15 (Primera Temporada)

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Frecuenté los ensayos por una semana, y terminé ayudando no solamente a Bruno sino que también a otros miembros del elenco. Me saqué fotos bailando con todos los actores principales,
y cuando las lleve a la escuela, todo el mundo se murio de envidia. Nacho y Gonzalo se desvivían por llamar mi atención. Y si antes, el problema era encontrar un pretendiente, ahora el problema era decidir quien sería el elegido.

- No lo dudes. ¡Quedate con los dos! - Me aconsejaba Paula, como si eso fuera la cosa más natural del mundo. La miré impresionada por su sugerencia.

Durante esa semana no dejé que Bruno denscansara y todo era para garantizar que aprendiera correctamente la coreografia. Cuando llegábamos a casa, seguíamos ensayando pese a sus constantes reclamos de cansancio o desánimo.

Como siempre fui tratada por él como hermana, teníamos toda la intimidad y complicidad que envuelven una relación fraternal. Entonces, era muy común tocarnos o tener alguna proximidad física. Pero por lo menos, para mí, las sensaciones que ese toque despertaban no tenían nada de fraternal.

Una noche, Bruno me pidió que aprovecharamos los ensayos para ayudarlo a practicar una escena de la película. Al principio no encontré ningún problema y acepté. Pero al agarrar el guión y leer de lo que se trataba, me maldije a mí misma por haber aceptado. Era una escena escandalosamente romántica, con diálogos llenos de doble sentido entre su personaje y el de la chica que era su compañera de baile. Leí todo completamente horrorizada, imaginando cómo podría sobrevivir a todo eso.

A pesar del temor, traté de memorizar el texto lo mejor que pude. Entonces, cuando él me agarró de la cintura estaba tan tensa que decidí no mirarlo a la cara. Mirar sus ojos sería demasiado fuerte para mí en ese momento.

- ¿Lista? - Preguntó Bruno mientras empezábamos a movernos.

- Si. - Respondí nerviosa.- Pero no te olvides que no soy actriz, así que no esperes ningún desempeño que sea digno del Oscar.

- Está bien, es solamente un
ensayo.- Respondió él, riéndose de mi nerviosismo, lo cual me dejo irritada.

Bruno permaneció en silencio por un instante y, entonces, empezamos la escena. Me imprisioné al ver lo mucho que su postura y tono de voz cambiaron al incorporarse a su personaje.
Una vez más, se hacía evidente para mi que él era talentoso. Traté de hacer mi parte lo mejor que podía mientras nuestro diálogo proseguía.

- "¿Por qué no aceptas esto de una vez? ¿Por qué seguis escapando
de mi?"- Bruno empezó a repetir lo que decía el texto.

- "No lo entendes y jamás lo vas a entender."- Respondí

-"¿Cuándo vas a entender que fuimos hecho el uno para el otro?" - Siguió diciendo él.

- "Sabes que no podemos. Puede ser peligroso, muy peligroso."

- "Mirame" - Pidió él.

En realidad quién lo pedía era su personaje, pero en ese momento yo no podía separar realidad de la ficción. Cuando Bruno con delicadeza tomó mi mentón, haciéndome erguir la cara y finalmente mirarlo, casi me desmaye por todas las emociones que él representaba a través de una mirada desesperada y enamorada.

- "¿Qué queres de mi?" - Dijo Bruno en un susurro. - "¿Cuánto tiempo más voy a poder soportar esta tortura?"

- "Yo... Vos.."- Traté de buscar las palabras que me faltaban pero era imposible.

Había perdido completamente la poca concentración que me quedaba. Mi mente entró en un colapso y mi cuerpo estaba temblando. Ese texto, la interpretación intensa y vibrante de él, sumada a nuestra aproximación física me desarmaron. Sentí que mis barreras se desarmaron y las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro, en un llanto sofocado.

- ¿Mica? - Volvió a hablar Bruno, utilizando su tono normal de voz en cuanto fruncía el ceño.- ¿Qué pasó? ¿Por qué estás llorando? - Yo no podía decir nada, apenas seguía llorando. Él tenía su mirada preocupada y después acarició mi pelo. - ¿Qué pasó? Decime, por favor.- Siguió insistiendo él.

- Lo interprestasté tan bien que me emocioné.- Fue lo único coherente que se me ocurrió responder en ese momento. Su mirada se suavizó y su mirada preocupada desapareció

- Sos sensible, Mica.- Dijo sonríendo. Su voz era como una caricia suave en mis oídos.

Bruno acarició cariñosamente mi mejilla con la punta de sus dedos como si fuera a decir algo más, y me quedé ahí esperando por lo que vendría. Pero repentinamente me soltó, formando así una distancia razonable entre los dos.

- Pienso que estás cansada porque fue un día difícil mejor paramos por hoy. ¿Está bien?

Yo apenas asentí con la cabeza y Bruno se acercó nuevamente para darme un beso rápido en la mejilla. Cuando lo percibí, él ya se había ido y me quedé sola.

En el último día de ensayo, Bruno ya estaba bailando sin errores. Por supuesto que no era un bailarín profesional, pero por lo menos se defendía aceptablemente. Llegamos a casa aquella noche y fui directo a tomar un buen baño. Confieso que estaba exhausta porque fue una semana muy pesada desde lo físico y emocional. Comi rápido y fui directamente a la cama y me dispuse a leer una revista. Pero Bruno apareció...

- ¿Estoy interrumpiendo
algo?-Preguntó parado en la puerta

- Podes pasar - Respondí mientras seguía leyendo la revista distraída.

- Solamente quería agradecerte por todo lo que hiciste por mi durante esta semana.- Dijo caminando hacia mi dirección

- No fue nada. Estoy segura que hubieses hecho lo mismo por mi- Dije cerrando la revista cuando él se paró a mi lado

- Si, pero quería agradecerte de una forma especial. - Dijo alegre y me mostró un envase parecido al de una crema dental.

- ¿Qué es eso?

- Crema corporal relajante. ¡Te voy a agasajar con un masaje en los
pies!- Respondió sentándose en mi cama

- ¿Qué? - Pregunté confundida.- No hace falta, Bruno.

- No seas boba, es lo mínimo que puedo hacer. - Insistió colocando mis pies encima de sus piernas
cruzadas. - Ahora relajate y aprovecha. ¿Estás relajada?

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora