Capitulo 85

414 38 24
                                    



Ya no me queda nada por decir

Todo lo que tenía que decir

Ha sido dicho no sé cuántas veces.


Tengo a Derian sentado enfrente de mí. Sus ojos buscan en los míos alguna emoción, algo, algo...

— ¿Camilla es su destino?

—Sí, ella lo es.

— Aquí está su comida —llega la mesera sonriente, la pone en la mesa y se va.

Miro la comida, no tengo hambre, se ha ido de mí. Y eso es malditamente extraño.

Sospecho que después de que termine de contarle todo a Derian tampoco tendrá hambre, él mejor que nadie me entiende, va a saber lo que sentí en esos momentos, y eso le va a doler, posiblemente más que a mí. Pero debe saberlo, o eso dice el papá de Illya, alguien cercano a mí con el que debo desahogarme... no sé si sea lo correcto, que las personas que amamos sufran por nuestros errores.

— ¿Te vas a rendir?

—Sí.

Le toma un trago a su agua.

— ¿Qué te puedo decir? Si decidiste hacer eso ni el mejor argumento te hará cambiar de opinión.

— Gracias.

— De nada —dice con sarcasmo.

Juego con mis dedos, no quiero decirle.

— ¿Algo más que tenga que saber?

Mi corazón tamborea.

— Bueno.... En realidad, lo que pasa es que...

— Aquí tiene su café —se lo entrega y se vuelve a ir.

— ¿No vas a comer? —me pregunta.

—No tengo hambre.

Se encoje los hombros y se jala mi plato de comida a su lado.

— ¿Decías? —clava en tenedor en la ensalada y se lo mete a la boca.

Por un momento me dan nauseas.

— Pasó algo.

— ¿Y qué fue? —Sigue comiendo— no me hagas sacarte palabra por palabra.

Trago saliva.

—Pues... —sigue concentrado en su plato de comida— no, no es nada.

—Dasha, no me salgas con eso, sabes que odio cuando dicen algo y no lo cuentan.

Veo por la ventana, una niña camina de la mano de su mamá.

—Intentaron violarme.

Los cubiertos de Derian dejan de hacer ruido, por un momento, parece que el mundo guarda silencio.

— ¿Qué? —está enojado.

No quiero ver su cara, ahora está pasando una pareja, ella se ve más grande que él.

—Lo que escuchaste.

No dice nada, no sé por cuanto tiempo, hasta que sale del lugar todo enojado.

La mesera llega confundida.

— La cuenta por favor.

— ¿Le pongo esto para llevar?

Si te vuelvo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora