A pesar de las palabras que nunca digo, aquí tiembla un corazón que me delata.
¿Sí?
Mi corazón late como desquiciado, no entiendo que quiere, unos días es encantador, otros es frío, y ahora está intentando provocar algo con su arrogancia. Pero bueno, pidió sinceridad, tendrá sinceridad.
— Tal vez seas una de ellas, en este punto estas entre la certeza de serlo y no serlo.
Me sonríe.
— Esa fue una maldita buena sinceridad.
Me encojo los hombros mientras le sonrió.
— ¿Tú quieres sinceridad?
—Pensé que en esas estábamos.
Mira hacia el frente, pasa su lengua por sus labios, se talla las manos.
— Hoy fue el día en que mamá se fue.
Mi corazón se detiene por unos segundos, para continuar latiendo con normalidad.
— Y... ¿estás bien?
Suspira, un suspiro largo.
— Si... fue hace tanto que apenas y recuerdo ese día —hace una pausa— Lo único que recuerdo, es que cuando amaneció en las noticias dijeron que el invierno se había ido, por fin había llegado la primavera. Es como si al irse ella se llevara al invierno, eran tal para cual, es el único recuerdo que no se ha vuelto borroso en mi memoria,
— O el invierno se la llevo a ella.
— O puede ser eso, pero no lo creo, tenía en poder de congelar con las personas con una mirada —le sale una sonrisa seca— Podría haber domado al invierno con un pestañeo.
Cuando termina sus tristes ojos me encuentran.
Tú también cariño. Tú también podrías domar al invierno con un pestañeo. Y no solo al invierno, no solo al invierno...
— ¿Eso es bueno?
— No, no lo es. Pensé que la conocía, era mi propia madre. Pero resulta que no.
Mis palmas queman, mi brazos duelen, se mueren por abrazarlo, ahí parado, bajo la luz de la luna, con un porte arrogante y una mirada triste.
¡Hazlo!
No puedo.
Lo necesita.
No lo sé.
Solo hazlo.
Un latido, me acerco a él. Dos parpadeos, mis brazos rodean mi espalda, diez segundos, él pasa su mano por las mías.
Un abrazo por la espalda es lo que al final queda, una gran escenografía nos acompaña en este momento secreto.
No viene nada a mi cabeza para decir, pero no parece ser necesario, todo lo que puede ser dicho está siendo trasmitido físicamente.
— Afortunadamente papá está de vacaciones con Nat, de forma sorprenderte parece estar pasándola bien, no me imagine que durara tanto tiempo fuera de casa.
— Supongo que eso hace que piense menos en este día.
— Espero que sí.
Su voz es suave, como si estuviera arrullando a alguien, no tengo idea de qué tipo de expresión tiene, pero apuesto a que amable, sus manos siguen sobre las mías, sus dedos recorren mis nudillos.
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Si te vuelvo a amar
RomanceHay poco qué decir sobre esta vida, las cosas que pasaron no puedo estar segura si fueron por mi elección. Pero solo puedo estar segura de una de ellas, una decisión que tomé consciente y voluntariamente, si iba a arruinarme la vida qué mejor que fu...