La Pregunta

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Narra Meredith

Acaban de cumplirse los dos meses más largos de nuestras vidas, con dos bebés y dos niños pequeños en casa. Al menos mi cesárea ya sanó por completo, puedo agacharme, moverme y levantar cosas, aunque aún debo tener cuidado. El aparato auditivo de Mía llegará hoy, tardamos mucho más de lo pensado en decidir cuál comprar, pero ahora que ya tiene 5 meses, creemos que será el momento perfecto.

- ¡Mer! Ya llegó ¡Está aquí! - chilló Addie, a eso de las nueve de la mañana, mientras los niños y yo tomábamos el desayuno.

Regresó a la cocina dando saltos de emoción mientras sostenía una pequeña cajita.

- Iré por la bebé - dije, levantándome de la mesa para buscar a Mía.

Ella ama estar en su mecedora, ahora que está más grande, se ríe mucho e intenta imitar nuestros gestos y movimientos, estoy enamorada de su hermosa carita.

- Ven aquí, princesa, hoy haremos algo muuuyy nuevo para tí ¿Qué opinas? - pregunté, haciéndole cosquillas en sus pies.

Ella rió dulcemente y tocó mi rostro con sus manos, intentando hacerme caricias. La llevé con Addie, quién estaba leyendo las instrucciones de la caja mientras que los niños fingían leer junto con ella.

- Creo que ya sé cómo funciona - dijo, mordiendo su labio por los nervios y la concentración.

Tomó a la bebé en sus brazos y me pidió ayuda para entretenerla mientras ella colocaba el audífono en su orejita. No quería admitirlo, pero estaba muriendo de ansiedad en ese momento, sería la primera vez que Mía escucharía nuestras voces, estoy nerviosa y quiero que salga bien.

- Ya está, ahora sólo debo encenderlo y ajustarlo para ver si funciona - anunció, tocando los diminutos botones del aparato.

Mía rió y luego empezó a hacer gestos extraños, mirando hacia todos lados como si las cosas y personas a su alrededor fueran nuevas para ella.

- Hola, mi amor, soy tu mami - dije, aguantando mis inmensas ganas de llorar como una loca.

Addison sólo lloró mientras que Mía intentaba imitar los sonidos que estaba escuchando por primera vez.

- Te amo, te amo muchísimo y quiero que puedas oírlo todos los días - dijo finalmente, notando cómo la expresión de la bebé cambiaba.

Ella empezó a llorar, sin entender muy bien qué estaba ocurriendo, pero cada vez que alguien hablaba, su llanto cesaba y se quedaba perdida en el sonido de las voces, aunque parecía costarle mucho esfuerzo el percibirlas, eso no debería ser así.

- Amor, creo que le está molestando - dije, al ver cómo luchaba por quitarse el audífono en medio de un llanto doloroso.

Addie no tardó ni dos segundos en quitárselo y aliviarla, al parecer la frecuencia que emitía, no era suficiente como para el grado prácticamente nulo de audición de nuestra bebé, sólo le provocaba molestias.

- Apenas si pudo escucharnos, ésta cosa empezó a emitir pitidos, no es lo que ella necesita - dijo, limpiando sus lágrimas mientras yo mecía y calmaba a la pequeña.

- ¿Mía nunca va a escuchar? - preguntó Rosie preocupada.

- No lo sabemos, mi vida - contesté, viendo que mi novia no estaba bien como para explicar algo así.

- ¿La tía Arizona puede hacer algo? - preguntó Fran, subiéndose a una silla para estar más cerca.

- Tal vez pueda, tuviste una buena idea, mi amor- lo felicité, dándole un besito en la frente.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora