Capítulo 100

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Siempre emanaba un olor desagradable del profesor. El hedor, que antes se percibía de manera sutil, se intensificaba con el tiempo y no desaparecía ni siquiera al bañarlo. Esto significaba que no era un olor corporal.

Sin embargo, surgió un problema antes de que pudiera identificar de dónde provenía ese hedor. El profesor falleció. Fue a causa de un incendio repentino ocurrido mientras la ama de llaves estaba fuera.

Después del funeral del profesor, el problema de los exámenes de ingreso dominó la realidad. Mun Cheong-hyun buscó un nuevo asesor para preparar su futuro.

Y en invierno, fue aceptado en la universidad que deseaba. Con la importante tarea completada y un respiro por delante, curiosamente, Kang Tae-hwa vino a su mente. Específicamente, una duda que había dejado de lado por un tiempo.

¿Por qué Kang Tae-hwa había agredido al profesor?

¿Fue realmente por él? ¿Porque malinterpretó la relación entre el profesor y él?

Mun Cheong-hyun, tras mucha deliberación, decidió buscarlo. Y le preguntó por qué había hecho eso al profesor, y si esa violencia tenía algo que ver con él.

¿Qué había dicho Kang Tae-hwa en ese momento?

...No lo sabía. Estaba seguro de que dijo algo, pero no importa cuánto trato de recordarlo, no podía. Solo tenía una vaga idea de que fue algo cercano a una burla. Probablemente no lo guardó en su memoria porque no valía la pena.

Esa fue la última vez que tuvo un registro de Kang Tae-hwa, hace 10 años.

Pero ahora dicen que ese registro es incorrecto. Que había una laguna.

El hombre afirmó que, de no ser por Kang Tae-hwa, Mun Cheong-hyun habría sufrido algún daño a manos del profesor. Era algo que no estaba en los registros que Mun Cheong-hyun tenía.

Confundido, Mun Cheong-hyun preguntó con dificultad:

—Por favor... dígame correctamente. ¿Qué fue lo que realmente sucedió...?

El hombre agitó su vaso de soju y se burló.

—¿Correctamente? ¿Cómo se supone que te lo diga? Yo solo sé hasta ahí. Si quieres saber más, pregúntale a Kang Tae-hwa. Él lo sabía mejor que nadie. ¡Ah! Pero ese bastardo está muerto. Jeje... ¿Todo ese dinero que tanto cuidaba? Lo dejó a otros y se fue feliz al otro mundo. Maldito desagradecido... Maldito bastardo...

La voz del hombre, llena de resentimiento y maldiciones, se fue llenando de humedad. Parecía más borracho, su cuerpo oscilaba de un lado a otro. Ki-cheol, al ver que no podía seguir así, le quitó el vaso de soju de las manos y lo reprendió.

—Vamos, basta. Te invité a beber juntos y te emborrachaste solo, causándole problemas a otros.

—¿Otros? ¿Acaso él es otro? ¿Por qué crees que mataron a Tae-hwa, maldita sea?

—Oye. ¿Crees que fue por su culpa? Tae-hwa se metió en ese lío solo. No tiene sentido culparlo.

—Vete al diablo. Si no fuera por él, nada de esto habría pasado. Oye, Mun Cheong-hyun, ¿cómo has estado? ¿Viviendo bien con el dinero que te dio Tae-hwa? Gracias a él, ya no tienes que preocuparte por sobrevivir.

—¡Basta ya!

—Pero ese dinero, ¿sabes cómo lo consiguió Tae-hwa? Arruinó su vida como atleta y se convirtió en un matón para ahorrar ese dinero. ¿Sabes cuánto le importaba el dinero? Nunca me dio nada, solo me lo prestaba y esperaba que se lo devolviera. Si perdía algo, maldecía a sus propios padres. Pero a ti, ¿te lo dio todo, verdad? Maldito idiota...

NarcisosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora