Capítulo 54

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Narra Jessica

El llanto que se escuchaba en el panteón era desgarrador. Los lamentos de la familia de Robert y familiares de Christina eran de tal sufrimiento, que a cualquiera que los escuchase le partirían el alma.

Había pasado tan solo una semana de aquella oscura navidad. Así es, por la noche sería Año Nuevo y, honestamente, no nos importaba. En realidad, a quién le importaba recibir un nuevo año cuando una de las personas más importantes de tu vida se había marchado apenas unos cuantos días atrás.

Había pasado toda la semana recordando viejos momentos que pasé con Robert y, cada que lo hacía, las lágrimas comenzaban a brotar sin poder ser detenidas. No me imaginaba, en absoluto, si yo me sentía de tal manera, cómo se sentiría Christina al haber perdido a su esposo con el que llevaba cinco años de matrimonio y, prácticamente, toda su vida siendo amigos. Pero mi preocupación principal, era Cassie. Christina le había contado de la manera más sutil posible lo que había sucedido y ella rompió en llanto. Le consoló el hecho de saber que su papá seguiría observándola y cuidándola desde el cielo. Pese a eso, ya no tenerlo todos los días junto a ella como solía ser siempre, debía ser un golpe muy duro para una niña de esa edad.

Valentina, por su lado, también había sufrido la muerte de Robert, quizas no demasiado como quienes lo conocíamos desde hace años, pero sí bastante.

Ahora, yo abrazaba a Adam con fuerza y él acariciaba mi cabello mientras observábamos la despedida de Robert en su tumba. Sus padres pronunciaron unas cuantas palabras, continuó Christina y luego Cassie. Ellas dos nos hicieron llorar a todos los presentes de una manera increíble. Christina contó lo buen padre y esposo que había sido. Compartió los sueños de ambos. Y saber que ya estos no podrían cumplirse, era algo decepcionante.

Sin previo aviso, el sacerdote que se encontraba al pie de la tumba de Robert, me llamó para que me acercase.
Yo le miré inquisitiva, mas Adam dijo que fuera. Solté a Valentina de la mano y limpié las lágrimas que tenía en mi rostro.

—¿Si? —le cuestioné al padre.

—¿Gustaría decir algunas palabras antes de que procedamos a enterrarlo? —consultó, otorgandome el micrófono que apenas hacía un segundo él sostenía.

—Bueno, pues —dubité, y ahora mi voz se escuchaba en todo el lugar. Todos los presentes me miraban con curiosidad—. ¿Qué decir que no se haya dicho ya? —comencé—. Todos tenemos muy en claro que Robert era la persona más pura y honesta que uno pudiera conocer. Un amigo excepcional —recalqué—. El hecho de asimilar que ya no esté ahora con nosotros es muy difícil. Yo simplemente no... No puedo —dije con la voz quebrada—. No puedo creer que él ya no esté más. No puedo con esta sensación de vacío que crece en mi interior cada que su recuerdo vuelve a mi mente. Simplemente no puedo aceptar que alguien como él ya no esté aquí. —Más lágrimas comenzaron a inundar mis ojos y un nudo gigante se formaba en mi garganta—. Siempre te recordaré por lo generoso que fuiste conmigo. Siempre permanecerás en mi corazón como ese gran amigo, inigualable que fuiste. Siempre serás una parte de mi vida que nunca olvidaré. Te quiero Robert, y siempre lo haré —finalicé, rompiendo en llanto.

Le devolví el micrófono al sacerdote y éste me agradeció. Volví junto a Adam y Valentina. Ambos me hundieron en un fuerte abrazo y yo sollosé aún más.

Prosiguieron a enterrar la tumba. Me dolía mucho el pecho en este momento. Todos los días la había pasado fatal y éste era el peor. No podía con este sufrimiento. Era demasiado para mí. Ni siquiera podía mostrar resistencia frente a Valentina. Debía de hacerlo para no preocuparla de más, pero sencillamente no podía.

—Amor —susurró Adam en mi oído, una vez me calmé un poco más—. ¿Te encuentras mejor?

Yo asentí débilmente, soltando un débil jadeo.

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora