Capítulo 67

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—¿No contestarás? —quizo saber Ed al contemplar como yo permanecí únicamente observando el teléfono aún vibrante en mi mano.

—No —respondí decidida, colgando la llamada y dejando el celular sobre la mesa.

Sin embargo, fue cuestión de segundos para que éste volviera a sonar. Al intentar tomarlo de nuevo, Ed lo hizo antes que yo y vio el nombre del contacto, con una mueca de disgusto.

—¿Aún te sigue llamando? —cuestionó.

—Realmente, desde que lo vi en la estética, esta es la primera vez que lo hace —le informé.

El teléfono volvió a dejar de sonar en la mano de Ed y éste me lo entregó de nuevo. Por un momento había creído que contestaría por mi. Pero no. Él no era así. No haría algo sin mi autorización.

—Bueno —habló rascando su nuca. La situación se había vuelto un poco incomoda después de esto—. Creo que debería irme. ¿Quisieras que quedemos más tarde?

Estaba indecisa en qué responder debido a que casi nos habíamos besado. Estaba dejándome llevar en ese momento, o al menos eso intentaba. Me había olvidado por completo de la existencia de Joe y eso estaba realmente mal. Quería aclarar mis sentimientos, sí; pero no ilusionando a dos personas al mismo tiempo. Sabía que eso solo ocasionaría su sufrimiento.

—No creo que sea algo correcto —admití.

—¿Por qué lo dices? —preguntó curioso—. No le veo el lado malo.

—Porque... —Tragué duro antes de decirle—. Estoy saliendo con alguien más.

Su mandíbula se tenso en ese momento, tras escucharme decir aquello. Al parecer, él creía que finalmente podíamos tener una oportunidad, y no lo culpaba, yo también lo habría pensado si la situación fuera al revés. Pero ante todo ahora estaba Joe. Y tendría que respetarlo, aunque lo nuestro fuera todavía algo informal.

—Entiendo... —dijo, levantándose de su silla—. Creo que entonces lo mejor sería que me marchara.

—Ed... —Intenté hablar, pero éste me interrumpió.

—No digas nada. Yo... Soy un idiota, lo siento. Creí... Hace un momento creí que tu tal vez sentías lo que yo, pero veo que confundo muy fácilmente las cosas —Soltó una risa frustrada—. Perdona si te incomodé, o si te he puesto todo más difícil. Me dejo llevar fácilmente estando junto a ti y ahora que sabes lo que siento, no pienso bien lo que hago y actuo por impulso. Así que lo siento, yo... Mejor me voy.

Y dicho esto, salió de la casa. Me levanté enseguida de mi asiento para seguirle, pero él ya había entrado a su hogar. Resoplé y cerré la puerta con fuerza. Todo era tan confuso ahora...
Me senté frustrada en la silla de nuevo y el sonido de mi celular volvió a hacerse presente. De nuevo era él, así que preferí apagar el aparato y lanzarlo al otro extremo de la mesa.

Mi mente era un caos. Y mi corazón peor aún. Los rostros de ellos tres no dejaban de aparecer frente a mis ojos.
Adam. Ed. Joe. Adam. Ed. Joe. Adam...
¡¿Qué carajos estaba pasándome?!
Me estaba volviendo loca, definitivamente. No podía seguir con esta situación.

Y así, transcurrió una semana. Sí, una semana completa llena de encuentros con Joe y Ed. Mientras con Adam únicamente tenía llamadas perdidas que no pensaba responder. Unos cuantos mensajes que dejaba en mi whatts app que solo leía y no contestaba, tales como:

"Soy un idiota y me merezco todo el mal trato del mundo. Merezco que me ignores. Sí, lo merezco. Incluso desearía que me abofetearas por lo imbecil que he sido. Pero estaría dispuesto a hacer lo que sea con tal de recuperarte."

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora