos que ésto podría ser la solución.

- No se vé muy difícil ¿Quieren armarlo conmigo? - pregunté, para tener a dos pequeños ayudantes de mi lado.

Ambos se emocionaron y aceptaron de inmediato, será una actividad muy divertida. Las instrucciones eran sencillas y pude avanzar bastante rápido, aunque a Pablo parecía gustarle mucho más la caja, igual que a los niños.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora