Capitulo 19

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No me des amor que sea limpio y suave.
Estoy listo para cosas más rudas.
No dulces romances, ya he tenido suficientes.

Una mano mueve mi hombro.
-Dasha, despierta -me susurra suavemente.
Lo hago, poco a poco abro mis ojos, como si se estuvieran acostumbrando a esta realidad, no a la de mi sueño, mi hermoso sueño.
—Papá te está hablando, levántate.
Es Peter, espera un segundo, Kilian en mi sueño estaba a punto de decirme algo importante, pero desperté. De repente quiero patear a mi hermano.
—¿Qué quieres Peter?
—Papá te está hablando.
Me levanto. Me duele la espalda, al parecer dormir en el sillón no es tan cómodo, la canción sigue, eso significa que mi sueño no duró mucho, pero para mí, se sintió toda una eternidad.
—Mi dulce Dasha se quedo dormida ¿cansada?— dice papá, aún está bailando con mamá.
—Ya sabes la escuela.
¿Desde cuando la escuela tiene ojos negros?
—Excusas, ven a bailar con tu padre—me sonríe.
—Ug. Ya sabes papá, no se me da tan bien.
Uh uh dejavú.
—Créeme, me vas a agradecer si aprendes ahorita— deja a mamá bailando con Peter y me tiende la mano.
—¿Porqué te lo agradecería?
Su sonrisa se ensancha. Eso significa que es una razón muy buena.
—Cuando estés enamorada, lo sabrás.
Pienso en Kilian. Dudo que a él le guste, lo poco que he visto me hace pensar que no.
Pero bueno ¿porqué rayos pienso en él?
—Ya sabes la respuesta— me murmura mi traicionera mente.
Si la sé, pero prefiero la demencia.
—Cuando llegue ese día, créeme que preferirías que no bailara— le digo a papá mientras me pongo de pie y tomo su mano. Me acerca a él.
—Bruja— susurra en mi oído. Sonrío.
Y sigue la música y el baile. Ese día podría ser perfecto. Casi...
Tomo la hoja de los datos que me dio el Profesor Crawford y marcó al número escrito ahí.
Suena dos veces hasta que alguien contesta. Es una chica.
—¿Diga?
—Buenas tardes ¿Se encuentra Nicolai Vikander?
—¿De parte de quien? —pregunta.
—Soy Dasha Ferguson, la estudiante que aceptó ayudar de la universidad...
—Oh ya sé quién eres —me interrumpe— Permíteme.
Que chica más rara.
—¿Dasha? —es una voz de un hombre.
—¿Señor Vikander?
—Por favor dime Nicolai— su voz suena amable.
—Claro, primero que nada quiero agradecerle por aceptar ayudarme, realmente gracias.
—Espero ser de ayuda.
—Lo es, créame —respondo— Am, no sé qué día esté disponible para que pueda verlo...
—Supongo que ya te urge— dice.
—Si un poco.
—Que te parece lunes, martes, miércoles y te dejo descansar dos días y te veo el sábado.
—Eso sería perfecto ¿Entonces lo veo mañana? Es sábado.
—Claro, aquí te espero como a las 4:00 ¿tienes mi dirección?
—Si, espero poder llegar.
—Yo también, entonces te veo mañana.
—¡Claro!
—¿Y Dasha? —menciona.
— ¿Si?
—Háblame de tu.
Sonrío. La platica con el señor Vikander fue genial, espero que él realmente lo sea.
Llega la tarde, comienzo con la tarea, los finales están cerca así que debo apurarme.
Las fechas, en historia siempre son esenciales, a muchas personas se les dificulta eso, pero a mí se me hacen tan fáciles. Junto con los nombres, acontecimientos, lugares, datos... Todo. Cuando terminó ya es de noche, así que solo ceno y me acuesto.
Interiormente ruego por no tener una pesadilla. Y mis ruegos son escuchados.
—¿Y ahora qué hacemos? —le preguntó mientras veo cómo mece sus pies. Estamos sentados sobre un muelle. Las olas del mar chocan contra él debajo de nosotros.
—Huir— responde.
Pasa su pulgar por mis nudillos, eso lo hace cuando está pensando.
—Estoy cansada de huir.
—Yo también —alza su mirada, se encuentra con la mía—Pero si queremos seguir con vida no tenemos otra opción.
No tenemos otra opción. Casi nunca la tenemos.
—Ojalá todo fuera diferente— mi vista se pierde en la puesta de sol.
—Lo será. Algún día lo será.
Nos quedamos en silencio. Es que son de esos momentos en los que nuestros silencios dialogan. Los que son necesario.
Su silencio me habla, lo conozco tan bien. Sus labios están serios y su mirada es dura, eso significa que está enojado, muy enojado. De hecho creo que la parte más expresiva de su rostro son sus labios. Cuando se estiran ligeramente haciendo que una de sus puntas se alce, quiere decir que está sonriendo. Lo sé, no es una gran sonrisa, pero para mí es lo suficientemente hermosa. Cuando sus labios están apretados es por qué quiere decir algo, pero no puede y lo contiene. Cuando están serios, si su mirada es dura es que está enojado. Cuando solo están serios es que simplemente esta serio.
—¿En qué piensas?— pregunta.
–En tus labios.
Voltea, sus labios se estiran y me alza una ceja. Cuando la alza significa que algo le llama la atención.
—Y dime ¿porqué tus pensamientos están tan concentrados en mis labios?
—Por qué son irresistibles.
—Pues acércate y te demostrare que irresistibles es poco.
Me sonrojo. Y él se empieza a reír. A carcajadas.
Dios. Mío.
En esa risa estoy segura que se han inspirado muchos poemas.
Me da un beso en mi sien.
—Sabes puedo perdonar muchas cosas, todo lo que me ha pasado en la vida me ha hecho menos exigente con la gente, puedo pasar que me mientan o engañen, que sean hipócritas, que me traicionen. Pero nunca podré perdonar que dañen a alguien que yo amo. Nunca.
Su voz es suave. Está abriendo su corazón, y este está sangrando. Quisiera repárarlo con mis lagrimas.
—Saldremos de esta como hemos salido de todas las demás —respondo— El algún día pagará por lo que hizo.
Asiente. Algo que admiro de él es su firmeza, sus conceptos, valores y carácter son firmes, nunca se doblegan. Siempre tiene un gran plan que nos salva. Nunca lo he visto quebrarse, es fuerte por naturaleza.
También es la personas más inteligente. Inteligente emocionalmente, nunca pierde el control, siempre sabe qué hacer.
—¿Nos vamos?— se levanta y me tiende la mano, la tomo y me levanto.
La cortesía es una parte importante de él, también la amabilidad.
Es la persona más noble que conozco.
—¿A dónde?— pregunto.
—Lejos. A donde se fabrican las estrellas— me sonríe. Una real sonrisa.
Sus ojos están contra la luz del sol, no sé si son la parte más hermosa de él, de lejos o cuando hay poca luz se ven negros, te acercas un poco y te das cuenta que son un poco verdes.
Justo ahora, enfrente de mi, siendo iluminados por los rayos del sol no puedo decir si son verdes o azules.
Mi gran enigma.
En su mirada puedo ver sus sentimientos, y ahora, me están diciendo a gritos que me aman.

Mi teléfono suena ¿Qué demonios?
Abro lo ojos, es la alarma, la apago. Estoy en mi habitación, ese hecho casi duele. No estoy frente a frente con él. La ausencia de su mirada sobre mi hace que me de frío. Me siento desprotegida, sola, en el lugar equivocado.
—Dasha... —entra Peter— ¿estás bien?
—No lo sé... —mi voz se quiebra. Lagrimas corren mi mejillas.
—¿Pesadillas?
No.
—Si.
Soñé lo más hermoso del mundo.
—Tranquila —se acerca y se sienta en mi cama— Estoy aquí y nunca te dejare ¿ok?
Asiento. Pero el problema no es que Peter se vaya, sino que siento que alguien ya me dejo atrás.
Kilian.

Es sábado, feliz desayuno familiar me espera, pero mi ánimo no es tan bueno.
Recuerdo todo el sueño. Y te juro que si pudiera, pondría su risa como tono en mi celular.
Necesito a ver a Derian, necesito respuestas. El dijo que siempre le decía que soñaba, tengo que saber si los demás fueron así.
Me levanto y me cambio, al salir tomo las llaves de mi auto.
Toco la puerta. Uno, dos, tres veces, en la cuarta sale un Derian muy despeinado.
—¿Dasha?
—Tenemos que hablar.
—Dime que no vamos a cortar —hace pucheros.
—Calla —entro — dime qué clase de sueños tenía, antes.
Se queda pensando. Y me dice todos, desde el primero, el trailer atropellándonos, el policía, la fiesta, el beso en el auto, todos.
—¿Porqué me los preguntas?
—Es que, he tenido dos, muy raros.
Le digo de que son, cada detalle, cada sensación, cada sentimiento.
—Si —dice— Definitivamente soy diferentes, un poco parecido a algunos, pero creo que estos son más completos, más reales.
—Lo sé, siento que lo conozco más, me siento más cerca de él. Es como mi cerebro fuera una computadora y estuviera descargando información de él. Es tan...
—¿Extraño? —dice.
—No, se siente correcto, bien.
El suspira, tenemos un gran misterio. Luego le digo el por qué no podía dormir, él me abraza, y siento las pesadillas más lejos.
—Tengo que irme —le digo— iré a mi casa y luego con el Señor Vikander.
—Ojalá te ayude.
—Eso espero.
Me voy, decido ir por el camino tranquilo, tengo que atravesar un bosque, es un poco solitario pero el simple hecho de pasar por ahí te hace sentir en paz. Hasta que mi auto se detiene de repente.
Genial.
Intentó arrancarlo, nada. Abro el cofre, todo parece el orden, supongo que es la batería. Suspiro. Estoy a punto de llamar a papá cuando...
—¿Llanta ponchada?
Volteo.
Oh. Santos. Cerdos. Rosados.
Es Illya.
—No, creo que es la batería.
Se acerca al cofre.
—Puede que tengas razón, pero ¿sabes cambiar una llanta?
—Claro, fue uno de los requisitos para que me dieran el coche -sonrío, o es el intento de una sonrisa.
—Me alegro, si no lo sabias hacer estaba apunto de darte un discurso de por qué tienes que saberlo —sonríe.
Uh uh.
—No es necesario —me rasco el brazo.
—Dasha ¿Cierto? —asiento ¡sabe mi nombre!— Vivo cerca de aquí, solo salí a caminar si quieres podemos ir por mi auto y te pasó corriente ¿Vienes?
Me tiende la mano.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Hola! Perdón por los minutos de retraso :D pero ya está aquí! Hecho con amor y cariño :3
Ojalá les guste, gracias de nuevo a todos los que me leen, votan y comentan. Siempre estaré encantada de leer su opinión, así que déjenmela. Espero leer más!
Si les gusto voten. *3*
Ahora el chico en galería es como Kilian luce para mí, no les quiero decir el nombre por qué quiero que ustedes hagan uno en su imaginación, y sean felices con ese :3 cada quien piensa en alguien diferente! Así que el que sea en su mente, ese será.
Gracias por leerme, lo aprecio mucho!
Los quiero ❤️

Si te vuelvo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora