13 (Segunda Temporada)

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Narra Micaela:

Lo miré admirada, tanto por la afirmación como por el beso que quedó en suspenso. Pedí que continuara. La historia, no el beso. Sí, yo era una cobarde...

Era tan asombroso escucharlo hablar sobre esas cosas, de cómo sus sentimientos por mí comenzaron y se desenvolvieron. Pero su intensidad nunca dejaba de espantarme.

— Cada vez me sentía más curioso por lo que te pasaba. Hasta que un día no aguanté más y te pregunté qué era lo que te pasaba y sí algo estaba mal.

— ¿Y qué me pasaba? —Pregunté muy curiosa y mal por no poder acordarme nada de eso.

— Al principio, intentaste disimular, pero no me dejé engañar. Insistí un poco más y desahogaste todo lo que sentías, confesándome que se acercaba la fecha de fallecimiento de tus papás verdaderos y que querías visitarlos al cementerio para poder dejarles flores. La fecha era cerca de tu cumpleaños y no tenías el coraje de hablar sobre eso con mamá, porque tenías miedo de que ella no comprendiera bien tu pedido y que terminara creyendo que no te sentías querida o amada. En un principio, creía que eso era raro. Pero me hiciste prometer que no le contara nada a nadie. Para ayudarte, había decidido que te iba a acompañar hasta allá a escondidas, después de la escuela. Y eso fue lo que hicimos.

— ¿Hiciste eso por mí?—Pregunté en un susurro.

— No fue demasiado. Desde entonces, ese se convirtió en un secreto entre nosotros dos. Volvimos todos los años en la misma época o en la fecha que vos quisieras.—Miré las tumbas que estaban llenas de hojas secas.

— ¿Este año nosotros vinimos?

— No. Creo que teníamos planeado venir más adelante.—Me di vuelta y comencé a sacar las hojas, limpiando un poco.

— Es tan raro.

— ¿Qué?

— Saber todo esto, que veníamos hasta acá juntos, que compartíamos confidencias, que nos acompañabamos en cosas tan importantes de nuestras vidas... Hasta me da un poco de miedo saber que eramos tan íntimos — Bruno sujetó mis manos y dejé de hacer lo que estaba haciendo para poder mirarlo.

— Micaela, durante años nosotros nos comportamos como hermanos; desarrollamos una relación basada en una amistad y complicidad, a pesar de que nos queríamos y que sentíamos mucho más que eso. Mientras tanto, quiero que entiendas, y esto es escencial, yo siempre fui tu amigo. Nuestra empatía fue inmediata, nosotros nos comprendíamos el uno al otro y nos respetabamos siempre. Sabíamos que siempre encontraríamos cariño y contención en el otro. Necesito que entiendas que, a pesar de que no te acuerdes, para mí nada de eso cambió y todo sigue siendo lo mismo. Si me necesitas, yo siempre voy a estar.

Al escucharlo decir todo eso, sentí que algo se partía dentro de mí. Como una taza de cristal muy fina y frágil.
Oficialmente, Bruno podía ser mi esposo, título que todavía me resultaba muy difícil de aceptar. Pero ahora yo sabía que en él también tenía un amigo.

— Gracias — Agradecí en un susurro. Él no respondió, se limitó a mover la cabeza levemente y apretó mi mano.

— Me hubiera gustado conocerlos — Dijo al mirar las lápidas.

— Estoy segura de que les hubieras agradado — Murmuré

— ¿Segura? — Preguntó curioso. Sonreí antes de responder.

— Si. Me acuerdo que mi mamá siempre decía: "Los amigos son la familia que uno elige". Y yo te elijo a vos.

****************

Ese mes había sido muy difícil, tenía sueños extraños que me pertubaban. Por causa de esos sueños, me despertaba, en medio de la noche temblando y tenía una dificultad enorme para volver a dormir porque tenía miedo de que el sueño volviera.

Conclusión: Por estar durmiendo tan mal, me sentía cansada y estaba con enormes ojeras que denunciaban mis noches en vela.

Bruno seguía preocupándose por mí. Extrañamente, ante él no podía desahogar lo que sentía. Tenía la sensación de que si le contaba sobre mis sueños, él iba a creer que eso era muy infantil e inmaduro.

En aquella tarde, volví a casa sintiéndome exhausta e irritada.
Si no fuese por Paula que siempre estaba conmigo, no sé qué hubiera sido de mí.

Me sentía en el límite. Tenía tantas tareas para hacer que no sabía ni por dónde empezar.
Además de eso, la cercanía con Bruno era una constante amenaza a mi equilibrio emocional. No podía sacarme de la cabeza la visión de su sonrisa, su forma de ser y su aroma.

A veces me encontraba soñando despierta, como ahora, mirando televisión con Bruno a mi lado. Yo fingía prestar atención a lo que pasaba, pero estaba completamente cautivada con su cercanía y el aroma de su perfume.
En momentos como ese, era muy fácil desconcentrarme y comenzar a fantasear. "¡Basta Micaela!"- pensé

Lo miré a Bruno que estaba sentado, tan relajado a mi lado, ríendo de algo que había dicho alguien en un programa humorístico. Su sonrisa era capaz de derretir a cualquiera.
Sin percibir, suspiré alto, él me escuchó y giró para poder mirarme

— ¿Todo bien, Mica? — Preguntó

— Si, es que tengo sueño — Dije bajando la mirada hacia al piso e intentando disimular.

— ¿Estás segura? — Preguntó, frunciendo el ceño.

— Por supuesto — Respondí, fingiendo un bostezo. — Me voy a acostar

— Bueno — Aceptó, acompañando mis movimientos— Me voy a quedar un rato más acá

— No hay problema

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora