Capítulo 53

137 15 166
                                    

Narra Christina

Cuando vi que Robert cayó, quede perpleja. Me costó unos segundos reaccionar y tomar el teléfono para marcar a una ambulancia. Mis manos temblaban de desesperación al marcar cada dígito. Cuando contestaron, rápidamente les comenté lo que sucedía y colgué la llamada. Me giré de nuevo a observar a mi querido esposo, sostenido aún por Adam y Ed intentando, en bano, que reaccionase.

—¿Qué te han dicho? —cuestionó mi padre, quien ahora se encontraba auxiliando a Robert.

—En unos segundos mas llegan —musité—. ¿No responde?

Mi padre negó con un leve movimiento de cabeza y enseguida mis ojos se inundaron de lágrimas, amenazando con salir. Me acerqué con cautela hacia Robert y lo contemplé. Se veía aún vivo, como si únicamente hubiera caído en un sueño del cual despertaría pronto y, esperaba, fuera así.
Ed y Adam continuaban tratando de hacerlo reaccionar, incluso, Adam le dio respiración de boca a boca, pero siguió sin responder.

Sentía como mi corazón se encogía a cada segundo que pasaba. Perdía las esperanzas de que Robert siguiera vivo y eso me alteraba completamente. Hasta que, finalemente, escuché una sirena afuera de la casa.

Fui enseguida a abrir la puerta y los paramédicos entraron de inmediato. Rápidamente lo subieron a la camilla y de ahí a la ambulancia. Yo subí enseguida con él. Acordé con los demás, vernos en el hospital. Pude echar un vistazo a todos de manera rápida y ellos se mostraban igual de preocupados que yo. En especial Jessica, quien también mantenía sus ojos cristalinos al observar todo lo que ocurría.

Enseguida se cerraron las puertas de dicha ambulancia y los paramédicos comenzaron con su trabajo. Tomaron aquellas máquinas de electroshock y comenzaron a darle descargas eléctricas. Notificaban todo a través de una radio al hospital.
Mientras tanto, los nervios me consumían. No podía asimilar que todo esto estuviera pasando ahora. Me costaba asimilar que Robert no despertaba, ni mostraba indicios por hacerlo.

Fue entonces, cuando al cuarto electroshock, abrió los ojos y respiró con profundidad. Sentí un inmenso alivio y finalmente derramé las lágrimas que había estado conteniendo, sin embargo, ahora eran de felicidad.

Los paramédicos trataron de calmarlo al ver la desesperación en su rostro. Éste giró a todos lados, hasta que me vio a mi y sonrió. En ese momento, se tranquilizó y sus músculos se relajaron. Yo no podía parar de llorar al volverlo a ver abrir los ojos de nuevo. Todo se había sentido tan cerca...

Llegando al hospital, bajaron a Robert enseguida y yo descendí al final. Los paramédicos lo llevaron corriendo por la sala a urgencias. Mientras tanto, yo tenía que permanecer en la sala de espera, por órdenes del doctor. Vi a Robert una última vez y acaricié su mano, ambos sonreímos y él se perdió por el pasillo.

De alguna manera, sentía un alivio el haberlo visto despertar, sin embargo, eso no garantizaba nada, pues podría volver a caer. No sabía con exactitud qué era lo que había sucedido. Por una parte, recordaba su enfermedad, más ésta no tendría por qué haberle provocado tal desmayo.

Me senté en una de las sillas, impaciente porque me notificaran algo nuevo respecto al estado de mi marido. Un momento después, escuché numerosos pasos y me giré a observar. Eran todos ellos, quienes no habían demorado nada en llegar. La única persona que no veía era a mi madre, quien imaginaba se había quedado cuidando de las niñas.

—Christina —dijo Jessica, apenas llegó hasta mí—. ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo está Robert?

—En la ambulancia despertó —informé y enseguida todos soltaron un pequeño suspiro de alivio—. Pero se lo han llevado a urgencias, para analizar que es lo que sucedió. No he sabido nada desde entonces.

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora