35 (Segunda Temporada)

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“Estoy contando las horas hasta que nos veamos nuevamente. Besos. Sofía.”

Abrí la caja y vi que había un reloj muy costoso y lindo. Yo sabía que esa semana la obra había salido de la cartelera para que ellos pudieran prepararse para las presentaciones en otras ciudades.
En realidad, me sentía muy feliz en verlo a Bruno lejos de esa chica. Pero por lo visto, ella no desperciaba el tiempo. Una semana sin verlo y ya le estaba mandando "regalitos"

Volvió a leer la carta y comence a llenarme de dudas: ¿De verdad ellos estuvieron sin verse durante todo este tiempo? ¿Ellos podrían estar encontrandose en otras ocasiones?

Me acordé de Sofía, de su mirada insistente sobre Bruno. Ella siempre usaba ropa sofisticada y perfunes caros. A pesar de que odiara reconocerlo, ella era una mujer muy linda y seductora.
Y ellos trabajaban juntos...
¿Cuántas veces ella se le habra insinuado?

Cerré la caja, la deje en un rincón del living, junto con la carta. Después me fui al cuarto triste y preocupada.
Deje todas las cosas arriba del escritorio de la computadora y me acoste en la cama.

Quería dejar de pensar en eso pero no podía. Mi mente estaba llena de dudas. En un momento, mire la mesita de luz que estaba al lado de la cama y vi un portaretrato que tenía una foto de nuestro casamiento.

Todas las fotos de ese día estaban hermosas, pero esa foto era mi favorita.
La manera en la que Bruno me sujetaba era tan posesiva y orgullosa. Mis manos que estaban en su pecho, demostraban el cariño, y la forma en la que nos mirabamos era como si compartieramos mil secretos y miles de promesas.
Después de mirar esa foto, comence a calmarme. Estaba siendo demasiado tonta al dudar de él porque nunca me había dado motivos para eso. Todo lo contrario, él siempre era muy atento conmigo. En realidad, vivíamos pegados uno al otro como garrapatas.

A medida que me fui calmando, sentí que el cansacio me estaba dominando. Tenía demasiado sueño y creía que eso era muy raro porque nunca me dormía a esa hora, pero me sentía exhausta.

Quizás Paula tenía razón al decirme que yo podía estar anemica. Hice una anotación mental de comprarme algunas vitaminas al día siguiente y con un bostezo, cerré los ojos y me dormí.

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Narra Bruno:

Los cuatros hermanos de Paula eran fanaticos del fútbol. Y desde que Paio empezo a frenquentar la casa de ellos más seguidos, había sido incluido como su compañero de equipo, además de tener su posición como futuro cuñado.
Esa era la segunda vez que me habían invitado para jugar un partido, y me di cuenta que todos jugaban muy bien. Yo estaba muy fuera de ritmo y al final termine agotado.
Después de una buena ducha en el vestuario, fuimos todos juntos a comer algo.

Cuando estabamos sentados en la mesa de una pizzeria, observe a los hermanos de Paula y me di cuenta que esa mania de hablar sin parar era una herencia familiar.

Hablaban alto, gesticulaban mucho, hacían chistes, inventaban historias, se aplaudían el uno al otro, y todo al mismo tiempo.

— ¿Y cómo van los preparativos para la fiesta de Paula? — Le pregunté a Paio que estaba sentado al lado mio.

— ¡Todo bien! — respondió alegre. — ¡Y lo mejor de todo es que ella no desconfia de nada!

— ¿Dondé va a ser?

— En mi casa. — Respondió Cristian — ¡Vamos a tener una típica fiesta hindú!

— ¡Exactamente! — Confirmó Paio— Quiero que todos se vistan acorde a la ocasión. Entonces, trata de buscarte algo y un sari para Micaela.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora