Capítulo 11

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La luz del Sol dando sobre mi rostro me hizo despertar, abrí los ojos lentamente y parpadeé un par de veces hasta acostumbrar mi vista

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La luz del Sol dando sobre mi rostro me hizo despertar, abrí los ojos lentamente y parpadeé un par de veces hasta acostumbrar mi vista. Miré hacia un lado y ahí estaba Adam aún dormido, tardó un par de segundos en despertar y observarme con sus lindos ojos verdes, sonrió.

—Buenos días —saludó soltando un bostezo y yo le devolví el gesto.

—Buenos días.

Ambos regresamos nuestra vista al frente, pues contemplar la salida del Sol en Los Ángeles era un espectáculo digno de admirar; sin embargo, había olvidado algo, y al recordarlo me giré inmediatamente a Adam.

—Valentina.

Con esa palabra bastó para que los dos nos levantáramos enseguida, recogimos todo y lo metimos al maletero para después tomar nuestros asientos y partir camino a la ciudad. Valentina seguro estaría asustada al no haberme encontrado cuando despertó. Revisé la hora, eran las siete y media, si nos dábamos prisa alcanzábamos a llegar a tiempo para llevarla a su escuela e ir yo a mi empleo.

Llegamos faltando diez minutos para las ocho, Adam había conducido lo más rápido posible, pero el tráfico por la mañana había sido un problema. Bajé de inmediato del auto y entré a la casa, buscando a mi hija.

—¿Val? —cuestioné, mas no recibí respuesta—. ¿Valentina, dónde estás?

En eso, salió Ed de su habitación, provocándome un pequeño sobresalto al no esperar verlo aquí.

—Dios, Ed, ¿qué haces aquí? —pregunté, llevando una mano a mi pecho por el pequeño susto—. ¿Dónde está Valentina?

—La he llevado hace un rato al colegio —respondió y suspiré aliviada—. La pregunta aquí es, ¿dónde estabas tú? He venido por la mañana para preguntarte si querías un aventón a tu trabajo, Valentina estaba asustada porque no te encontraba en ninguna parte, ¿la has dejado toda la noche sola?

—Sí, bueno... —resoplé y volví a tomar un poco de aire—. Es un poco complicado de explicar ahora, te lo diré después, tengo que ir ya a la estética si no quiero tener más problemas con mi retraso.

Fui a mi habitación y tomé un par de prendas de ropa para cambiarme en el camino, junto con mi cosmetiquera portátil de maquillaje y mi bolso de mano, para salir del cuarto.

—Puedo llevarte y en el camino me cuentas lo que ha pasado —me ofreció.

—Muchas gracias, pero me llevará alguien más. —Se escuchó el sonido de un claxon afuera, seguro ya me había entretenido demasiado tiempo—. Debo irme, gracias en serio por llevar a Valentina y hacerte cargo de ella, te debo una. —Deposité un beso sobre su mejilla—. ¿Cierras tú la casa? —Asintió.

Sonreí y salí enseguida para subirme en los asientos traseros del auto de Adam, tenía vidrios polarizados y eso me era muy útil ahora. Arrancó el vehículo, mientras yo comencé a cambiarme tras su asiento, un momento después, mientras el auto esperaba en un semáforo rojo y yo estaba sólo con sujetador y poniendo con esfuerzo mi pantalón, Adam me observaba por el espejo retrovisor con una sonrisa pícara.

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora