67 (Primera Temporada)

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Narra Paula

¡Lo odio! Paio ya estaba besando mi nuca, haciéndome temblar por completo. Infelizmente, en aquel punto, tenía que concordar con Paio porque él realmente sabía lo que hacía.

— Paio, por favor, basta — Dije lo más seria posible.

— ¿Estás segura? — Preguntó él, sorprendido.

— Si — Respondí con mis últimas fuerzas, y en seguida lo sentí salir de encima mío.

Admiraba mucho el hecho de que Paio nunca me obligaba o forzaba a hacer nada, siempre respetaba mis límites y mi voluntad. Me senté mirándolo fijamente a los ojos, en cuanto él seguía acostado, mirándome lleno de dudas. Di un suspiro antes de comenzar:

— Por favor, presta atención a todo lo que voy a decir porque no voy a volver a repetirlo — Avisé, respiré profundo y solté. — Hoy fue la última vez que nosotros estuvimos juntos. Me gusta cuando estamos así, pero eso ya no es suficiente para mí. No te culpo de nada, y además, siempre me dejaste bien en claro cómo iba a ser nuestra relación.
Pero ahora necesito algo diferente — Volvi a suspirar por un segundo. — Algo que me complete en todos los sentidos. Yo quiero una relación seria, y sé que vos no podes darme eso.

Lo miré a la cara, observando cómo su expresión cambiaba a medida que yo hablaba, pareciendo finalmente entender mi punto de vista. Los ojos de él parecían entristecerse ligeramente.

— Perdón — Fue todo lo que Paio dijo, decepcionándome profundamente.

En mi cabeza fantasiosa, yo tenía la frágil esperanza de que, al escuchar mis palabras, él se declararía y me propondría tener una relación más sólida.
Pero para mi pesar, él no hizo nada al respecto.

— Todo bien, no hace falta que me pidas perdón — Susurré, conteniendo mis lágrimas. — Siempre supe que nuestra relación era así, ¿no? — Dije, sonríendo cínicamente.

— Sabes que me gustas — Afirmó él.

— Lo sé y también me gustas — Sonreí tristemente, no le reconocería lo mucho que él me gustaba. — Yo sé la manera en la que vos me gustas de mí. Pero eso ya no me alcanza. Ahora lo que necesito es un... un... novio — Conseguí finalmente decir.

— No me gustan los noviazgos — Declaró Paio, calmamente.

— Lo sé — Dije tranquila. — Pero quiero que sepas que una relación tan superficial como la que me ofreces, no es suficiente para mí.

— Perdón — Volvió a repetir él, arrepentido.

— Por favor, basta de pedirme perdón. Me complicas todavía más las cosas

— Está bien — Susurró él.

— Nunca me dijiste porqué no queres estar de novio. Estoy segura de que si te lo pregunto, me vas a responder con que no fuiste hecho para enamorarte y todas esas cosas. ¿Pero queres saber una cosa Pablo Rodriguez?— Él no me respondía, entonces decidí seguir hablando. — Creo que vos actúas de esa manera porque ya amaste mucho a alguien en el pasado. Alguien que, quizás, te lastimó tanto que por eso no queres tener nada serio — Él entrecerró sus ojos y me miraba muy serio, pero seguía sin hablar. —Realmente espero que un día puedas conocer a alguien, que haga que tengas el coraje suficiente para encarar una relación estable. Alguien que te haga sentir la emoción de estar enamorado, que te haga sentir ansioso por imaginar cuándo se volveran a ver, alguien que te haga sentir nervioso solo con el hecho de pensar en el primer beso, alguien que sea la primera cosa que pensas al abrir tus ojos y sea la última cosa que recuerdes antes de dormir — Declaré con firmeza. Él no volvió a mirarme.

Frente a esa situación, recordé un verso que había escuchado:
"Si en ti habitase el deseo por cosas nobles y bellas, y en tu lengua no estuviera el mal; la vergüenza ya no cubriría tus ojos y podrías hablar sobre tus sentimientos más puros."
Palabras que podían aplicarse perfectamente a este momento.
El tiempo pasa, pero el alma humana permanece igual. O mejor dicho, la cobardía y la estupidez masculina.
Suspiré resignada.

— Bueno, mejor me voy — Dije mientras me levantaba de la cama y buscaba mis cosas para cambiarme

— ¡Paula! — Escuché que él me llamaba cuando estaba en la puerta, y mi corazón dio un salto inevitable. Paio se levantó, acercándose a mí, dejando su cara bien cerca de la mía. — ¿Queres que hagamos una despedida?

Por un segundo, pensé nuevamente que Paio iba a decir algo diferente. Soy una idiota que nunca aprende de nada porque él nunca cambiaría.
Lo miré a los ojos, sintiendo su aliento y el calor de su cuerpo que me ofrecía tan fácilmente un mundo de placeres imaginables.
¿Pero quién dijo que me gustaban las cosas fáciles? Bueno, que me gustaba, me gustaba. Pero él nunca sabría de eso.
Entonces, reuní todas mis fuerzas y respondí:

— Ya está todo terminado —Dije dándole un beso rápido en su mejilla. —Siempre vas a tener un lugar en mi corazón porque fue bueno mientras duró.

Y sin esperar para ver su reacción, corrí hasta el baño rápidamente para poder arreglarme antes de irme. Me sentía orgullosa de mi misma por todo lo que le había dicho. Pero por más de que quisiera evitarlo, mi corazón estaba partido.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora