Capítulo 82

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3 meses después...

Inicio de semana. Honestamente, había estado más pesado de lo que imaginaba. Teníamos bastante trabajo y no comprendía el por qué. Estábamos a finales de mayo, lo que significaba que aún no era época de graduaciones como para que se nos juntara tal cantidad de gente en la estética. Lo único bueno sería que nuestra ganancia aumentaría, pero eso significaba también mayor cantidad de estrés.

—No podré soportar otro día más así —declaró mi amiga, agotada, dejándose caer sobre una silla, tras haber finalizado con las personas. 

—Ve el lado positivo —hablé—. Al menos cobraremos más esta semana.

—Una ganancia extra por joderse un día como hoy, no nos vendría mal —opinó Arthur. 

—Tienes razón —aceptó mi amiga—. Pero detesto que la tarada de allá no haga un carajo y nos lo deje todo al resto —indicó, señalando a Scarlett, quien, efectivamente, apenas y había atendido a un par de personas.

Arthur y yo nos encogimos de hombros, otorgandole la razón.

—Bueno, ya le conoces —afirmé—. Por cierto, ¿entonces será hoy?

—¿Hoy que? —inquirió Arthur, desconcertado.

—Sí. Hoy iremos a cenar las dos —le informó Christina—. Tengo algo importante que decirle a Jessica. Ya te enterarás después. —Guiñó un ojo, a lo que Arthur asintió.

Así, terminar de guardar mis cosas junto a Christina, nos dirigimos a recoger a las niñas de sus respectivas escuelas, para  partir a su hogar. Durante la tarde dejaríamos a las pequeñas con mi mamá, debido a la noticia que Christina quería darme. No tenía idea de lo que podría ser, pero al parecer era algo relevante para mi amiga, tanto que, incluso, iríamos a un restaurante donde ella invitaría la cena, todo solamente para decirme lo que sucedía.

—Le has dicho ya a Ed que quizá llegues más tarde a tu casa hoy, ¿verdad? —cuestionó mi amiga, conduciendo hacia la escuela de Cassie.

—Sí. Hoy tal vez ni siquiera nos veamos —informé—. Aunque sigo sin comprender por qué no me puedes decir lo que sucede más temprano. ¿De verdad tiene que ser hasta las ocho y media?

—O incluso hasta las nueve —indicó—. Ya verás por qué tanto misterio.

Resoplé y bajé el vidrio del vehículo, debido a que me estaba acalorando demasiado. Ya estábamos casi por iniciar mayo y hacía un calor bastante insoportable.

Hacía ya poco más de tres meses de la última vez que había visto a Adam. Ese día en el Echo Park aún no lograba sacarlo de mi mente, preguntándome si realmente había tomado la mejor decisión.

—Yo... —tartamudeé—. Yo lo siento, Adam.

En eso ví cómo su semblante cambió. Había destrozado su corazón con esas simples palabras, pues eran más que suficientes para que entendiera de lo que hablaba. Me era muy difícil para mí hacer esto, pero me había guiado principalmente por mi sentido común y lo moralmente correcto, ignorando por completo lo que mi corazón realmente deseaba.

Sonrió de medio lado y con el dorso de su mano, enjugó sus ojos.

—Está bien —aceptó—. Tienes tus motivos para preferirle. Yo... solo espero que ustedes dos puedan ser muy felices juntos. —Sentí mis ojos humedecerse al presentir que esta era nuestra despedida final—. Cumpliré mi promesa, eso tenlo por seguro. No volveré a meterme en lo suyo. Pero antes, quiero que sepas que siempre serás lo mejor de mi vida. Siempre serás la mujer a la que más he amado y que creo que siempre lo haré. —Solté un pequeño sollozo, cubriendo mi boca con la palma de mi mano—. Adiós, Jessica.

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora