Capítulo 63

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—... Voy a ser padre.

James me miraba con cierto odio y decepción al mismo tiempo. Frustrado, comenzó a caminar por la habitación, aumentando mi nerviosismo respecto a lo que opinaba.

—Di algo —le pedí—. Por favor.

—¿Qué quieres que te diga? —inquirió con frialdad, deteniéndose a mirarme fijamente—. La has cagado, Adam. La has cagado demasiado.

—Eso ya lo sé —argumenté—. Pero dame algún consejo, no lo sé, algo que me ayude.

—¿Pretendes escucharme ahora? —cuestionó burlon—. Pero ese día te dije que no hicieras nada de lo que te arrepintieras y te valió. Te valió un carajo.

—Lo siento —dije con un nudo en la garganta, comenzaba a desesperarme—. No pensé lo que hacía.

—Vaya que se nota —expresó. Permanecimos un momento en silencio, hasta que James soltó un resoplido y continuó—. ¿Y ahora? ¿Tienes idea de lo que harás?

—He hablado ya con Behati de esto —comuniqué—. Me haré responsable del bebé, de eso no hay duda. Pero yo... Lo que no sé es como recuperar a Jessica.

—Perdona que te lo diga hermano —dijo James—. Sabes que suelo ayudarte con esos líos amorosos pero dudo que este tenga una solución. Jessica no te perdonará semejante infidelidad —aseguró y algo más se rompió dentro de mi—. Además ahora tienes un problema mayor.

—¿Crees que no lo se? —inquirí ofendido.

—Creo que no te das cuenta de la magnitud del problema en que estás metido —afirmó—. Podemos tratar de resolver lo de Jessica después, pero eso no es lo que importa ahora. Importa cómo se lo dirás a Jordan, cómo lo darás a conocer o qué explicación racional que no sea "me acosté con ella por despecho y ahora tendremos un hijo", darás a la prensa.

Medité un segundo lo que James acababa de decirme. Tenía razón, como siempre. Debía concentrarme ahora en las explicaciones que daría y no pensar, por el momento, en Jessica. Eso ya lo solucionaría más tarde.

—De acuerdo —dije finalmente, rehusado—. ¿Alguna sugerencia?

—¿Para Jordan o para los medios?

—La que quieras, sólo dame una sugerencia —imploré.

James acarició su barba pensativo. No importaba la seriedad de este asunto, cuando el plumón aun seguía en su piel y hacia parecer todo aun más gracioso, por lo que no pude evitar soltar una pequeña risa. Él se giró molestó y estampó una almohada en mi rostro.

—No es momento para burlas —aseguró—. Estoy pensando en qué podemos hacer. O mejor dicho, qué harás tú —se corrigió—. La regañada de Jordan es definitiva, eso te lo aseguro.

Resoplé frustrado, permaneciendo en silencio unos instantes.

—Tienes que decírselo hoy —dijo convencido—. No podemos dejar pasar más tiempo esto. Es mejor buscar una solución ahora y, querramos o no, él es el único que puede decirnos que hacer con todo este asunto.

—¿Crees que renuncie? —cuestioné con temor.

—Honestamente, no tengo idea —afirmó—. Dios mío Adam, ¿Por qué tenias que cagarla tanto? —inquirió frustado.

—Oye, ya me ha quedado muy en claro que soy un imbécil, un idiota y que he cometido el peor error de mi vida —puntualicé—. No es necesario que me lo repitas más veces. Hasta yo mismo me torturo con ello. Ocupo sólo un mínimo de apoyo, ¿no lo crees?

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora