A fin de cuentas, el amor es una madre en la puerta de un colegio diciéndole a su hijo "al menos dime quién te ha hecho eso".
Pero yo nunca te delataría.
Mi cuerpo me duele, me duele en mis huesos que me haya dejado en ese bosque, pero ahora está aquí, en frente, viéndome con esos ojos tan preocupados, cómo si le hiciera contener el aliento hasta mi próximo suspiro.
Y regreso a la realidad.
— ¿Kilian? —mi universo aun no puede comprender que se halle al pie de mi cama mirándome de esa forma.
— ¿Estás bien? —se aclara la garganta.
—Estaba soñando... —su cara se congela antes de que termine de hablar.
—Te veo abajo.
Se pone de pie y me vuelve a dejar sola, en mi habitación.
Después de gruñir, enojarse, gritar, llorar, lavarme la cara y peinarme, bajo.
Kilian está teniendo una plática agradable con Jude, mamá le ofrece de comer, todos están en la mesa, riendo, pero yo no escucho nada.
— ¿Dasha?
Miro a papá, me arrepiento de hacerlo, cuando sus ojos me ven se da cuenta que algo va mal.
— ¿Estás bien hija?
— Sí, solo desperté de una pesadilla —mis ojos se encuentran por un segundo con los de Kilian.
— Menos mal que solo es un sueño —dice papá con toda la inocencia del mundo.
Pero eso me destroza, porque sé que pasó, sé que la mirada gélida de Kilian en el bosque es la misma que me dio en el cuarto hace unos minutos.
— Trata de no llegar tarde, cariño —mamá me habla, parece que ya sabe que vamos a ir, pero no tengo idea.
Reviso mi celular y me encuentro con los mensajes de Kilian.
Vamos a ir a cenar con el esposo de Nat, sería incómodo para mi ir solo con ellos ¿me acompañas? Tu compañía me sería un placer.
¿Dasha? ¿Estás ahí?
...
Llego en diez minutos.
Vaya, no me esperaba esa invitación.
Kilian se despide diciendo que ya nos tenemos que ir, luego de que yo haga lo mismo, salimos y me encuentro caminando con él hacia el auto.
— ¿Tu papá no quiso ir?
— No —un fantasma pasa por su cara.
— ¿A dónde vamos?
— A casa de Nat.
No luce muy hablador, hoy.
— ¿Qué tal tu día? —le pregunto.
—Bien, hoy salí temprano de clases.
Suspiro, no puedo controlar sus cambios de humor.
Llegamos a su casa, es linda, acogedora, e inmediatamente sus perros me atacan con una serie de lamidos, cuando logro llegar viva adentro me topo con su marido, parece una persona misteriosa.
— Qué gusto verte de nuevo, Dasha.
— Lo mismo digo —he olvidado su nombre, soy terrible.
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Si te vuelvo a amar
Roman d'amourHay poco qué decir sobre esta vida, las cosas que pasaron no puedo estar segura si fueron por mi elección. Pero solo puedo estar segura de una de ellas, una decisión que tomé consciente y voluntariamente, si iba a arruinarme la vida qué mejor que fu...