Capítulo 71

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Narra Jessica

—Entonces hoy irán a Beverly Hills —aseguró—. Que lindo.

—Es lindo —confirmé con un pequeño suspiro—. Ayer llegó con un par de frappés para ambos y un chocolate para Valentina.

—Tienes suerte, Jessica —afirmó—. Quien diría que Ed terminaría siendo alguien tan importante para ti. Además Valentina le adora. ¿Qué más pides?

Sonreí. Tenía razón. Ed había sido sin duda, mi primer golpe de suerte después de todo lo sucedido.
Me estiré un momento y vertí un poco más de vino en mi copa. Para después, volver a acomodarme en el sillón, junto a mi amiga y seguir cambiando al televisor, sin encontrar un programa específico para ver.

—¿Qué hora es? —le consulté.

—Cerca de las seis —me informó, revisando la hora en su teléfono.

—Debería llamarle ya a Valentina —aseguré.

Enseguida, con algo de flojera, me levanté del sofá y caminé hasta el cuarto de Cassie. Ambas se encontraban jugando al "Adivina quién". Un juego que Christina le había dejado a Cassie bajo el árbol por Navidad.

—Valentina —le llamé y ella se giró a verme—. Es hora de irnos. Recuerda que saldremos con Ed.

—Oh cierto —respondió sonriendo, levantándose del piso.

Con un ademán, se despidió de Cassie y después ambas nos despedimos de Christina, para así salir después y regresar a nuestro hogar.

Al llegar, lo primero que hice fue tomar una ducha rápida. Saliendo, de inmediato, comencé a arreglarme. Si bien el plan de Ed era que subieramos a una bicicleta, no debía de llevar entonces ningún vestido o falda, por lo que opté por unos jeans de mezclilla claros, una blusa blanca y encima una camisa a cuadros rosada. Por último, me coloqué mis botines café. Valentina, de igual manera, decidió cambiarse, pues tenía el uniforme puesto, por lo que tomó algún conjunto lindo que tenía guardado y se lo colocó.

Apenas estuve lista, llamaron a la puerta, por lo que corrí a abrirla. Me encontré con un Ed sonriendo de una manera totalmente encantadora.

—¿Vamos de una vez? —inquirió alzando una ceja.

—Por supuesto que sí —aseguré sonriente.

Narra Christina

Empezaba a oscurecer cuando apenas y me dispuse a pararme de enfrente del televisor. Había permanecido ahí desde que Jessica se había marchado, pues no tenía más cosas por hacer. Desde que Robert se había ido, me había quedado con un gran vacío en mi vida. Ya nada me entusiasmaba. Y, aunque trataba de disimular muy bien esa tristeza, no siempre solía resultar.

Me levanté y fui a ver lo que Cassie se encontraba haciendo. Dormía. De hecho, lo hacía la mayoría del tiempo desde la pérdida de su papá. Era, de alguna manera, su forma de afrontar el dolor.

Suspiré y entonces me dirigí a la cocina. Tenía bastantes trastes por lavar. Así pues, tomé un mandil para no mojarme la ropa que llevaba puesta y me dispuse a enjuagar los platos y vasos que ahí se encontraban. No sin antes, poner un poco de música a un volumen bajo para llenar el espacio vacío.




—Ya he llegado, cariño —anunció Robert, llegando hasta mí y abrazándome por la cintura—. ¿Qué has estado haciendo?

—Sólo limpiando un poco —afirmé sonriente—. ¿Quieres que te sirva algo de comer?

—Puedo hacer eso yo solo, amor —dijo, dándome un beso en la mejilla y apartándose de mi—. Sabes que no importa lo agotado que regrese, siempre trataré de ayudarte con algo. Lo que sea. —Fue al refrigerador y sacó un toper lleno de albóndigas—. Yo me caliento esto, tu no te apures. Más tarde, te ayudare a dar una pequeña sacudida al televisor. —Sonrió y metió el toper al microondas, digitando el número para calentarla y presionando el botón de "Inicio"—. ¿Cassie ya se ha dormido?

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora