70 (Segunda Temporada)

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Maratón 5/6

Narra Micaela:

Nos habíamos reconciliado hace dos días. Así como nuestro amor renacía, la naturaleza también nos sorprendía. Milagrosamente, el tiempo mejoró permitiendo que pudieramos circular como quisieramos. Pero a mi ya no me importaba más que el tiempo mejorara o empeorara porque todo lo que importaba era que Bruno y yo estabamos juntos nuevamente. ¡Juntos y felices como nunca!

¡Su cuarto era como nuestro nido de amor! Como venía pasando, en ese día, él se levantó temprano para cumplir con sus tareas en lugar mientras yo seguía acostada en la cama, envuelta en frazadas.

Pero no deje que saliera sin antes darle un abrazo fuerte y un beso. Su boca tenía gusto a pasta dental y yo adoré sentir ese sabor refrescante.

El beso comenzó siendo suave, pero a medida que proseguía fue siendo más urgente. Sentía que sus manos me tanteaban por debajo de la sabana y creía que era mejor que me alejara.

— ¡Vas a llegar tarde de nuevo!— Alerté cuando pude separar nuestros labios.

— ¡Va a valer la pena! — Dijo apurado e iniciando otro beso de aquellos.

— ¡El abuelo va a venir hasta acá y se va a enojar con vos! — Insistí empujándolo a Bruno gentilmente. 

— ¡Él ya fue joven y sabe como son esas cosas!

— ¿Qué cosas?

— ¡Querer hacer el amor con su esposa antes de irse al trabajo!— Respondió mientras se acostaba al lado mio. ¡Solté una buena carcajada con esa declaración tan sincera!

— Más tarde, Bru. — Hablé entre risad.— El reloj que está ahí dice que el tiempo ya se terminó.

Escuchamos un golpe en la puerta. Seguido por la voz del abuelo.

— ¡Ya me estoy yendo, Bruno!

— ¡Mierda! — Exclamó saltando de la cama y volví a reirme— ¡Ya me tengo que ir!

Y dandome un último beso rápido, Bruno finalmente se fue...

**********

Narra Bruno:

Me fui, teniendo en la mente la última visión de Micaela en esa mañana. Su cara colorada, ojos somnolientos, el pelo suelto y esparcido en la cama y esa sonrisa tan linda que podía derretir mi corazón.

Salí de casa con un muy buen humor. Finalmente, todo parecía estar bien. Micaela me había perdonado sinceramente. Más que eso: ella no creía más en la posibilidad de mi traición. Afirmó con seguridad que había algo en su interior que le decía que yo era inocente.
Me sentía aliviado y muy agradecido por su voto de confianza. Pero tenía que confesar que todavía tenía dudas.

El recuerdo de ese despertar con Sofía, desnuda a mi lado, todavía estaba grabado en el fondo de mi retina. Yo no podía olvidar y eso me dejaba loco. Quería creer que era fiel, quería sentirme fiel.

Todavía, esa escena me dejaba una inmensa duda. Cada detalle de lo que había visto en ese cuarto de hotel me atormentaba.

Sacudí la cabeza, intentando alejarme de esos pensamientos sombrios. Lo importante era que Micaela estaba de vuelta en mi vida y yo no permitiría que nada ni nadie nos alejara nuevamente, ni mis propios demonios personales.

Volví a acordarme de la imágen de ella en la cama en esta mañana. Inmediatamente, me sentí mejor.

¡Necesitamos otra luna de miel!— Pensé animado.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora