Capítulo 13

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Narra Jessica

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Narra Jessica

Salimos del restaurante y nos dejaron en nuestro hogar, nos despedimos de ellos y apenas pasó un minuto que cerré la puerta cuando me llegaron varios mensajes de texto.

Christina: ¿Y?¿Qué ha pasado?¿Te ha contado algo?

Rodé los ojos ante su insistencia.

Jessica: No demasiado, está tomando un par de horas extra para cubrir algunas deudas que tiene pendientes, no te lo ha querido decir para no preocuparte con eso, ha estado algo estresado.

Tardó un segundo en responder.

Christina: De acuerdo, aún me resulta algo extraño, pero supongo que tiene sentido.

Jessica: Sabes que él nunca te haría algo así, solo dale un poco de tiempo y seguro después te contará todo.

Christina: Lo sé, tienes razón, gracias por preguntarle.

Le envié un emoticón de un gatito mandando un beso y cerré la conversación, fui a mi habitación a cambiarme de ropa y ponerme una cómoda pijama, pues no pensaba salir en lo que quedaba del día. Me dirigí a la recamara de Valentina, quien se encontraba coloreando en el piso, me senté junto a ella en silencio y comencé a ayudarle. Le encantaba hacer esto, dibujar y colorear, su mayor admiración había sido su abuelo, se sentaba junto a él cuando estaba pintando algún cuadro y podía pasar horas ahí viéndolo, cuando él murió fue tan repentino para todos que incluso ella pensó que se había marchado un par de días, hasta que fue el velorio y esa noche aún sin comprender del todo lo que era la muerte, no paró de llorar hasta quedar dormida sobre mi hombro.

Pasaron unos minutos hasta que sonó el timbre de la entrada y me paré a abrir.

—¿Dave? —cuestioné sorprendida—. ¿Qué haces aquí? Han sido varios días sin verte. —Me hice a un lado para dejarle pasar.

—Bueno, sabes que pedí la incapacidad y no he salido mucho de casa desde entonces —contó mientras tomábamos asiento en el comedor—. Prácticamente paso mi día frente a la tele o el computador viendo series o distrayéndome con algo en internet. No me quejo, se agradece el descanso, pero se ha vuelto aburrido.

—Me lo imagino —aseguré con un resoplido—. ¿Cómo ha estado Alison?

—Bien, hemos pasado más tiempo juntos estos días, a veces paso a recogerla al trabajo y vamos a comer por ahí, de hecho, justo he venido aquí por ella.

Alcé mi ceja inquisitiva, queriendo saber a lo que se refería.

—¿Qué tengo que ver yo? —pregunté confusa.

—Su cumpleaños está cerca y tengo un par de cosas ya preparadas para ese día, pero me gustaría que me ayudaras con un detalle —dejó un segundo de silencio—. Un poema.

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora