19 (Primera Temporada)

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Más canciones sonaron, estaba un poco sudada y quise irme a lavarme la cara para poder retocarme el maquillaje.
Entonces le pedí permiso a mi encantador acompañante y fui al baño.

El baño era enorme y elegante, decorado como si fuese un camarín de un teatro con muchas luces alrededor de un inmenso espejo.

Después de refrescarme un poco, me miré en el espejo para retocar mi maquillaje y mi peinado. Observé mi cara y mis ojos estaban brillando. Me sentía muy poderosa.
Esta vez, iría hasta al fin. Un hombre lindo y encantador me esperaba allá afuera, y no desperdiciaría más el tiempo.

Sali del baño prácticamente ya bailando nuevamente, me crucé con un mozo y tomé nuevamente una copa de champagne. Pero alguien me la quitó rápidamente de mis manos.

— Ya tomaste demasiado, Mica. Esto no es jugo. — Dijo Bruno, apareciendo al lado mío.

— ¡Cuando vos tomas, nunca es demasiado! — Retruqué muy molesta.

— ¡Vos no estás acostumbrada a tomar tanto!

¿Por qué él tenía que ser tan irritante? Pero no permitiría que esta noche él interfiera en algo.

— ¡Preocupate por tu vida! —
Dije furiosa, alejándome por completo de él.

Volvi al centro de la pista, en donde Nacho todavía me seguía esperando.

— ¿Está todo bien? — Preguntó acariciando mi cara y observando mis ojos tensos.

— Todo bien. Solo es Bruno que tiene esa manía de decirme lo que tengo que hacer. ¡Me saca de quicio! — Dije irritada, pero él me acarició la mano y me sonrió encantadoramente.

— Olvídate de Bruno. Él solo se está comportando como el típico hermano protector. Bueno, basta de hablar de tu hermano, ¿en dónde estabamos antes de hablar de él? — Él me sonrió. Me volvi a relajar y me dejé guiar por sus manos fuertes.

Ahora nuestros cuerpos se rozaban sugestivamente, y al sonar una sucesión de canciones vibrantes, rozamos nuestras piernas mientras él me sujetaba por la cintura. Nacho susurró mi nombre en mi oído mientras sus manos descendían y subían por toda mi espalda. Sus labios estaban peligrosamente cerca de los míos, y me sentía ansiosa por vivir esa experiencia.

— ¿Qué pensas de irnos a un lugar más reservado? — Preguntó mientras rozaba sus labios por mi oreja, provocandome escalofríos. Confirmé haciendo un gesto de afirmación y él sonrió animado.

Con las manos sujetadas salimos de la pista, chocando a las otras parejas que encontrabamos por el camino. Subimos la escalera que daba acceso a un balcón en donde varias personas bailaban, admirando la pista que estaba abajo, algunos se besaban y otros se abrazaban. En la pared opuesta, vi también varias puertas y Nacho fue hacia esa dirección, llevandome junto con él. Abriendo una a una, verificamos que la mayoría ya estaba ocupada, hasta que encontramos vacía una de las últimas y entramos. La sala pequeña estaba un poco iluminada y había un sofá inmenso de color blanco que cubría toda la pared, con una mesa en el centro. Él se sentó en el sofá, conmigo a su lado, y con una de sus manos sujetó mi cara.

— Sos tan linda — Declaró, aproximando su cara hacia la mía.

"Mi primer beso va a ser ahora" Pensé emocionada. Cerré los ojos, sintiendo el calor de su aliento en mi piel. Inesperadamente la puerta se abrió con violencia, haciéndonos separar sorprendidos.

— ¿Qué pensas que estás
haciendo? — Gritó Bruno furioso, entrando a la sala.

— ¡Sali ya! — Grité, igual de furiosa que él.

— ¡Basta de dar espectáculos! ¡Ya fuiste demasiado lejos Micaela!— Gritó de vuelta Bruno.

— Cálmate, Bruno... — Dijo Nacho tratando de calmar un poco la situación.

— ¡Con vos voy a hablar después!— Lo amenazó Bruno

— ¡Cállate, Bruno! ¡No sos nadie para mandar en mi vida!

— ¡Veni conmigo ahora, Micaela!

— ¡Ni pensarlo! ¡No sos nada mío para decir lo que tengo que hacer o a donde voy!

— Micaela, esta es la última vez que te lo digo, ¡veni conmigo ahora! O venis por las buenas o venis por las malas.

— ¡Ni loca! — Grité.

— ¡Te lo avise! — De repente Bruno me agarró de la cintura, me cargó en su hombro y fue hacia la puerta.

Momentáneamente me había quedado sin aire por la sorpresa de ser llevada sin aviso alguno y horrorizada por la audacia que tuvo de actuar como un idiota. Pero me recupere rápido y comencé a golpear su espalda con mis manos.

— ¡Espera, Bruno! Vamos a hablar. — Escuché que dijo Nacho. Bruno se dio vuelta y lo señaló con el dedo.

— ¡Mantenete lejos de esto porque es un asunto de familia!

Bruno descendió la escalera conmigo en su hombro y como no paraba de luchar, entró conmigo por una puerta. Me colocó en el piso y luego trabó la puerta. Al volver a estar de pie, percibí que estabamos en el baño femenino, en donde yo ya había estado antes.

— ¿Te volviste loco? — Grité

— ¡Quien parece que se volvió loca sos vos! — Gritó de nuevo.

— ¡No tenías derecho! ¡No sos mi papá!

— ¡Dudo que te comportes de esa forma en frente de él! Reboleandote, agarrandote con casi un desconocido en medio de la pista, tomando sin parar...

— ¿Podes parar? ¡Me estaba divirtiendo, bailando con todo el mundo y Nacho no es un desconocido! ¡Te he visto haciendo cosas peores en los bares que frecuentas con tus "amiguitas"!

— ¡Eso es diferente, Micaela!

— No, no es diferente. Estamos en el siglo 21, todos tenemos los mismos derechos, ¿te acordas?. ¿Cómo te atreves a humillarme de esa forma en frente de todos? Nunca te voy a perdonar por hacerme pasar esa vergüenza, ¡andate! — Dije dandole la espalda, temblando de rabia.

— ¡Nunca pensé que algún día te iba a ver comportarte como una
cualquiera! — Lo que él dijo fue la última gota que rebalsó el vaso y sin pensarlo me di vuelta rápido y le di una fuerte cachetada en su cara.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora