Capitulo 46

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Que sí
que tenemos motivos de sobra
para rallarnos
y ver la vida en blanco y negro,
pero si te subes a mi nave
prometo ser el capitán alegre
de todos tus domingos
y curarte la pena.

Su cara empieza a tomar un tono asustado.
¿Es tan malo admitir que lo quiero?
—¿Qué pasa si digo que sí? —digo terriblemente insegura.
Se acerca caminando y me toma la cara con su mano, mete cierta presión en mis mejillas con sus dedos, se acerca tanto que su respiración mueve mis cabellos.
—Te diría que jamás en la vida lo vuelvas a decir —murmura lento y en tono amenazador.
Me suelta de repente y sigue caminando.
Mi respiración esta agitada ¿qué demonios acaba de pasar?
—¿Y por qué me dirías eso? —pregunto más valiente.
Camino siguiéndolo, veo como su espalda se pone rígida al momento de mi pregunta.
—Porque el hacerlo sería el maldito error.
Podría decir que hasta enojado se escucha.
—¿Es un error quererte? Explica tu punto, Kilian.
Se detiene y se da la vuelta. Ojos fríos me ven. Casi congela un poco mi alma con eso.
—¿No te das cuenta? Prácticamente te arruine la vida.
¿¡Qué!?
—¿De que hablas? —se da la vuelta y camina más rápido.
—Doy este tema por terminado. Apúrate que ya casi llegamos.
—No, no, no vas a hacer esto. Dime de qué estás hablando, tú no arruinaste... —se da la vuelta tan rápido como me pone la mano en la boca.
—No voy a hablar de esto más, no quiero hablar de estos "sentimientos" —dice esa palabra como si tuviera asco de ella— no quiero hablar de absolutamente nada de esto. Te pido hagas lo mismo porque estamos casi llegando y estoy cansado.
Y con eso sigue caminando y rápido. Todo el camino cae una neblina sobre nosotros, ninguno dice nada ni mira en dirección del otro. Es incomodo, como nunca pensé que podría llegar a ser.
Llegamos a una casa. El hombre avanzado en años nos atiende con amabilidad, es primo de su padre. Apenas pongo atención en lo que hablan, mi mente está una y otra vez, reproduciendo esa conversación, intentado encontrar un detalle que le dé sentido a todo esto.
Subimos a nuestro cuarto, me siento en la cama mientras él se sumerge en el baño.
Me siento... En un trance de pensamientos que da vueltas una y otra vez, no me percaté cuando salió del baño y me empezó a hablar.
—... Estando con ellos en el puerto vamos a ir con mi padre. Ahí le vamos a explicar la historia, no creo que tenga problemas contigo a bordo, pero tenemos que apresurarnos que el tiempo es escaso.
Casi ni escuche sus palabras, sólo veía como torpemente intenta vendarse su brazo ¿qué le pasó?
¡Oh claro! Le dispararon.
—¿Te ayudo con eso? —me levanto y voy hacia él pero veo como retrocede.
—No va a ser necesario, puedo hacerlo yo mismo —su voz fría y sus ojos sin emoción me ven.
No explotes.
No explotes.
No.
—Vuelvo cuando consideres ser una persona menos petulante.
Salgo de la habitación azotando la puerta y camino hacia fuera.
La casa tiene un pequeño muelle, una vista linda al mar.
Me siento en él, las olas chocan unas con otras y el viento alborota mi cabello.
Cada vez, el mar me agrada más, encuentro cierta paz en él. Paz que hace mucho ya no sentía, desde que toda esta locura explotó en mi cara.
Ya no soportaba más estar en esa habitación, hay mucha tensión, tensión a la cual jamás fui enseñada a soportar. Esa que viene con los sentimientos, lagrimas, corazones rotos y alcohol.
Cierro los ojos intentando borrar todo lo que siento pero solo logró que se llenen de lagrimas y se deslicen por mi.
Son saladas como el mar ¿tendrán relación?
Tal vez por eso el mar es tan grande, se alimenta de todo el dolor de las personas y lágrimas derramadas por desilusiones.
Ahora estoy divagando, pero es lo mejor que puedo hacer para no pensar en papá y Kilian; los hombres de mi vida, cada uno con un pedazo de mi corazón.
Lagrimas siguen corriendo, creo que tiene mucho que no he llorado tanto, mi alma tiene sentimientos almacenados.
Ver a papá va a ser difícil y con Kilian jamás podré tener alguna historia feliz. Esa es mi decepcionante realidad, me guste o no.
Me limpio descuidadamente una lágrima y escucho un suspiro a mi lado.
Esta Kilian parado, apenas y veo su rostro, la oscuridad solo enmarca su silueta.
Ha roto mi pequeño rato de paz y desahogo, me volteo e ignoro totalmente su presencia. Si va a decir algo no lo obligaré.
—Podrías meterte, por favor.
¿En serio vino por eso?
Una decepción más a la lista...
—Si, lo haré en un rato —respondo imitando su tono cortante.
Otro suspiro exasperado.
—Puedes hacerlo ahora —hace cierto molesto énfasis en "ahora".
Oh no, no va a venir a darme órdenes.
—No lo haré ahora, lo haré después —hago ese mismo énfasis en "después".
Un suspiro exagerado más. Dios mío, sí que le gusta suspirar.
—¿Cuál es tu problema? Podrías dejar de ser tan inmadura y entrar a la casa por favor —su petulancia me hace querer patearlo.
Aprieto los ojos y me limpio las últimas lagrimas, no llorare enfrente de él, ni perderé la paciencia... Espero.
—Simplemente disfruto estar aquí, puedes entrar y dormir, tal vez lo haga después de ti —mi amabilidad no podría ser más fingida y eso evidentemente le molesta.
—Te pido que lo hagas ahora, no al rato, ni después, ni cuando quieras, ahora.
Inhalo, no me va a afectar nada de lo que diga.
—Explícame tu necedad de tenerme adentro, incómodamente en tu compañía.
—¿Puedes verme tan siquiera cuando estamos hablando? —farfulla detrás mío, sigo viendo al mar de frente.
—¿Podrías hacerlo tú? —tono cortante habla.
—¡Arg! —emite un sonido de desesperación y se escucha que golpea algo— ¿por qué eres así? Te pido algo tan simple como que entres, maldita sea, aquí estás en peligro, es un muelle, pasan personas, alguna podría verte y reconocerte, hay avisos por todos lados buscándonos, simplemente quiero que estés adentro y ya.
Lo hice perder la paciencia, internamente celebro, si esta fuera otra situación estaría muerta de risa.
—Kilian, relájate, no hay ni una alma en este muelle. Además obviamente no te importo tanto como para que seas así de terco, así que ve adentro y se feliz, estabas cansado ¿recuerdas?
—¿Sabes qué? Tienes razón, solo que si alguien te persigue te recomiendo no entrar a la casa, podrías delatarme a mi. Buenas noches.
Y así desaparece de mi lado. Esta victoria no se sintió tan bien como esperaba. Es más, es como si alguien hubiera escarbado en la herida de mi corazón aún más profundo. Ni siquiera le importo... Lagrimas desdichadas escupen mis ojos, sin ningún orden ni ritmo, salen con prisa a caer y desaparecer entre las grietas del muelle. Me levanto, como si eso disminuyera el dolor, pero no, me recargo en el barandal del muelle, el cabello me cae sobre la cara.
Que tonta soy, él solo quiere que esté a salvo. Pero yo solo quería que demostrara que necesitaba tenerme a salvo, pero es claro que no, no lo necesita, simplemente lo sugiere.
Pasa el tiempo en forma de olas una y otra vez, el frío es cada vez más frío.
Estoy cansada de ser tan débil, papá dice que soy tan llorona porque soy toda una sentimental. Ahora no necesito ser así.
Pero ¿quien soy para ordenarle a mis lagrimas que se detengan?
—Dasha.
Me espanta la voz a mi lado. Es Kilian. Intentó ocultar mis lagrimas pero es obvio que las noto. Solo me queda agachar la cabeza y esperar que no vea más mi tristeza.
—¿Ya entras?
Asiento y camino, pasó de su lado y entramos silenciosamente.
Llegamos a la habitación y rápido tomó mi lado de la cama dándole la espalda, me niego a que vea mis lagrimas. Me quito los zapatos y me acuesto.
Me enrollo en mi misma, tengo frío, siempre tengo frío, ya me acostumbre a esta sensación, posiblemente si se esté congelando mi alma.
Ay no, fuera lagrimas.
Piensa en otra cosa... Me duele la mano de una manera extraña, me he dado cuenta estos días, espero esté sanando bien, porque me duele... Lagrimas caen.
Arg.
—Dasha.
Ay no, si respondo ahora saldrá mi voz llorosa. Me aclaro la garganta.
—¿Si?
—Veme —dice detrás de mí, en su lado de la cama.
Estupendo, es como si pensara algo y el destino conspirara para que no pasara.
Me limpio las lágrimas y me siento, luego doy la vuelta hacia él.
Nuestras piernas chocan. Sin embargo, lo único que veo es la forma en la que sus ojos me miran.
—Deja de llorar —no puedo distinguir en qué tipo de tono lo dice.
—Claro, perdón por hacerte verme llorar, lamento la molestia.
Mi tono es igual de confuso.
—No digas eso —se acerca a mi.
—No sé qué decirte.
—No llores —esta a punto de envolverme en sus brazos y cuánto deseo que lo haga, pero lo detengo.
—No Kilian, no lo hagas, no necesito eso ahora.
—Pero ¿por qué? —me mira con dolor y confusión.
—Es que... Yo, todo esto, no puedo —me callo, e intento poner en orden mis ideas— tú no quieres esto —su mirada me ve aún más confundida— me refiero a que... Tú me estás pidiendo que estos sentimientos, que no sé qué nombre ponerles porque eso me aterra, pero me pides que me deshaga de ellos. Y de lo único que estoy segura es que no hay lugar tan grande en el universo para todo esto que siento por ti —ahora sus ojos me ven con miedo y algo más— y si tú me abrazas de esa manera tan —suelto un largo suspiro— de esa manera en la que solo tú puedes hacerlo, solo incrementaras lo que siento por ti y no quieres eso.
Ante mi gran discurso él se queda en silencio, supongo que eso me dice mucho.
Me acuesto y me doy la vuelta, pero lo que siento sigue ahí, amenazando en salir. Así que me levanto precipitadamente al baño, solo noto como su mirada me sigue hasta que cierro la puerta.
Y ahí me siento, en el suelo frío y me deshago en esa cuatro paredes, demasiado frías tantos sentimientos cálidos. Me pregunto qué ganara al final, el frío o el calor.
Permanezco ahí hasta que la noche llega a su punto donde no puede ser más oscura.
Siento mis pies entumidos, perfecto, no cerré la ventana. Todo el frío entró por ella.
Ahora tengo más frío que nunca, o mi alma ya se ha congelado más.
Salgo en silencio del baño, Kilian ya duerme. Me acuesto a su lado y miro por la ventana, pasa mucho tiempo, pero no puedo dormir, no con estas ganas de abrazarlo, no es físicamente posible.
Entonces siento como él se levanta de la cama, lo primero que hago es cerrar mis ojos y pretender que duermo, pero después siento como pone su abrigo sobre mi, llenándome de calidez.
Acomoda mi cabello y se va, volviéndose a acomodar.
Después de eso caigo en un profundo sueño.

Estamos preparándonos para irnos, doblo con cuidado su abrigo para entregárselo.
—Ten —se lo doy.
Niega con la cabeza.
—Quédatelo, tenias frío ayer —estoy a punto de responderle pero sale del cuarto— ¡Ya salimos en un rato! —grita afuera.
Suspiro.
Nos despedimos y seguimos con nuestra travesía.
Nos espera una mañana fría, el viento sopla fuerte.
Huelo su abrigo, tiene su extraño aroma, a algo fresco pero salado.
El camino dejo de ser incómodo en algún punto, supongo que cada uno estaba sumergido en su propio trance.
Hasta que llegamos.
—¿Qué hace ella aquí? —pregunta el tipo de ese día, no recuerdo su nombre.
—Tuvimos un pequeño percance, Samgar. 
Kilian lo pasa y subimos al barco.
—¿Problemas de los que me tengo de preocupar?
—Ni siquiera un poco —le responde.
Kilian toma un mapa y lo mira concentrado. Mientras tanto Samgar me da una mirada desconfiada.
—¿Cómo sé que podemos confiar en ella?
Uh uh.
—Yo confío en ella, eso debería ser suficiente ¿tardamos dos días en llegar allá? —sigue viendo el mapa.
—Así es capitán —me da otra mirada desconfiada.
—Y deja de verla así.
—Si capitán.
—¿Está es la mejor ruta? —le señala algo del mapa.
—Si, y el viento parece cooperar bastante bien.
De pronto Kilian me ve y creo que nota mi incomodidad.
—Ten —me da sus cosas— llévalas al camarote.
Asiento y me voy.
Todos los hombres van de aquí a allá haciendo algo, lo cual me hace sentirme inútil.
—No pensé volverte a ver, Mitra —a mi lado habla el hombre de la cicatriz.
—Yo tampoco... —intento recordar su nombre ¿me lo dijo?
—Garpur —me sonríe— ¿te ayudo con eso? —señala lo que me dio Kilian.
—¡Oh no! No es muy pesado —aún así me lo quita de la mano y camina conmigo hacia el camarote.
—¿Cómo están?
—Yo bien, mi mano me duele más de lo normal pero no sé. Y Kilian tiene una herida de bala en su brazo.
Llegamos a la puerta del camarote.
—Le diré a Baldey que la revise —me ve a los ojos y yo también, tiene algunas canas en las sienes, la cicatriz va de su barbilla y sube atravesando su nariz y terminado donde empieza su ojo. De algún modo esos detalles le hacen tener un aspecto más varonil, aparte de que es atractivo, la experiencia se refleja en sus ojos— cuando te pregunté cómo estaban me refería a emocionalmente —dice interrumpiendo mi análisis.
—¡Oh! Bien, estamos bien.
Me mira y sé que no me cree.
—Siempre ese tipo de sentimientos pueden ser complicados.
Ay no.
—Garpur, créeme que no necesito esa platica —abro la puerta del camarote— pero gracias por preguntar.
—Sabes que la necesitas tanto como creo —dice.
—¿Qué necesita? —llega repentinamente Kilian.
—A mi, campeón —le responde Garpur.
—¿A ti? —su cara es casi de desprecio.
—Así es campeón.
¿Qué demonios?

-.-.-.-.-.-.-.-
Aquí está amores!
Perdón el retraso :( pero ya termine mis exámenes y... Libre soy! Jaja, no prometo actualizar en la semana porque si no es Chana es Juana, y siempre tiene que haber algo 🙄 pero yo creo poder.
Espero les guste, estoy añadiéndole más drama a esto jojo! Espero sus opiniones (saben que me encanta oírlas... Leerlas?) si les gusta voten y eso. Pero más que nada díganme que les parece! Gracias por leerme y su apoyo y comprensión, realmente gracias.
PD: soy fan de Leonardo así que estoy feliz por su muy merecido Óscar, juju!

 PD: soy fan de Leonardo así que estoy feliz por su muy merecido Óscar, juju!

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Los quiero! Bonito post-inicio de semana :)

Si te vuelvo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora