Era de pinta labios rojo en noches negras, de tacones altos en días bajos, y de sonrisa amplia en días pequeños.
Su mirada recorre el lugar buscándolo, y cuando lo hace se queda pasmada.
Esta del otro lado, recargado en el barandal, sostiene una bebida y está viendo con la mirada perdida el suelo. Usa un traje azul con una camisa blanca, su cabello que siempre está desordenado, está perfectamente peinado formando un pequeño copete, tiene ligeros rastros de barba de rodean su barbilla, debo reconocerlo, tiene estilo.
Dasha lo sigue viendo, y un suspiro es arrancado de sus labios. Hasta que voltea y me ve de nuevo, pero no me está viendo. En sus ojos están reflejadas un sinfín de emociones, que se empujan por querer salir de sus ojos, en su mente ella lo ve a él, aunque sus ojos están sobre mi. Y ella se convierte en un desastre en cuestión de segundos.
Se aclara la garganta.
—Lamento lo de Lila. Sé que aunque no quieras aceptarlo, aún te afecta en niveles profundos.
Sus palabras me toman por sorpresa, no creí que después de eso quisiera seguir hablando.
Pero me toma con más sorpresa su nombre, hace mucho que no lo escuchaba de otros labios que no fueran los míos, y el escucharlo de repente ha provocado ese pequeño dolor en el pecho del que tanto he huido todo este tiempo, ese dolor por el que me prometí no sentir nada, pero aquí estoy sintiendo todo.
Y es molesto.
—Yo también lo lamento, pero lamentarlo no va a detener nada.
Asiente triste.
—Ya sé, pero es lo único que nos queda por hacer.
Y no sé de dónde salen esas palabras, la Dasha que conozco no diría unas palabras tan realistas, posiblemente diría algo más lindo y animador o cambiaría de tema, pero esto es nuevo.
—¿Estás bien?
Se encoge los hombros desganadamente.
—Ya no sé si estoy bien. Pero eso no importa, hablemos de cómo vamos a arruinar la boda de Lila.
Me hace sonreír.
—¿Qué tienes en mente?
—Tal vez llegar y gritarle al novio que no puede seguir la vida sin mí y nuestros hijos.
Niego con la cabeza.
—Eres un ser malvado.
—Témanme, mortales.El atardecer sigue tranquilo, con música ligera y risas discretas, Jude está bastante contento saludando a todos los que puede. El ritmo cambia cuando zarpamos, la emoción comienza y todo se vuelve más movido.
Es hora de la cena, sinceramente no tengo muchas ganas de comer, después de haber elegido la comida, no me ha producido un buen efecto, pero después de dos bocados olvido todo.
Pero Dasha... Esa mujer tiene un gran problema, sé que lucha con todas sus fuerzas para mantener su mente aquí y hablar conmigo, sé que le cuesta no perder su mirada en algo y dejar vagar su mente, lo está haciendo bien, pero luce cansada, cansada de pretender que es conmigo y toda esta gente con quien quiere estar. Cuando la persona con la que desearía estar, está a diez metros de nosotros.
Al comenzar el baile su ánimo empeora un poco más. Y noto como poco a poco se pone de malas.
—¿Quieres ir al piso de arriba? Está más despejado que aquí.
Ella suspira exageradamente.
—En ese piso está Kilian, mejor nos quedamos aquí.
Oh, no lo había visto.
—¿Quieres bailar?
Me fulmina con la mirada. Muy bien ya entendí.
Nuestra mesa está prácticamente vacía, ya todos están bailando o haciendo algo más.
No tengo idea de qué hacer con ella, mi ánimo tampoco es muy bueno.
—¡Hola chicos! —Camilla llega a nuestra mesa bástate feliz.
Dasha le da la sonrisa más fingida y grande que tiene.
—Estoy harta de la marea, mi cabeza no para de doler.
—Ya estoy acostumbrada a eso —dice Dasha jugueteando con una servilleta.
—¿A la marea? —pregunta confundida.
Deja de jugar con la servilleta y se queda pensando. Se pierde por unos segundos.
—Quiero decir, al dolor de cabeza.
—¡Oh! —Camilla me voltea a ver me articula con los labios "¿Qué le pasa?"
La miro, toda su concentración está en esa servilleta.
Me encojo los hombros en respuesta.
—En realidad quería decirte algo muy importante —saca el collar que tiene el anillo.
Sus ojos se agrandan y se lleva las manos a su boca.
—¡No!
—¡Si! —grita Camilla aún más emocionada.
—No lo puedo creer —y por un momento veo como todo desaparece de la mente la Dasha, se para y le da un fuerte abrazo— esto es tan hermoso, felicidades Camilla.
Me empiezo a sentir incómodo ante todo esto así que discretamente me paro y me alejo de ahí.
Una chica me sonríe en la mesa de al lado, pero no tengo ganas de mucho este día.
Voy a la barra y me siento, observó como Camilla empieza a llorar mientras habla y Dasha le da rollo para después abrazarla otra vez y decirle unas palabras al oído.
Las dos lucen felices en ese momento.
Entonces alguien se sienta al lado de mi.
Es Roth.
Casi salto como un gato esponjado al verlo.
—Buenas noches —me guiña el ojo para después caminar hacia ellas.
Pienso en ir hacia allá pero no, Dasha debe pelear sus propias batallas.
Camilla saluda muy feliz a Roth, esos dos siempre se llevaron bien, posiblemente por eso este aquí hoy, Dasha luce incomoda, demasiado de hecho.
Roth la abraza, Dasha se tensa al instante, se ve claro que se quiere separar de él pero no la suelta, su cara es desesperación pura y después de eso se despide torpemente y para salir de ahí lo más rápido que puede, para chocar con alguien. Es Kilian.
De inmediato me paro para ir hacia ellos, pero Dasha se disculpa y se va (de nuevo) lo más rápido que puede.
Kilian se queda ahí totalmente perplejo.
Y entonces llega a mi lado.
—¿Viste eso? —su vergüenza es infinita.
—Sí.
—¿Qué hace? —está de espalda hacha él, así que no lo ve.
—Pues está parado con el ceño fruncido y viéndonos, ahora se acaba de dar cuenta que lo estoy viendo y se dio la vuelta.
—Arg, demonios —vamos a la barra y me siento de nuevo.
—Me tomo todo mi bendito autocontrol no lanzarme a sus brazos.
—Lo imagino.
Entonces una voz familiar comienza a sonar en el micrófono.
—... Es una canción muy especial, la escribí para una persona especial —su mirada se dirige a nosotros, para ser más precisos, a Dasha, ella se voltea y pide una bebida— así que bailen con esa personas que es especial.
Deja de hablar y la ronca voz de Roth comienza a sonar...
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Si te vuelvo a amar
RomansHay poco qué decir sobre esta vida, las cosas que pasaron no puedo estar segura si fueron por mi elección. Pero solo puedo estar segura de una de ellas, una decisión que tomé consciente y voluntariamente, si iba a arruinarme la vida qué mejor que fu...