He visto a personas decir que ya no esperan nada de nadie, pero sus ojos reclaman que esperan de regreso a alguien.
Hablo con Derian pero no me puedo sacar eso de cabeza, aunque podría ser una tontería, ese olor se encuentra en dónde sea que haya árboles y polvo, pero todas las cosas que suceden alrededor me tienen hecha un lío. No quiero dejar de confiar en las personas que confío sólo porque me siento un poco paranoica. Decido que le diré a Derian todo cuando haya resuelto mi conflicto interno, y espero que sea pronto.
Camilla, ella es mi otra sospechosa, que según Neelam no cuenta, ya que únicamente desconfío de ella porque estoy celosa, y sí, puede que la odie un poco por eso, pero hay algo en ella, en su mirada... que me hace sentir que es esa persona.
Y por último está Nat, el ser más dulce y parlanchín que conozco, me apoyo desde el principio, ella se acercó a mí, y siempre estuvo dispuesta a ayudarme ¿eso la hace alguien sospechosa? Puede que la actitud que tuvo hacia Kilian antes de que pasara lo de su papá sea un indicio... pero no, ella se me hace alguien demasiado buena como para hacer algo así.
Y hay más, podría ser Ilya, Ariel, Bastian, Alana, Peter, la madre de Derian, mi psiquiatra, uno de mis tíos, Roth, incluso el mismo Neelam.
Me siento atrapada, estoy jugando una partida que ya sé que perderé, no hay tengo ningún indicio de nada, cualquier persona podría serlo, y eso es asfixiante, y lo comienzo a sentir. Sube desde mis pies hasta mis pulmones, mi corazón late fuerte, quiero gritar y no puedo, el aire es muy denso para respirarlo.
Me agarro de un poste e intento respirar, tener pensamientos positivos.
Todo va a estar bien, tú puedes con esto, sólo hazlo, una respiración a la vez. Consigo una respiración y completa y me concentro en la siguiente.
Los latidos de mi corazón hacen tanto ruido en mi mente como mis palabras.
Tranquila Dasha, no tienes de qué preocuparte, encontraras a esa persona, lo harás, en esta vida lo harás.
Comienzo a calmarme.
— ¿Estás bien? —una chica se acerca a mí y me pregunta.
Me lleva unos segundos responder.
— Sí. Lo estaré en unos segundos, gracias.
— ¿Necesitas algo?
— ¿Me ayudas a sentarme? —le digo.
— Claro —es pequeña, pero es muy fuerte, me toma del brazo y cuando me doy cuenta ya estoy sentada.
Mis piernas se sienten como gelatina, justo ahora podría quedarme dormida en la banqueta, el agotamiento después de esto es impresionante.
El humo de mi mente se comienza a desvanecer.
— ¿Vives cerca de aquí?
Ella sigue aquí, no lo había notado.
— Sí.
Mis pulmones se están acostumbrando a tener respiraciones normales, mis latidos comienzan a tomar el ritmo habitual.
— ¿Quieres que te lleve?
La miro, tiene una cara muy dulce, y no se ve como alguien malo. Las personas más malas no lo parecen, me dice mi mente.
Lo que sea, me siento mal y quiero llegar a mi casa.
— ¿Puedes hacerlo?
— Claro, si me ofrecí es porque puedo.
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Si te vuelvo a amar
RomanceHay poco qué decir sobre esta vida, las cosas que pasaron no puedo estar segura si fueron por mi elección. Pero solo puedo estar segura de una de ellas, una decisión que tomé consciente y voluntariamente, si iba a arruinarme la vida qué mejor que fu...