My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo]

Capítulo 52

Terminamos de preparar el pay y en cuanto lo sacamos del horno, fui a mi habitación a cambiarme para tomar un baño.

Me duché de manera rápida y entré a mi cuarto inmediatamente, cerrando la puerta tras de mí.
Mi conjunto de la noche ya se encontraba en la cama, seleccionado. Éste consistía en un pantalón negro, una camisa blanca, un saco rojo y unos tacones negros. Para complementar, únicamente tendría como accesorios una bolsa del color de mi pantalón y un collar dorado.

Humedecí toda mi piel para después empezar a vestirme. Una vez terminé de colocarme todas las prendas con excepción de los accesorios, comencé a peinarme. Me haría un peinado semi recogido ideal para la ocasión.
Tras tardar un momento en éste, me apliqué el maquillaje combinandolo con todo lo que llevaba puesto. Finalmente me rocíe perfume por todo el cuerpo.
Al terminar esta acción, se escucharon unos leves toquidos llamando a la habitación.

—Adelante —anuncié, contemplandome en el espejo, cerciorandome de que todo estuviera en su lugar.

Adam se adentró un tanto dubitativo y volvió a cerrar la puerta tras de sí.

—Creí por un momento que habías vuelto a caer dormida —aseguró con una sonrisa ladeada—. Te tardas una eternidad.

Sonreí. Él se acercó más, viéndome con detenimiento y examinandome de arriba a abajo. Se detuvo tras de mí y nuestras miradas se cruzaron a través del espejo.

—Te ves increíblemente hermosa —afirmó sonriendo—. Es decir, siempre te ves genial, pero esta vez te lusiste, en serio.

Yo sonreí tras su alago. Tomé el collar que había dejado frente a mí. Entonces se lo otorgué a Adam.

—¿Podrías colocarmelo? —le consulté, recogiendo mi cabello y llevándolo para un costado.

—Encantado.

Éste pasó el collar enfrente de mí, para terminar por abrocharlo atrás.

Tras colocarmelo, ambos nos miramos a través del espejo, sonrientes. Sin embargo, Adam comenzó a acariciar mis hombros por debajo del saco, retirandolo levemente. Entonces, agachó su cabeza a mi cuello y comenzó a depositar pequeños besos a lo largo de él.
Yo cerré los ojos para disfrutar de la placentera sensación.

Adam fue retirando cada vez más el saco hasta dejarlo caer sobre mis codos, sin ir directo al piso aún. Continuó lamiendo más mi cuello y mi respiración comenzó a volverse ya un poco más agitada por esa simple acción. Era increíble como podía provocarme tantas sensaciones y deseos con tan solo besar mi cuello.

Suponía a donde quería llegar Adam con esto y, a decir verdad, yo también lo deseaba. Así pues, me giré para quedar frente a él.
Éste tomó mi rostro entre sus manos y unió nuestros labios en un lento, y después, apasionado beso. Saboreabamos nuestros labios con ferocidad, succionando la lengua del otro.

Yo comencé a acariciar su abdomen por debajo de su camisa. Primero desabroché uno y luego dos botones, yendo de abajo hacia arriba. Él no tomaba paso a seguir con nada más, pues seguía dedicándose a besarme de esa manera tan única y deliciosa, que solo él podía lograr.

Cuando estuve por desabrochar el tercer botón de su camisa, pese a que yo lo único que deseaba era arrancarsela por completo, la puerta de la habitación se abrió repentinamente; por lo que Adam y yo nos separamos al instante.

—Perdón —se disculpó Valentina—. ¿Interrumpí algo?

Adam y yo nos volteamos a ver apenados ante la situación, sin embargo, decidimos fingir que nada ocurría, aunque nuestra ropa nos delatara.