30 (Primera Temporada)

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— Parece ser un buen consejo, solo que hay un problema.

— ¿Cuál?

— No sé manejar.

— Bruno, ¿sabías que a veces sos una persona muy rara? — Dije irritado.
— Mira, te voy a dar unos consejos que son de mi estilo propio. — Bruno cruzó los brazos y me miró con atención.
—Primero: Pensa que sos un soldado con una larga misión a cumplir, y por eso, no podes gastar toda tu munición en una sola vez.

—¿Cómo? — Preguntó sin entender muy bien lo que le estaba diciendo.

— ¡Sabía que debía haberte insistido para que participaras de algunos juegos de paintball! — Dije exasperado. — Ya vi que las metáforas no funcionan con vos, entonces el negocio es el siguiente: Va a demorar, entonces si estás muy animado ahora que no tienen nada; cuando tengan su primera vez puede ser que termine demasiado rápido, y Micaela te puede mirar con cara de: "¿Es solamente eso?". Y por lo que creo, no queres que eso pase con Mica. Así que mi consejo es que cada vez que sientas que perdes el control, pienses en alguna cosa que te desanime un poco, como la Segunda Guerra Mundial, Nazismo, el Holocausto o cualquier otra cosa que te saque del foco. Estoy seguro que eso te va a funcionar. — Bruno me miraba con la boca abierta.—¿Ahora me entendiste?

— Creo que si — Me respondió un poco inseguro

— Cuando ellas comienzan a maullar, también es otra señal de que podes meter quinta marcha.— Bruno me miró incrédulo.

— ¿La haces a una chica maullar? — Preguntó, comenzando a reír.

— ¡No te estoy mintiendo! Te juro que cuando estuve con una chica y ella comenzó a animarse, gemía así: "¡Miauuuuu!" —Bruno tiró la cabeza para atrás, dando una carcajada y comenzamos a reírnos hasta que nos quedamos sin aire.

— ¡Esas cosas solamente te pueden pasar a vos, Paio! — Dijo Bruno recuperando el aire.—Gracias por tus consejos.

— ¿Para qué están los amigos?

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Narra Micaela:

En las semanas siguientes, sentíamos que nuestra relación comenzaba a ser más madura y que también ganaba mayor intensidad. Debido a eso, mantener nuestra fachada al resto del mundo, se convirtió en un gran desafío. Pero llegamos a la conclusión de que conduciríamos esa situación fraternal a nuestro favor.

Al fin de cuentas, dentro de ciertos límites, el cariño entre hermanos estaba permitido, ¿no?. Entonces, si mirábamos TV en el living, lo hacíamos con las manos sujetadas, lo que al principio parecía algo bien inocente.
Si a la tarde, llegaba a casa anunciando que me había sacado una muy buena nota en alguna materia, Bruno aprovechaba para darme un fuerte abrazo al felicitarme.

Cuando una noche, fui a mirar una película con él en su cuarto permanecimos acostados en su cama, abrazados todo el tiempo, y besandonos disimuladamente en la cara o en las manos.

Y como todo eso, supuestamente parecía ser normal, lo hacíamos con la puerta abierta para quien quisiera ver; en realidad, eso ayudaba a no generar sospechas.

Solamente al despertar por la mañana fue que me di cuenta que habíamos dormido juntos. Levanté mi cara de su pecho y al mirar a su expresión calma y que estaba durmiendo profundamente, me pregunté si realmente estaba despierta.
Después de pasar casi toda mi vida soñando con algo así, vivir esa realidad inesperada era todavía sorprendente.

— Te amo — Murmuré en su oido.

Sonreí al percebir que debido a su sueño tan pesado él no se movió, pero no importaba.
Mi felicidad se basaba en saber que mi sentimiento era correspondido, estando él consciente o no.

Al bajar por el café de la mañana, lo encontré a papá que como siempre leía su diario de la mañana. Nos saludamos como de costumbre, y él me extendió la parte del diario que yo solía leer.

— Bruno y vos parecen estar en una buena fase ahora.—Comentó

— ¿Cómo? — Pregunté inmediatamente alerta. Él dió una leve risa antes de comenzar a hablar.

— Bueno, hace un tiempo atrás parecía que evitaban hablarse todo el tiempo. Parecía que te molestaba que él estuviera cerca tuyo y ya estaba a punto de sentarlos en la mesa para hablar con los dos porque parecían dos bombas que estaban a punto de explotar. Lo más curioso es que no tenía ni la más mínima idea de por qué estaba pasando eso entre ustedes.

— Fue solo una fase, papá, y todo pasa, ¿no? — Dije mientras mordía un poco de mi tostada, tratando de mantener mi expresión tranquila.

— Si, todo pasa. — Concordó y sonrió con serenidad. — Hace un ratito pasé por el cuarto de Bruno y los vi durmiendo, me puse muy contento al ver que tu hermano y vos están tan unidos.

Correspondí a su sonrisa, intentando no parecer cínica porque aquella situación era muy extraña. Podía ver el sincero alivio que mi papá sentía al interpretar las demostraciones de cariño entre Bruno y yo como algo sin mayores consecuencias.
Bajé la mirada, sintiéndome un poco culpable.  Si él supiera que cuando estábamos solos en casa, nos comportabamos como cualquier otra pareja enamorada, él haría un escándalo. No podíamos estar separados y nuestro amor se expandía a medida que estábamos cada vez más cerca.

Un día, mientras yo lavaba la ropa y él la secaba, sugirió que salieramos juntos públicamente.

— ¿Cómo? — Susurré, mirando hacia mi alrededor para asegurarnos de que estábamos solos.

— Todavía no tuvimos la posibilidad de hacer una actividad normal  como una pareja. —  Bruno susurró nuevamente.
— Quiero salir con vos y poder mostrarnos un poco juntos.

Lo miré y se notaba en su mirada que él se sentía orgulloso de que yo sea su novia, y no pude evitar no sonreír y  sentirme un poco avergonzada.

— Quiero ir a un lugar en donde te pueda besar hasta perder
el aire. — Dijo en voz baja y haciéndome suspirar con sus palabras.

— ¿Cuál es tu sugerencia?

Él miró hacia mi boca, tan cercana a la suya y pasó la lengua en sus labios. Sería tan fácil besarnos ahora, pero también muy imprudente. Por eso mismo, por más que me costara, me alejé un poco mientras que él suspiró frustrado.

— Pensé en algo básico como, por ejemplo, ir al cine. — Dijo mientras volvía a mirar los platos.

— Parece ser una buena idea.—Dije con una leve sonrisa.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora