Si no estás dispuesto a todo, no te me acerques demasiado a mí.
— Kilian.
Acelera su paso, pero nada de lo haga me va a detener.
— No importa qué tan rápido vayas, nunca podrás huir de lo que sientes ahora.
Se detiene.
— ¿Por qué no?
— Porque lo llevas contigo —me acerco hasta quedar exactamente detrás de él— lo que sientes huye a dónde tu vayas.
Técnicamente hablo con su nuca.
— No quiero sentir nada de lo que estoy sintiendo ahora.
— ¿Y qué sientes?
Se encorva en señal de dolor, sé que no quiere mirarme a los ojos, probablemente quedarme aquí sea lo más inteligente.
— Dolor, culpa... nada bueno —su voz se escucha terrible.
— ¿Qué provoca eso?
— Tú.
Debo admitir que dolió escuchar eso.
— ¿Puedo hacer algo para que dejes de sentirte así?
— No —se aclara la garganta— no puedes.
— ¿Yo soy la que causa eso y no puedo hacer nada para remediarlo? No tiene lógica.
— Nada lo tiene, estamos hablando, sabiendo que eso nos podría matar o alguien más ¿qué lógica hay en ello?
Un punto a su favor.
— Escucha... lo de ese día, no fue tu culpa, desde un principio yo sabía que no debía estar allí, y fui, y luego pasó eso, en realidad me salvaste, no sé —hago una pausa y tomo valor— no sé qué habría pasado si no hubieras llegado, no quiero ni imaginármelo.
Veo que alza su mano y la pasa por su cara.
En serio, quisiera verlo de frente, ver qué expresión tiene, abrazarlo...
—No, no tienes que decir que te salve, ambos sabemos que es mentira, solo te hundí más, por todo lo que estabas pasando y yo... fui un imbécil.
Eso no puedo negarlo.
— Los dos lo fuimos, yo también te hice cosas de las que me arrepiento.
Niega con la cabeza. Se da la vuelta y lo tengo de frente, sus ojos rojos, lágrimas, y furia en su rostro.
— ¡No Dasha! No lo entiendes —está enojado, y no sé con quién— te hice daño, te herí, te... rompí ¿cómo puedes perdonarme eso? ¿Cómo? No merezco nada de ti. Y lo siento. Ese día, cuando te fuiste de mi casa y te fuiste al bosque, cuando te encontré gritando en medio de la nada, supe el tamaño de la estupidez que cometí ¿cómo pude permitir eso?
No, no. Está entrando a una zona prohibida, ni yo misma me atrevo a hablar sobre ese día.
— Tu no me hiciste eso, Kilian, fueron ellos.
— Lo que sea —creo que nada lo hará cambiar de opinión— después lo que te dije... fue espantoso.
— ¿Fue la verdad lo que me dijiste?
— No, no ¡Por Dios, no! No tiene ni una pizca de verdad —siento que respiro mejor— pero no quita el daño.
— Yo te perdono, Kilian, sólo te queda perdonarte a ti mismo.
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Si te vuelvo a amar
RomanceHay poco qué decir sobre esta vida, las cosas que pasaron no puedo estar segura si fueron por mi elección. Pero solo puedo estar segura de una de ellas, una decisión que tomé consciente y voluntariamente, si iba a arruinarme la vida qué mejor que fu...