Narra Jessica
—¿Su... padre? —tartamudeé, siendo eso lo único que pude formular
La directora asintió.
—Pero, ¡¿cómo pudo permitir que él se llevara a mi hija?! —dije histérica, levantándome de mi asiento—. No debería haber hecho eso sin mi autorización. Podría demandarla.
El semblante de la señora Rivers se volvió serio. Mis últimas palabras la habían dejado atónita. Ahora, ella meditaba muy en serio lo que diría a continuación.
—Por lo que veo. —Se retiró sus gafas y las colocó en el escritorio con cautela—. Cometí un error. De acuerdo, asumiré mi culpa. Pero antes. —Tragó saliva y soltó un resoplido—. Si puedo ser de ayuda en algo, dígamelo. La apoyaré.
—No sé que hacer ahora —chillé frustrada—. No sé ha donde se la ha llevado ni que pretende con ello.
—¿Dónde vive el padre de Valentina? —indagó.
—Me dijo que llevaba un mes en Los Ángeles —recordé—. Pero no permanecería con ella aquí, sería demasiado fácil encontrarla...
En eso una idea vino a mi mente. Una posibilidad prometedora.
—Canadá —musité—. Se la ha llevado a Canadá —afirmé en alto—. Joder, ya debieron abordar el avión. Me será imposible detenerlo.
—Quizas aún no —habló la señora Rivers—. Aún puede intentar contactarlo. ¿Tiene su número?
—Creo que sí.
Saqué mi teléfono del bolsillo. Había llegado a hablar con Alexander durante el tiempo que pasamos juntos y, en una ocasión, me brindó su número de teléfono; así acordaba con él sobre las visitas a Valentina. Si bien, no lo había guardado en mis contactos, al menos debía tenerlo en mi registro de llamadas.
Finalmente encontré su número, o al menos, el único número en mi historial sin registrar. No lo dudé ni un segundo y pulsé el botón de llamada. A los dos tonos, respondió.—Jessica —dijo con voz suave—. ¿Qué tal todo?
—¿Dónde metiste a Valentina, imbécil? —pronuncié con desprecio.
—Hey, tranquila. Está aquí conmigo —aseguró—. A punto de subirnos al avión. Estamos ya formados en la fila de pasajeros.
—¿Por qué haces esto? —dije con la voz quebrada.
—No puedo decirte mis motivos ahora —dijo—. Pero imagino que tu ya los sabrás.
—Si fue por lo que pasó ese día...
—Esto no tiene nada que ver con ese día. Al menos, no totalmente —me interrumpió—. ¿En verdad no lo sabes?
—¿Saber qué? —pregunté con rabia.
Al otro lado de la línea se escuchó un resoplido.
—No tengo tiempo para explicaciones —espetó—. Un vuelo nos aguarda. Te llamaré en cuanto esté allá.
—No, Alexander. Espera.
Pero éste ya había colgado la llamada. Intenté volver a marcarle pero no respondió.
—¿Y bien? —cuestionó la directora.
—Ya están abordando el avión —musité—. No sé lo que él pretende que haga para recuperar a mi hija.
Pasé mis manos sobre mi rostro, frustrada. ¿Qué se supone que tenía que hacer? Él ya no respondería a mis llamadas, solo quizás hasta que llegara a Canadá. Y ahí, ¿qué? ¿Cómo viajaría yo hasta Canadá para recuperar a Valentina? O mejor dicho, ¿como haría que Alexander me la devolviera? Mi cabeza estaba a punto de estallar entre tantos pensamientos.
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My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo]
Fanfiction~Mi corazón está abierto~ [Corre el riesgo conmigo, no te arrepentirás. Un "no" más y te creeré. Me iré y te dejaré ser. Y esta será la última vez que me dirás que no.] Jessica ha tenido muy malas experiencias en el amor, para empezar, tiene una...