Si te vuelvo a amar

Capitulo 81

Te vas así, como vienes.

Sin golpear, pero golpeando.

Sin estar, pero quedándote.

Sin querer, pero dejándome.

Ese sonido que hay después de que estuviste cerca de una explosión fuerte, zumba en mi oído, desaparezco de este mundo, mi mente no vuela, no se va por otro lado, simplemente se queda en blanco, destrozada, soy un caos, uno que apesta a pólvora y sangre.

Mis lágrimas se secan, mis ojos se quedan vacíos, mi corazón bombea agua, todo lo que importaba ahora carece de importancia. Me siento llena de dolor y al mismo sin ningún sentimiento, se los trago la explosión.

Hasta que me da frío, es la primera sensación que reconozco después de la nada, y mi pecho se llena de él, copos de nieve cubren las ruinas de mi corazón.

Esta oscuro, me abrazo a mí misma y camino hacía el hospital, no esta tan lejos como pensé, o perdí la capacidad de sentirme cansada.

Cuando llego todo es un desastre, mi familia está en la sala de espera, reconozco a algunos de mis tíos, las voces me suenan lejanas.

— ¡Dasha!

Alguien dice mi nombre, pero no quiero ver quién es, no quiero enfrentarme a la realidad.

Mi hermano está muerto.

— ¡Dasha!

Camino hacía el pasillo.

Veo a mamá, esta de cuclillas, papá a su lado la está abrazando, está destrozada, su pecho sube y baja, los ojos de papá están rojos, entonces todos mis sentidos regresan a la realidad.

Mamá solloza tan fuerte en el hombro de papá, él llora silenciosamente.

— ¡Dasha! —esa es la voz de Derian.

La realidad me absorbe y me lastima, entonces suenan las alarmas, se suben las barreas, hago un agujero y entierro esa caja, mi corazón se vuelve de piedra y mis manos heladas.

— ¿Dónde estabas? —me dice Derian, tiene un terrible cara.

Su cara me lastima, entonces cómo si el dolor fuera un virus lo elimino y no siento nada cuando lo miro tan devastado.

— Necesitaba estar sola — ¿en serio esa es mi voz? Sonó tan vacía, tan aburrida, monótona.

— Tu familia te necesita —me dice.

A Peter lo están abrazando mis tíos, mamá se sigue derrumbando en el hombro de papá.

Mi familia está rota.

— Lo sé.

Derian frunce el ceño.

— ¿Estás bien?

— No lo sé —mi voz no se quiebra, se mantiene estable.

Derian me mira raro.

— ¡Oh, Dasha! —mamá me escucha y se lanza a abrazarme.

Entonces mi cerebro se encuentra en conflicto porque no sabe qué hacer, así que mete más morfina.

Los ojos de papá me queman, poco a poco alzo los brazos y le doy un abrazo incómodo a mamá.

Ella solloza.

Y algo se quiebra en mí.

Siento como las lágrimas quieren emerger, pero no, me niego.

No sientas, no sientas, no sientas, no quiero volver a sentir y entonces, no siento nada.

Se sella todo por fin, nada entra o sale de esa caja.