Desperté y lo primero que vi fue la hora en mi teléfono. Las 9:00 am. Me levanté en cuanto antes, tenía que ir al hospital a llevarle de almorzar a Christina y Robert. Ellos habían pasado toda la noche ahí, pues a Robert lo dejarían salir hasta el día de hoy. Cassie, por su parte, vino conmigo y, pese a que se resistió a no abandonar a su papá, al final conseguí convencerla.
Me vestí de manera rápida, tomando las primeras prendas que tenía a la mano. Un pantalón de mezclilla entallado azul cielo, unos tenis blancos junto a una playera y sudadera sport. Después me dirigí al baño para limpiar mi rostro, ponerme un poco de maquillaje y sujetarme el pelo en una coleta alta. A continuación, fui directo a la cocina y saqué unos cuernitos para rellenarlos de jamón, queso amarillo y queso asadero derretido. Al momento de girarme para sacar los ingredientes que llevaría el almuerzo express, vi a Valentina en la puerta de la cocina. Apareció tan repentinamente que me provocó un susto.
—Hija, por favor, evita sorprenderme de esa manera —le pedí, llevando una mano a mi pecho.
—Lo siento, pero te vi muy concentrada —se disculpó, un poco apenada.
—Sí —respondí mientras sacaba del refrigerador lo que necesitaría—. Tenemos que irnos al hospital lo más pronto posible. Hay que recogerlos a las diez. Y tengo que pasar antes por la silla de ruedas que me prestará mi mamá. Quizás le pida a Ed que nos lleve.
—Entiendo... —comentó Valentina, dejando un silencio suspensivo—. ¿Crees que podamos hablar un momento, mamá?
—Estoy algo ocupada —anuncié al tiempo en que abría los cuernitos por la mitad—. Pero dime qué pasó.
—¿Qué le pasa a Robert?—interrogó—. Sé que soy algo pequeña para comprenderlo todo, pero al menos me doy cuenta de que algo no esta bien. ¿Qué le sucede, mami?¿Mi papá lo lastimó?
Suspiré y solté el cuchillo con el que estaba cortando los cuernitos. Cerré los ojos un momento, pensando de qué manera contarle a Valentina lo que sucedía. En ocasiones me sorprendía su inteligencia al notar o percibir cuando algo pasaba, cuando algo no andaba bien. Suponía que era la madurez que adoptó desde chica al enterarse de que Alexander la había abandonado. E incluso me preguntaba si había hecho lo correcto al contarle eso.
—Tienes razón. No se encuentra del todo bien, hija —admití al fin, girandome a verle.
—¿Qué pasó? —interrogó inmediatamente.
—Tu papá lo lastimó. Ambos pelearon y salieron heridos. Ahora Robert tiene su torso lastimado y posiblemente dure en cama como un mes o dos —informé.
Ella agachó la cabeza tristemente, luego volvió a mirarme.
—¿Es todo lo que le sucede?—quiso saber.
—No —musité—. Tiene una enfermedad del corazón. Y hay que pagarle una cirugía. Eso es lo que le preocupa a Christina, no tiene dinero suficiente para ello.
—Yo puedo ayudar —se ofreció al instante—. Puedo vender algunos de mis juguetes para ayudarles con un poco de dinero.
—No mi amor. No quiero que hagas eso —dije, acercandomele y poniendome de cuclillas frente a ella, mientras acariciaba su cabello—. No quiero que vendas tus juguetes. Nosotros buscaremos la manera de conseguir el dinero que se requiere. Pero tu no venderás nada, ¿vale?
Ella asintió ligeramente, a lo que yo besé su frente.
—¿Adam te ayudará con eso? —cuestionó de forma dulce e inocente.
Se me formó un nudo en la garganta al tener que hablar de él nuevamente. No había podido dormir bien pensando en el estado de Robert y en mi situación sentimental con Adam. Incluso le llamé una única vez, pero al segundo tono me arrepentí y colgué la llamada antes de que contestara. Creí que era mejor esperar un poco más de tiempo y que todo se tranquilizara, a marcarle por simple desesperación.
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My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo]
Fanfiction~Mi corazón está abierto~ [Corre el riesgo conmigo, no te arrepentirás. Un "no" más y te creeré. Me iré y te dejaré ser. Y esta será la última vez que me dirás que no.] Jessica ha tenido muy malas experiencias en el amor, para empezar, tiene una...