Por mucho veneno que tengas en los labios, tengo yo más vida que los gatos.
Cuelgo el celular, mis dedos tiemblan, Kilian me mira con ojos expectantes.
— ¿Quién era? —pregunta con un poco de miedo.
—Era... —mi voz sale quebrada, me aclaro la garganta— es el esposo de Nat, ya va a nacer.
—Pero... —se queda pensando— todavía falta para los nueve meses —Kilian se está alterando poco a poco.
—Parece que será prematuro.
Asiente, veo como el pánico comienza a burbujear.
— Tu papá sigue en casa de Nat, ve al hospital y yo voy por él.
Está paralizado, no me dice nada.
— ¡Kilian! —le grito.
— Eh... no. Vamos los dos por mi papá y luego al hospital.
Miro el reloj.
—No nos va a dar tiempo, hay que separarnos y hacemos todo más rápido.
— No quiero —su lado caprichoso sale.
—Mira, si quieres voy por tu papá, lo dejo y te alcanzo en el hospital.
—No.
Arg, voy e perder la paciencia, lo juro.
— Entonces ¿qué quieres, Kilian?
Pasa su mano por su cuello y luego talla su cara.
—Quiero que vayas conmigo.
Ay.
— Ya te dije que allá te alcanzo —respondo.
Mira hacia abajo.
—No quiero llegar solo, estoy asustado —no ve mis ojos, mira sus manos.
¿Quién se niega a eso?
—Bueno, apúrate, tenemos que ir por tu papá rápido —me doy la vuelta y camino a la salida.
Sonrío por alguna extraña razón.
Vamos y dejamos a su papá, que en realidad está muy alterado, Kilian lo pudo manejar aunque él en su interior este peor.
— Cuida a mi hijo —me dice Nicolai cuando nos despedimos.
No sé exactamente a qué se refería, en todo caso, se supone que Kilian me cuida.
— Haré lo mejor que pueda —respondo no muy segura.
Sin embargo eso lo tranquiliza y me da una linda sonrisa.
Subo al auto, Kilian está muy nervioso como para conducir así que me deja las llaves.
— ¿Qué te dijo papá?
Reviso mis espejos y salgo.
—Que vayamos con cuidado.
Kilian mira por la ventana.
—Típico de papá.
— ¿Cómo te sientes? —le pregunto.
—No sé, me siento... raro.
Sonrío, está asustado.
Casi no hay tráfico, las mañanas donde todo el mundo está de vacaciones son especialmente tranquilas. Cuando ya casi llegamos al hospital Kilian se pone aún más nervioso.
— Todo va a salir bien —le doy las mejores de mis sonrisas.
Solo asiente.
Llegamos al estacionamiento, apago el motor y Kilian sigue adentro, mirando la ventana.
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Si te vuelvo a amar
RomanceHay poco qué decir sobre esta vida, las cosas que pasaron no puedo estar segura si fueron por mi elección. Pero solo puedo estar segura de una de ellas, una decisión que tomé consciente y voluntariamente, si iba a arruinarme la vida qué mejor que fu...