Capítulo 75

112 11 12
                                    

Por lo visto, Ed era quien se encargaba de atender a quienes nos encontrabamos sentados en los taburetes, mientras que otros tres meseros atendían el resto del local. Vaya suerte de que me hubiera tocado él como mesero.

—Aquí está tu orden —me informó tras esperar otro momento y dejar el platillo frente a mí—. Enseguida traigo tu refresco.

—Está bien —me limité a responder.

Tomé los cubiertos y comencé a cortar mi trozo de carne para llevarlo a mi boca. Observé como Ed atendía mientras tanto a otras personas. Se veía un poco más amigable atendiendo a los demás, incluso sonreía de tanto en tanto. 

—Ten tu Coca —me otorgó tras un momento, forzando una sonrisa.

—Gracias.

Se alejó nuevamente, atendiendo a más personas. Yo comía, a propósito, con lentitud, esperando a que la barra se desocupara un poco, para así poder conversar con Ed. Cuando me percaté de que por lo menos unas tres personas se habían marchado ya y él se encontraba sólo, recargado contra un pilar, sin hacer por el momento nada más, alcé mi mano.

—¿Qué sucede? —me consultó al llegar hasta mí.

—Quisiera otra Coca —le solicité, mostrándole mi envase de vidrio vacío.

—Claro. Enseguida.

No tardó demasiado, pues en cuestión de un minuto, ya se encontraba entregandome una botella de Coca Cola llena y abierta.

—Gracias. —Asintió y antes de que se apartara de nuevo, volví a hablar—. ¿Hasta que hora trabajas? —le consulté, queriendo no ser tan directo con respecto a lo que realmente quería saber.

—Salgo a las nueve —me informó, frunciendo el ceño.

—¿Trabajas todo el fin de semana? —cuestioné.

—Algunos, en otros descanso —explicó—. ¿Por qué deseas saberlo?

—Por nada —respondí, fingiendo inocencia—. Trabajas demasiado.

—Bueno, no todos tenemos la vida solucionada con el simple hecho de cantar algo y ganar los millones —respondió, con una sonrisa maliciosa.

Solté una pequeña risa frustrada y llevé un trozo más de carne a mi boca. 

—También fui mesero —indiqué—. No siempre he tenido la vida solucionada —aclaré en un susurro.

—No tienes idea de lo mucho que me importa —respondió con sarcasmo—. Si me permites... —dijo, para proceder a marcharse.

—¿Cuánto tiempo llevas saliendo con Jessica? —inquirí al fin.

Ed sonrió y retrocedió el único paso que había dado para volver su vista hacia mí.

—No creo que deba importarte —señaló burlón—. Tu ya tienes a esa chica. ¿Para que quisieras saberlo?

—Por simple curiosidad.

—Claro. —Soltó una risa frustrada y rascó su nuca—. Te daré un consejo. Deja a Jessica en paz. No sabes por lo que ha pasado. Tu sólo le has cagado más la vida.

—Sé tanto de ella como tú —me defendí, viéndole fijamente—. Incluso más.

—El hecho de que hayan sido pareja no significa que se conozcan completamente bien —protestó—. Estoy seguro que ella sabe más de ti que tu sobre ella. Porque eres tan egocéntrico que seguro no parabas de alardearte en su relación.

—Pruebame —le reté—. Preguntame algo que creas que yo no sepa.

Ed resopló, meditó un segundo lo que me diría, para después hablar.

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora