44 (Primera Temporada)

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Narra Bruno:

Abrí los ojos, sintiendo el calor del cuerpo de Micaela al lado mío. Aproxime mi cara sobre su pelo y respiré profundamente.

— Te amo — Susurré mientras besaba una de sus mejillas.

La miré y ella todavía seguía durmiendo profundamente, probablemente debería estar cansada.

Estaba en duda con respecto a si debía exigirla tanto en la primera noche, pero ella me sorprendió al acompañarme en el mismo ritmo impaciente, vibrante y apasionado.

Nada fue más gratificante que hacerla mía y sentir su cuerpo mientras nos amábamos repetidas veces.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de mi estómago. Claro, que ahora el cuerpo cobraba su precio y sentía un hambre animal.
Me levanté, me vestí y me preparé un gran desayuno.

Después de sentirme completamente satisfecho, volví al cuarto y vi que Micaela todavía estaba durmiendo, entonces agarré mi guitarra y fui a la sala. Estuve afinando las cuerdas de la guitarra para pasar el tiempo, hasta que me acordé de una canción "La Mujer Perfecta", que parecía combinar muy bien con ese momento particular de mi vida y todo lo que sentía por Micaela. Cuando estaba terminando de tocar y cantar los últimos acordes, vi a cierta persona aparecer en la puerta. Hasta en su peor aspecto, Micaela se veía completamente perfecta.

— Buen día. — Me dijo Micaela, bostezando un poco. Dejé la guitarra a un costado y extendí los brazos hacia ella para poder abrazarla y mimarla.

— Perdón si te desperté con la música

— Quisiera poder despertarme siempre así — Respondió ella, abrazándome por el cuello. —Por cierto, me gustó mucho esa canción.

— Estaba pensando en vos cuando la cantaba.

— Ahora siempre que escuche esa canción, me voy a acordar de nosotros — Afirmó con su cara en mi pecho.

— Ah, antes que me olvide.—Dije sonríendo. — Tengo un regalo por tu cumpleaños. Perdón por haber tardado tanto. — Ella me miró sorprendida.

— Bruno, no hacía falta

— Espera acá — Dije sentandola en el sillón.

Fui al cuarto y agarré dos pequeñas cajas, decoradas con un moño chico en cada una de ella, y volví a la sala.

— Tu regalo. — Dije extendiendo una de la cajas hacia a ella.—Abrilo. Quiero saber si te va a gustar — Agregué ansioso. Al abrir esa caja, Micaela abrió los ojos como plato y miraba ese regalo muy sorprendida.

— ¡Wow! ¡Está hermoso!—Declaró al examinar la cadena de oro que le había comprado.

— ¿Te gustó?

— ¡Claro que si! Muchas gracias, amor. — Dijo besándome suavemente. Ella hizo un gesto para que pudiera colocar la cadena en su cuello. Micaela corrió su pelo y puse su cadena en su cuello.

— Hay una razón más por la cual te regalé esta cadena — Expliqué.

— ¿Cuál? — Preguntó ella un poco curiosa.

— Cuando volvamos a casa, no podemos seguir usando nuestras alianzas. Entonces, pensé en que sería bueno que usemos dos collares que sean iguales.—Comenté mientras le mostraba la otra cajita. Sin embargo, vi que su mirada estaba triste luego de que le explicara todo. — No te gustó la idea, ¿no? — Pregunté después de algunos segundos.

— Es una muy buena idea — Dijo ella pensativa. — Es solo... — Ella hizo una breve pausa. — Voy a estar muy triste por no poder seguir usando mi alianza, quería usarla para siempre. — Explicó, mirando cariñosamente la alianza que tenía en su mano.

— Perdón, no quería que estés triste. — Dije al sujetar su mano.— Todavía es muy temprano para que pensemos en esas cosas, ¡nos queda, como mínimo, una semana más para disfrutar!

— Tenes razón — Concordó ella sonríendo.

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Narra Micaela:

Los días pasaron y comenzamos a explorar lo que la playa nos ofrecía, además de descubrir continuamente nuestros cuerpos. ¿Cuánto una persona puede necesitar físicamente de otra persona? ¿Será que existen reglas? ¿Límites? ¿Cómo se hace para detenerse cuando sé es tan joven y apasionado?

Estábamos simplemente maravillados el uno con el otro; impresionados porque nuestra sintonía era tan plena y placentera. De todas las experiencias que viví, sólo podía concluir en una cosa: Unir el amor con sexo era como un vendaval que alcanzaba un bosque en llamas, que propagaba e intensificaba el fuego, convirtiendo el incendio completamente explosivo e imprevisible.

La playa tenía todo tipo de laser náutico, y entre tantas opciones siempre optabamos por el esquí acuatico y jet ski.
Bruno adoraba el esqui acuatico, él siempre esquió muy bien en la nieve, entonces no tuve mucha dificultad a adaptarse a otra modalidad. En cambio, yo me golpeaba tanto practicando que tenía miedo de quebrarme una pierna. Pero a los dos nos gustaba mucho el jet ski; era lindo sentir la velocidad, el viento golpeando en la cara y el hecho de que cada uno se pudiera mover libremente.

— ¿Jugamos a una carrera?—Me preguntó Bruno con aquella sonrisa maliciosa que yo conocía tan bien.

— ¿Hasta dónde?

— Hasta la casa flotante. — Él estipuló.

— ¡Perfecto! — Dije desafiante.

— ¿Cuál va a ser el premio para el ganador? — Pregunté intrigada.

— Hum... — Él se acercó a mi oído y susurró lo que quería. Solté una carcajada ya que él siempre me sorprendía. —Bueno. Te voy a contar lo que quiera cuando gane, ¿está bien?

— ¡No hay problema!

— ¿Lista? — Él preguntó y afirmé con la cabeza. - Entonces... ¡ya!-

Disparamos veloces por el agua. Al principio, yo estaba ganando con una gran ventaja y me sorprendía que él no acelerara demasiado. Ya estaba sintiéndome feliz porque sentía que sería la ganadora, cuando mi jet ski comenzó a desacelararse solo. Lo vi a Bruno sacarme la lengua cuando él pasó al frente, yo me quedé estática sin entender por qué el motor se detuvo. Lo vi a Bruno llegar primero y dar un grito de victoria, después de unos segundos retrocedió y se acercó hacia mí.

— Mi jet ski se detuvo — Avisé

— Si hubieses prestado más atención a esto, — Dijo él apuntando hacia el panel de control — sabrías que estaba con poco combustible, y que si al principio lo acelerabas demasiado con el correr del tiempo el motor se iba a detener.

— ¡Eso es trampa, Bruno!—Grité indignada.—¡Confesa que tramaste todo esto! — Él no me respondió y simplemente comenzó a reírse.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora