My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo]

Capítulo 4

Narra Adam

—Entonces hoy tendrás ¿una cita? —cuestionó el rubio.

Nos encontrábamos en mi hogar, desayunando un bol de cereal con leche. Tras el show de anoche, él se había quedado a dormir en la habitación para invitados de la planta baja, únicamente con bóxers, al igual que yo. Era algo cotidiano en nosotros y bastante cómodo.

—No es del todo una cita —aclaré, con algo de cereal en mi boca, para después pasarlo—. Es como una forma de agradecimiento, ¿entiendes?

James sonrió, negando con la cabeza.

—Algo me dice que es más que sólo eso —indicó.

Uní mis cejas, frunciendo el ceño, extrañado.

—¿Qué insinúas? —pregunté—. Apenas le conozco.

—Eso es lo que menos importa —señaló—. Tú no invitas de la nada a cualquier chica para cenar contigo si no sientes un mínimo de atracción por ella. Simplemente, no lo haces.

—Te he dicho ya que es en recompensa por...

—¿Ayudarte? —me interrumpió, soltando un bufido—. Bien podrías haberle dado algo de dinero por eso, no invitarla a salir. —Tragué duro. James se irguió sobre su asiento y me observó detenidamente—. Sé honesto conmigo. ¿Sientes algo, por mínimo que sea, hacia ella?

Permanecí callado, pensándolo un momento. ¿Sentía algo por Jessica? No podía negar que era bastante linda y nada desagradable, a decir verdad. Era muy distinta a cualquier chica con la que hubiera salido antes. No le conocía lo suficiente como para afirmar si me gustaba o no, pero no podía negar la atracción que comenzaba a sentir. Ayer en el club se veía realmente encantadora y su sonrisa me atrapaba por completo. James me conocía bien, yo no invitaría a alguien a salir sólo porque sí, mínimo debía tener cierta conexión con esa persona. Y con Jessica la sentía, de alguna extraña manera.

—De acuerdo —dije al fin—. Puede que sólo me atraiga un poco —confesé.

—Ahí está —acertó James, triunfante—. Lo sabía.

—Pero no es nada serio, ¿sí? Aún no estoy seguro de salir con alguien de nuevo. Menos si es alguien no reconocido públicamente. Sabes lo que Jordan opina respecto a eso.

—Creía que te importaba un carajo la opinión de Jordan. Tú siempre has hecho lo que se te antoja —señaló burlón.

—Sí —admití—. No suele importarme demasiado. Pero es buen manager. Como sea, debo ver cómo resulta la cita de hoy y si vale la pena llevarle la contraria. Además... —Tomé el plato y bebí el resto de leche que quedaba en él, para dejarlo de nuevo sobre la mesa. Carraspeé—. Como te lo he mencionado, no estoy seguro de salir con alguien formalmente de nuevo. No he superado del todo el rechazo de Behati.