Capitulo 95

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Si tú supieras, en serio, lo que ofreces,

entenderías por qué sigo aquí perdido

entre calles que nunca me acogieron

tratando de agarrarme de todo eso

que no sabes que me ofreces

—y me salva—.

La cara de Neelam es muy linda. Primero pasa por asombro, luego por duda, y luego a felicidad.

— ¿A qué viene eso?

— Voy a patearle el trasero al destino, me va a pagar cada una de las que me hizo, se va a arrepentir de haberse metido con esta chica.

Neelam sonríe en cámara lenta.

— Esa es mi chica.

—Es bueno estar de vuelta.

— ¿Y Kilian?

— No sé —niego con la cabeza— no creo que se una a mi movimiento revolucionario.

— ¿Estás segura?

—No totalmente.

El semáforo cambia verde y sigo.

— Muy bien, primero, debes estar al pendiente de todas las personas que te rodean, sé que probablemente esto no te guste, pero podría ser cualquiera ¿ok?

— Sí —asiento con esfuerzo— lo entiendo.

— Tienes que averiguar si Kilian nos apoya, sé que esto tampoco será lindo, pero tenemos que saber si es nuestro amigo o.... —enemigo— no.

— Sí, lo tengo.

— Y luego vamos a seguir pistas, será riesgoso, va a requerir mucha valentía, pero ¿si puedes, verdad?

— Ahora sí puedo.

— Perfecto. Ahora, tengo una ligera sospecha, y es que puede que Kilian tal vez sepa quién es esa persona.

— ¿Por qué piensas eso?

—Está actuando como esa persona quiere, y la pregunta es ¿cómo sabe lo que quiere? —Asiento— Debe comunicarse de alguna forma como para que lo sepa ¿no?

— Tiene coherencia, y espero que no sea verdad.

— Lo sé —dice— pero es una sospecha.

— ¿Alguna otra?

— Si le hizo eso a Jude es posible que esté dispuesto a dañarte más —me mira con cautela— ¿entiendes eso?

— Claro —siento un nudo en la garganta— pero lo vamos a detener.

— Lo vamos a hacer, Dasha —me sonríe— vamos a patearle el trasero.

++++++++++++++

Voy a la escuela, trabajo, voy a casa y sigo mi rutina cada día. Observo a todas las personas que me rodean, incluso mi psiquiatra me dice que estoy muy paranoica, pero debo tomarme en serio esto.

— Dasha, tienes una llamada.

— Eh, si, gracias ¡Resuelvan el cuestionario de página 26!

Salgo del salón y me dirijo a mi cubículo.

— ¿Diga? —tomo el teléfono.

— ¡Dasha! Cambiaste de celular.

Es Nat.

Si te vuelvo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora