Capitulo 31

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Me da miedo la gente que es capaz de hacerte feliz, porque eso les otorga la capacidad de hacerte doblemente triste en el momento que se vayan.

—¿Un gato?
—Uh si —se agacha y revisa debajo de la mesa, luego voltea a ver por todos lados buscándolo— no sé como siempre encuentran la forma de salir.
Sonrió ante su pequeño enojo, al final se encoge los hombros y deja de buscarlo.
—¿Cómo te fue en los exámenes? —me sorprende su pregunta.
—Según yo bien —miro mi taza— ¿a ti qué tal?
—Nada mal —pasa sus manos por se cara empezando desde la barbilla hasta su cabello.
—¿Cansado por los exámenes?
—¡Oh no! —me da una pequeña sonrisa y muy breve— regrese de Perú.
—¿Perú?
—Sí, fui a Machu Picchu, son unas ruinas muy bonitas —su mirada se torna más animada— y la belleza natural que la rodea definitivamente las hace muy especiales.
¿Con qué así luce cuando habla de algo que le apasiona?
Pocas veces lo he visto, y cada una de ellas es un privilegio.
—¿Llegaste hace poco?
—No —sonríe apenadamente, alguien está de buenas— tiene doce horas que llegué así que, bueno ya era hora de levantarse.
—¡Oh! es que te ves terrible —respondo.
—¿En serio? —se tapa la cara con sus dos manos, y yo interiormente me hago bolita— es que tenía tanto sueño.
Tiene esa sonrisa tímida, cuando quiere sonreír pero aprieta los labios para no hacerlo pero aún así sale, es poética.
Aunque esa fue una pequeña mentira, él, de hecho, se ve bastante bien, luce como una tentación andante. Retengo las ganas de apretar sus mejillas y luego...
—¿Tú papá está bien? —pregunto, huyendo de mis pensamientos.
—Esta bien, solo que quería ir con Nat para romper un poco la rutina, a pesar de que para él eso es algo bastante difícil hace su mejor esfuerzo, fue un reto para él ir hoy.
Su voz se tornó sería.
—Eso es bueno —veo la hora, posiblemente estén a la mitad de la segunda película.
—¿Vas a ir a algún lado? —me pregunta viéndome fijamente, sus ojos curiosos.
—No, quiero decir ¿si? Bueno si en realidad sí —ordena las palabras antes de hablar Dasha— voy ir a la casa de un amigo a ver una película.
—Ah —alza las cejas y estoy segura que esta apretando  la mandíbula.
—Quiero decir vamos a ir varios —no sé porqué sentí la necesidad de explicarme— una amiga la pasa mal así que decidimos animarla un poco.
—Espero que te diviertas.
Dice secamente, espera ¿qué pasó con el chico sonrisas tímidas de hace un rato?
—Gracias —termino mi leche y él me quita la taza, se levanta y la coloca en el lavabo.
Bien hora de irse. Espera...
—¿Quieres venir? —le preguntó repentinamente.
—Pues... —parpadea rápidamente como si estuviera procesando la información— no creo que sea buena idea, es que, bueno, van por tu amiga y yo tal vez no encaje mucho ahí —habla torpemente y se rasca la nuca.
—Para nada, estoy segura que les caerías bien —bueno no tanto a Bastian.
—¿Segura? —asiento y él se mueve por la cocina dando de vueltas y pensando. El pobre está librando una batalla en sí mismo, claramente. No es como si le hubiera pedido matrimonio— Mejor creo que no, me quedaré, muchas gracias por la invitación de todos modos.
De esas veces en las que quieres mandar a la mierda los modales.
—¿Estás seguro? —un último intento.
Lo piensa unos segundos.
—Si seguro —no se escucha así.
—¿En serio seguro? —bueno este si es el último.
Pasa las manos por su cabello de nuevo. Espero que deje de hacer eso o terminare pasando mis propias manos por su cabello.
—¿Por qué iría? Es solo que —¿por qué lo piensa tanto?— no quiero incomodarlos. Y no es que me necesiten —se ríe vaciamente—corre y diviértete.
—Claro, gracias —tomo mis cosas y camino hacia la puerta, los pasos de Kilian suenan detrás de los míos. Llegamos a la puerta y él la abre y salgo. El viento sopla frío.
—A mí me encantaría que fueras —digo bajito, casi con miedo, de manera impulsiva.
Él abre y cierra la boca varías veces y al final no dice nada, nos quedamos parados ahí en su puerta, con el sonido de los árboles siendo mecidos por el viento.
Da un paso hacia mí y alza su mano lentamente, la acerca a mi cara y mete un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Entonces, eso es lo que tuviste que decir desde el principio —su tono es cálido y tranquilo, como cuando lo vi después de que casi me asaltan.
Calma los huracanes en mi mente y las explosiones en mi corazón, tan solo su voz.
—¿Vienes? —pregunto un tanto insegura. Su mano sigue acomodando mi cabello.
Nunca hubo un viento tan romántico.
—¿Quién se puede negar si se lo piden así?
Me da una sonrisa amable. Y sus ojos me ven con un sentimiento que desconozco.
Entonces su mano baja a mi cuello y su mirada a mis labios.
Tuve la imperiosa necesidad de ocultar mis labios de su vista, no estaba segura de soportar que los vieran así antes de que pudiesen incendiarse.
—Me iré a cambiar —quita su mano, da la vuelta y entra— ¿quieres pasar de nuevo?
—No, te espero aquí —respondo confundida. Asiente y entra.
Mi cuello siente frío, pasó mi mano por el lugar en donde estuvo la suya, esta caliente. Y en ese instante me doy cuenta que extraño ese toque tan simple como acomodarte el cabello detrás de la oreja, esos toques podrían curar dolencias de alma.
Dasha... Cálmate, deja de pensar en eso.
Me meto al auto, hace un terrible frío. Le marcó a Derian.
—¿Ya vienes?
—Sí —respondo— solo que no voy sola.
—¿Quién viene?
Tomo una larga respiración.
—Kilian —digo rápido.
—¿Kilian? —la sorpresa en su voz es evidente.
—¿Crees que Alana se moleste? —pregunto.
—¿Quién es Kilian? —escucho que Alana habla al fondo.
—Un amigo de Dasha que invitó —le responde Derian.
—¿Es guapo?
—No, no —tartamudea— No lo sé Alana.
—Esperemos que si.
¿Esperemos que si?
—Derian —le hablo.
—Si, perdón, apúrate y tranquila, actúa normal con él, al parecer Alana está de acuerdo, vengan con cuidado.
Cuelgo.
Empiezo a sentir un sentimiento nada agradable y no muy conocido para mí. Espero Alana no haga nada raro.
Se escucha que alguien cierra una puerta y volteo.
Kilian salió, solo se tapó y medio paso el cepillo por su cabello, pero el viento acaba de arruinar todo. Aún así se ve bastante bien.
—¿Quieres que conduzca? —pregunta por la ventana.
—Aja —me nuevo al otro asiento y él entra.
—Ten —me da una chamarra, no noté que la traía— para esos vientos peligrosos.
Cariño, para esos vientos voy a necesitar más que una chamarra.
Le sonrió y la tomo.

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Una actualización más pronta como ustedes querían! Ojalá les guste, es un poco corta por qué luego subiré aún más, ya saben son vacaciones 7u7 espero les guste y lo disfruten!
Espero saber su opinión.
Besos :*

Si te vuelvo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora