66 (Segunda Temporada)

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Maratón 1/6:

Narra Paula:

— ¡Pau, tu proyecto de top model ya te está esperando! — Informó Ezequiel al pasar por la puerta de mi cuarto.

— ¡No seas envidioso! — Reprendí antes de que se alejara del todo.

Mis hermanos no se cansaban de molestarlo a Paio con esa cuestión de ser modelo. Principalmente, después de avisar que antes de enfermarse, había hecho unas fotos para una línea de ropa deportiva masculina.
Cuando él me lo contó, creía que era algo maravilloso, una excelente oportunidad para enriquecer su carrera. ¡Era una marca muy conocida!

¡El resultado del trabajo no podría haber quedado mejor!
Él encarnó a la perfección el jugador de voleyball lanzando la pelota sobre la red; el tenista haciendo su saque y el jugador de fútbol corriendo por el campo.  Esta última fue una completa sorpresa para mí. ¿Se pueden imaginar lo que es salir a la calle y ver que la foto de tu novio está por todos lado? Cuando lo vi, me olvidé hasta con quien hablaba por celular. Me detuve y me quedé admirando la foto. Situación que se repitió con casi todas las chicas que pasaban por ahí, lanzando miradas descaradas de deseo. Una de ellas, la más osada, le llegó a comentar a su amiga lo siguiente:

¡Que espectáculo! ¡Ya sé lo quiero pedir de regalo para mi cumpleaños!

— ¿Queres que te regalen un conjunto deportivo? — Retrucó la otra, frunciendo el ceño.

— ¡No! — Respondió la chica haciendo una mueca ante la ingenuidad de su amiga. — Quiero al modelo de ese conjunto.

¡Todo bien! Yo sabía que tener un novio lindo sería siempre un desafío. Pero ahora también era famoso y ese desafío se pontencializaba.
A pesar de que yo era bastante segura, tengo que confesar que me sentía tentada de decirle a esa dupla, en cuestión, que ese modelo era solamente mío.

Si antes me preocupaba por lo que vestía, ahora mi cuidado tenía que ser el doble. Quería estar impecable para evitar comparaciones y críticas maliciosas.
Podía no ser una Aishwarya Rai, una famosa y hermosa actriz hindú, pero mostraría que tenía estilo, buen gusto y personalidad de sobra. Tardé un poco más de tiempo en arreglarme porque tenía que estar perfecta. Paio tendría que esperar un poco más de tiempo. Esperaba que el resultado compensara el retraso.

Me arrglé el pelo unas veces más, me puse unos aritos, me pasé un poco de labial en los labios y me levanté para mirarme por última vez en el espejo. Usaba un pantalón de jean, botas negras, una linda blusa con detalles dorados en el pecho. Creía que era mejor que no usara nada en el pelo, ya que mi tapado tenía capucha con una piel felpuda alrededor. Me sentía satisfecha con el resultado y, dando media vuelta, salí del cuarto.
Bajé las escaleras con pasos firmes. Paio me esperaba en el último escalón con una gran sonrisa.

— ¡Estás hermosa! — Elogió y salté en sus brazos. Él me sustentó con facilidad.  

Lo abracé por el cuello y después le di un beso. ¡Siempre con su aliento marcante de menta!
Nunca un sabor me había impactado tanto... Pero no era solamente eso, debía haber alguna cosa en su saliva que mezclada a la frescura de la menta me dejaba queriendo siempre más.

— ¿A dónde vamos hoy? — Pregunté apenas terminamos de besarnos.

— ¡Sorpresa! — Respondió con una sonrisa divertida.

— ¡Espero que sea buena! — Advertí

— ¿Cuándo te lleve engañada a algún lugar?

— Desde que me arrastrasté para una cancha de fútbol, diciendo que sería un programa increíblemente romántico. — Traté de hacerle recordar y él sonrió.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora