Capítulo 60

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—Tenemos que hablar —aseguró en voz baja.

Al instante lo reconocí. Me giré a verle y enseguida sentí que todo se venía abajo. Se veía tan mal. No tenía esa sonrisa radiante ni contagiaba esa alegría de siempre. Al contrario, se le veían algunas ojeras, una mirada perdida y su rostro totalmente desmoralizado. Por un instante, sentí unas ganas inmensas de abrazarle, pero debía tratar de mantenerme firme, joder. No debía ser tan sensible ante él.

—No quiero hablar contigo —dije con la voz quebradiza.

Acto seguido, me levanté de mi lugar y tomé mi bolso, dispuesta a marcharme.

—Por favor —imploró—. Jessica, no tienes idea de cuánto lo siento.

—No me interesa saber si estas arrepentido, triste o como te sientas —admití—. Me engañaste. Y eso no tiene perdón.

—Quería decirte antes, yo... —resopló frustrado—. No pensé lo que hacía. Yo... Fui un idiota.

—Oh, claro que lo fuiste —aseguré.

—Nunca quise hacerte daño —musitó—. No quería que lo nuestro... Nosotros...

—Ya no hay un nosotros, Adam —afirmé al borde del llanto. Me dolía demasiado hacer esto, pero era lo correcto. Yo no era, ni mucho menos, el juguete de alguien—. Ayer terminó todo. No quiero volver a saber nada más de ti. Así que por favor, déjame sola.

Lo empujé a un lado y salí de ahí. No quería mirarle de nuevo, así que avance decidida, sin tener un rumbo bien definido.

Era cierto que lo quería de vuelta. Quería regresar el tiempo y volver a estar junto a él. Pero si algo había aprendido de mi relación con Alexander, era que yo no estaba para ser una segunda opción. Yo no tenía por qué soportar una infidelidad. Por más que doliera, sabía que yo valía mucho más y podría salir adelante sola.

Las lágrimas comenzaron a brotar y yo las limpié con el dorso de mi muñeca. Iba tan perdida en mis pensamientos, que de repente choqué con alguien.

—Lo siento —me disculpé, sin verle muy bien.

El sujeto me sostenía de ambos brazos, por lo que impidió que siguiera adelante. Entonces levanté mi rostro y le vi.

—Jessica —dijo con suavidad y, a continuación, instintivamente, le abracé.

Ed me apretó con fuerza y me deshice en sus brazos. Sollocé y él acarició mi cabello, intentando tranquilizarme. Me dolía alejarme de Adam de esta manera. Quería tenerlo de nuevo junto a mi, pero lo que hizo no era cualquier cosa que se perdonara con facilidad.

Inhalé profundo y me separé de él. Ed pasó su dedo por mi mejilla húmeda. Yo le sonreí.

—Gracias —musité.

—¿Qué te sucede? —interrogó en un susurro.

—No es nada —mentí, forzando una sonrisa.

—Jessica, sabes que puedes contarme lo que sea. Siempre te apoyaré.

—Lo sé. Es solo... —Volví a inhalar profundamente y solté el aire, tranquilizandome—. Adam y yo ya no estamos juntos. Eso es todo.

—Lo lamento —sopesó con una mueca—. ¿Quisieras hablar de ello?

—No creo que ahora sea el mejor momento.

—Vamos a comer algo —ofreció—. Te invito.

—¿No tienes que trabajar? —le consulté.

—Aun me queda una hora libre antes de entrar. No te preocupes por eso.

—De acuerdo —acepté.

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora