Seis en Casa

55 11 0
                                    

Narra Addison

Pasé un día y dos noches enteros de mis pequeños que me necesitaban como nunca. Me comuniqué con Mer mediante fotos, mensajes y llamadas, no puedo dejar de hablar con ella, ya quiero verla.

- Mami, quiero cereal - dijo Rosie, subiendo a mi cama la segunda mañana que pasamos sin su madre.

- ¡Tu apetito está volviendo, princesa! - exclamé, abrazándola y acercándola a mí para llenarla de besos.

Aún tienen tos, pero recuperaron el hambre, ya no hay vómitos ni fiebre, así que considero que han tenido un gran avance, sus defensas son impresionantes.

- ¿Qué es apetito? - preguntó, jugando con mi cabello.

- Es hambre, mi amor - le expliqué, besando esas mejillas rosadas y preciosas.

- Entonces tengo muuuucho apetito - dijo, sobando su pancita.

- También yo - dijo Frank, uniéndose a nosotras sobre la cama.

- ¿En serio? ¡Wow! Eso me hace muy felíz - dije, dándole besos y abrazos también.

Me hace muy bien saber que están mejorando, pero quiero tomarme ésto con calma, sus estómagos aún están muy delicados y la tos no para, así que sólo les daré algo de fruta y yogurt para que disfruten de algo rico que no les caiga pesado. Podemos comer cereales otro día, de todos modos, ellos aman el yogurt con granola y frutas, comen de todo y eso me hace sentir orgullosa.

- ¡Amo el desayuno! - exclamó Rosie, festejando por su comida.

- ¿Ya están listos para ir a ver a mami? - pregunté, aprovechando su entusiasmo.

- ¡Siii! A mami y al bebé - dijo Fran, tocando la naricita de Mía, quién descansaba en su sillita mecedora.

- ¿Será tan pequeño como Mía? - preguntó Rose, con esa tierna intriga infantil.

- No, porque Mía decidió salir antes, éste nuevo bebé salió justo a tiempo, así que no será tan pequeño - dije, intentando explicarles las cosas de la mejor forma posible.

- Eres muy apresurada, Mía - dijo mi pequeña, haciéndome reír de ternura, con la edad, se vuelven cada vez más pícaros y ocurrentes, cada día es una aventura con ellos.

- Te amo, chiquitita - dije, acariciando su mejilla y terminando de desayunar a toda velocidad.

No veía las horas de poder cargar a mi bebé, besar a mi novia y quedarme con ellos para siempre.

- Rápido, no es necesario llevar tantos juguetes, uno cada uno y es suficiente - dije, apresurando a mis gemelos que parecían querer llevarse toda la casa con ellos.

Tomé sus manitas y los arrastré hacia la entrada, puse a Mía en su cochecito y me aseguré de tener todo listo. Apenas salimos, ví que un auto se estaba estacionado frente a la casa. Richard bajó del vehículo y me saludó, para luego abrir la puerta trasera y dejar salir a Meredith como si nada.

Me quedé helada, creí que aún le quedaba un día más en el hospital, no puedo creer que de verdad esté aquí. Los niños corrieron hacia ella y la abrazaron con todas sus fuerzas, teniendo cuidado de no ser muy bruscos.

- ¡Mami! Te extrañé - dijo Fran, sin querer soltarla.

- También los extrañé ¿Cómo está esa gripe? - preguntó ella, mirando sus caritas aún algo pálidas.

- Aún tienen tos y dolor de garganta, pero ya no vomitan ni tienen fiebre, eso es un avance - dije, acercándome a ella sin dejar de perderme en sus hermosos ojos.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora