Capitulo 43

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Miénteme —pidió—. Dime que me quieres.
Y me fui sin decir nada.
Porque la quería.
De verdad.

El aire frío alborota más mi cabello.
—Fue un sueño Kilian, estoy bien —murmuro.
—Se sintió bastante real —suspira— toda mi piel sintió todo.
Nos quedamos en silencio, es bastante extraño que él sienta lo mismo al soñar que yo ¿debería decirle?
—Ya no te aflijas —finjo una de mis mejora sonrisas— en unos días ya no me verás más.
En serio que esperaba un risa, o al menos una sonrisa, pero no pasó nada. Siguió con su mirada perdida en el mar, por un momento podría decir que sus ojos parecían tristes.
Pero en un segundo recobró la postura.
—Tienes razón en unos días me desharé de ti.

Desembarcamos nuestras cosas, luego del incomodo viaje con Kilian vamos a algún lugar donde están los hombres del Capitán.
—¿Tienes todo? —me pregunta.
Asiento, no era mucho mi equipaje, creo que el equipaje más pesado que llevo es el que va en el corazón.
Caminamos y caminamos para llegar a nuestro destino, la verdad es que mis pies me duelen terriblemente y la mano no deja de darme punzadas una y otra vez.
—¿Podríamos descansar? —digo dejando el orgullo a un lado.
—¿Estás cansada? Dios mío, que poco aguante.
Y con eso se detiene. Me siento sobre una roca, mis pies me lo agradecen. 
Kilian se sentó un poco más adelante, de su cuello se asoma una mancha negra, cuando se agacha veo totalmente la figura.
Es un tatuaje que dice "Darice"
Y ese pensamiento explotó en mi cabeza.

—Ahí debe ser, quédate cerca de mí y no hables.
Estamos a una casa enorme, tenían mucho ruido, aunque al entrar Kilian poco a poco se callaron y lo vieron.
—¿Dónde está Samgar? —grita con voz firme.
—Arriba en el segundo cuarto —responde una voz del fondo.
—Quédate aquí.
Sube las escaleras y entra al cuarto. Yo me quedo ahí parada, incomoda  ante la mirada de todos.
—¿Quién eres tú niña? —pregunta un hombre, tiene una cicatriz que atraviesa todo su rostro.
—Yo —mi voz sale con miedo— soy Dasha.
Se escuchan unas risas.
—¿Es tu nombre real?
—Sí —mi voz es bajita.
—Cariño nunca digas tú nombre real —pasa su brazo  por mi espalda— te conseguiremos uno.
Oh oh.

—¿Mitra? —digo rodeada de personas, al parecer les doy curiosidad.
—Sí —dice una mujer muy hermosa— Mitra es el nombre de un ángel.
—¿Y qué tiene que ver un ángel conmigo? —estoy a punto de sonrojarme.
—Cariño —habla el hombre de la cicatriz— tu mirada pone a temblar hasta a los ángeles, los haría dudar de su inocencia al ver la tuya parpadear en esos ojos. 
Mis mejillas se ponen rojas.
De pronto se abren las puertas de la habitación de arriba, Kilian sale de ella.
—Vámonos —me dice desde el otro lado, me levanto y camino.
—Cuídala bien Saulé —palmea su espalda el hombre de la cicatriz.
—No me digas así —responde serio, cuando llegó a su lado, sale.
¿Irse sin despedirse?
No lo creo.
—Adiós a todos un placer conocerlos —digo rápidamente.
—¡Cuando quieras, Mitra! —sonrío, Mitra me gusta.
—¡Delmau! —alguien me grita afuera, sonrío y salgo.
—Solo me estaba despidiendo —no dice nada y sigue caminando, ya es de noche — ¿No iban a venir con nosotros?
—No, van a ir en su barco, los encontraré en Valencia, ahora te voy a dejar.
—Perfecto.
Pero sé que en el fondo nada está perfecto.
Llegamos a una pequeña casa, al tocar sale una diminuta mujer con cabello castaño.
—¡Saulé! Tanto sin verte —y lo abraza— pasen por favor.
Pasamos a su pequeña pero acogedora casa.
—No me digas así —dice Kilian.
—Sabes que no puedo evitarlo —ahora su mirada está sobre mi— tú debes ser...
—Dasha —le doy la mano la cual ella ignora.
—Arriba está su habitación, saben que cualquier cosa aquí estoy.
Subimos y cuando llegamos Kilian inmediatamente se acuesta.
—¿Podrías cerrar la ventana? —lo hago, me lo quedo viendo, solo hay una cama.
—¿Vas a quedarte ahí toda la noche? 
Suspiro, me quito los zapatos y me acuesto manteniendo mi distancia, al parecer es lo único que puedo mantener con él.
La cama esta dura y no hay cobijas, tengo frío y hambre, la mano me duele, los pies también... Pero aquí estoy pensando en un hombre y su tatuaje en el cuello.
Es un lindo nombre, Darice.
Veo a Kilian, está profundamente dormido ¿cómo se puede dormir tan rápido?
Apenas y puedo mantener quietos mis pensamientos cuando estoy cerca de él.
Las olas se escuchan vagamente y es la primera vez que pienso que es un sonido relajante. Tan relajante que mis pensamientos se convierten en olas, que golpean mi mente. Hasta que me ahogo en una de ellas y me duermo.

Si te vuelvo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora