38 (Primera Temporada)

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Repentinamente, Bruno sacó dos sobres blancos de un bolso, y los extendió hacia mi por arriba de la mesa.

— Por favor, lee con atención — Dijo apuntando uno de los dos sobres.

Agarré el sombre temblando, con miedo de que al abrirlo mis sospechas se confirmaran. Su expresión estaba seria y se mordía el labio. Respiré profundo y saqué el contenido de su interior.
Abrí mis ojos como platos por causa de lo sorprendida que estaba. Eran dos pasajes: en uno de ellos estaba escrito su nombre y en otro el mío. Mientras que en el destino estaba escrito: Buenos Aires- Punta del Este

— No digas nada — Dijo Bruno muy serio. — Antes, lee este otro sobre.

Agarré el otro sobre, me sentía menos asustada; al final, si había comprado pasajes aéreos para nosotros, no terminaría conmigo, ¿no es cierto? Por lo menos era eso lo que creía.
Abrí rápido el sobre, queriendo terminar con todo eso. Saqué la carta que estaba en su interior y vi que era una invitación donde se leía:

"Tenemos la inmensa honra de invitarlo/a a la ceremonia de Casamiento de Bruno y Micaela, a ser realizado en el día..., hora..."

Leí y releí. Una, dos, tres y diez veces la tarjeta. Nuestros nombres que resaltaban en el papel con las palabras ceremonia de casamiento. Verifique la fecha y solamente faltaba una semana, justo el día de mi cumpleaños.

— Mira, si crees que es muy temprano para todo esto, te juro que te voy a entender. — Dijo Bruno nervioso. — Es que busqué una manera de convertir nuestra relación más oficial. No quiero que tengas ninguna duda de que yo quiero que estemos juntos. Sé que la semana que viene ya cumplis 18 años y pensé que podríamos casarnos legalmente. — Yo todavía no podía hablar. — Entonces, la ceremonia sería realmente válida en todos los aspectos.

De todas las cosas que podían pasar por mi cabeza, nunca me imaginé que pudiera ser esto. Seguí mirando la invitación, sin poder emitir ni una sola palabra.

— Odiaste la idea, ¿no? — Preguntó Bruno un poco preocupado. Apenas sacudí la cabeza y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. — Es mejor que te olvides de todo. Todavía no debes estar lista y...

— Bruno, ¿esto es un pedido de casamiento? — Cortando todo lo que él estaba diciendo

— Co.. ¿cómo?-— Preguntó él tartamudeando un poco.

— ¿Esto es un pedido de casamiento? — Repetí

— ¿Si? — La respuesta parecía más una pregunta. Pude percebir que él tenía mucho miedo.

— Entonces, pedimelo.. — Susurré

Bruno me miró, después cerró los ojos, respiró profundo y dijo  pausadamente, con la voz llena de emoción, lo siguiente:

— Micaela, mi amor, ¿te queres casar conmigo?

— ¡Si!- Respondí completamente feliz

Narra Bruno:

No existían palabras fuertes o suficientes que pudieran demostrar el grado de felicidad en el cual me encontraba. Planifiqué todo el esquema del pedido de casamiento creyendo en el amor que Micaela afirmaba sentir por mi, pero a pesar de todo, tenía serias dudas de que ella aceptara asumir un compromiso definitivo y oficial como este. Al fin y al cabo, eramos muy jóvenes. Pero a pesar de eso, sabía que Micaela era la única mujer con la cual quería vivir el resto de mi vida.
Increíblemente, ella parecía sentir lo mismo que yo.
Después de enfrentar esa cena con ansiedad y pánico, sin poder ser aunque sea un poco sutil con mis reacciones. Finalmente tuve que abrir el sobre, al ser cuestionado por ella.

Al ver su semblante tenso y su mirada desconfiada, casi había desistido de seguir con mis planes. Pero, felizmente, elegí la primera opción.
Nunca voy a olvidarme del brillo de su mirada, como temblaban sus manos ni de su mirada fija al leer el contenido del sobre.

Por algunos minutos, el mundo parecía detenerse y apenas podía respirar. Como Micaela demoraba en decir algo, dije la primera tontería que se me pasó por la cabeza. Pero todo se definió, con su pregunta hecha de forma tranquila y emocionada, respondida cobardemente por mi.

¿Será que las mujeres tienen alguna idea de lo difícil que es para los hombres enfrentarnos a una situación así? ¿O tener nuestros corazones en sus manos?

Y entonces, vino el alivio, la gloria y la dulce recompensa al escuchar la palabra mágica: "¡Si!".
Después del susto inicial, tuve la voluntad de subirme a la mesa y gritar a los cuatro vientos su respuesta. ¡Micaela aceptó casarse conmigo!

Regresando a nuestra vida habitual. Ahora teníamos el desafio de anunciarle el viaje a nuestros papás.
Al día siguiente, en una conversación informal durante el desayuno, conversé con mis papás sobre el deseo de hacer un viaje con el fin de descansar del largo período de grabaciones, lanzamientos y eventos promocionales que había enfrentado. Les mostré los folletos turisticos que mostraban los hospedajes en el hotel y quedaron impresionados por las fotos bellisimas del lugar. Ellos aceptarón mi idea y aproveché entonces para pedirle que me acompañaran.

— Perdón, hijo. — Dijo mamá.—Pero, ni tu papá ni yo podemos ausentarnos del trabajo

— Pero ir solo no tiene sentido—Miré rápidamente a Micaela, que estaba sentada del otro lado de la mesa y aparentaba estar distraída, solo concentrandose en su plato.

— ¿Por qué no las invitas a tus hermanas? — Sugirió papá.

— Flor no quiere ir y Bianca es muy chica. — Dije tratando de sonar un poco desanimado.
Nos quedamos en silencio por unos segundos, hasta que mamá volvió a hablar.

— Mica, ¿ya terminó la época de pruebas en tu colegio?
¡Bingo! Traté de mantenerme serio, pero no fue fácil

— Si, ya terminó — Respondió ella con expresión cansada.—¿Por qué?

— ¿Por cuánto tiempo queres viajar? — Me preguntó mamá.

— Una semana

— ¿Crees que te perderías alguna materia importante si faltas por una semana? — Le preguntó a Micaela.

— Creo que no. Igual, Pau me puede pasar las cosas que me perdí — Respondió Mica.

— Bueno, entonces ¿por qué no vas con Mica? Ella también podría descansar un poco. Y si no estoy equivocada, en esa fecha es su cumpleaños, ¡sería un muy buen regalo! ¿Qué pensas?

Fue casi imposible no demostrar mi euforia. Tuve que usar toda mi experiencia como actor para poder disimular mis sentimientos.

— Si ella quiere, creo que no hay ningún problema. ¿Queres viajar conmigo? — Micaela levantó su cara y nuestras miradas se encontraron. Si sus mejillas no se hubieran sonrojado, cualquiera pensaría que ella estaba muy calmada.

— Si, parece ser una buena idea— Dijo ella tratando de disimular.  — Papá, ¿qué opinas?

— Si tu mamá está de acuerdo y tu hermano promete cuidarte, no veo ningún problema. — Él me miró firme.

— Papá, ya no soy una nena—Respondió Micaela.

— Pero tampoco sos adulta y si tu mamá o yo no estamos cerca, Bruno tiene que cuidarte en ese viaje. — Retrucó él, y después me miró nuevamente. — ¿Me prometes que la vas a cuidar a tu hermana?

— No voy a sacarle los ojos de encima.— "Ni las manos", pensé.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora