Cuando nos sentamos en la mesa de la cocina, nos miramos durante un tiempo en silencio, sintiendo que aquella fiebre interna se calmaba hasta llegar a niveles tolerables.
— Me dijiste que me querías contar algo, ¿qué era?—Preguntó Bruno, mirándome con una curiosidad. Por unos segundos, pensé como debería continuar.—¡Dale Mica! Decime que es lo que te está pasando—Pidió él, acariciando rápidamente mi frente.
Respiré profundo y comencé a soltar todo lo que me afligía, revelando sobre los sueños que me asombraban hasta las imágenes en flash que había visto en el baño. Cuando terminé de hablar, me sentía un poco avergonzada pero también estaba aliviada. Se sentía bien poder confesarle todos estos acontecimientos.
— ¡Micaela, eso es muy importante!— Me dijo energicamente. — Me tendrías que haber dicho todo antes.
— Lo sé y perdón. Pero es que tenía un poco de vergüenza
— ¿Vergüenza de que?
—¡De que pienses de que soy una tonta y una infantil por tener estas pesadillas! Tampoco quería que creyeras que era una cobarde — Confesé totalmente cabizbaja.
Sentí un dedo delicado en mi mentón que hizo que volviera a erguir mi cara y que me encontrara como un par de ojos que me miraban intensamente.
— No conozco nadie más valiente que vos. Siempre admiré la manera con la cual enfrentas la vida y todos los desafios—Aproximó su cara hacia la mia.— ¡Me encantas! — Y me besó levemente. Fue un beso rápido, casi un roce de labios. Pero fue lo suficiente como para dejarme en las nubes... — Ese sueño que estás teniendo no es algo nuevo — Explicó, alejándose un poco de mi.
— ¿Cómo? — Pregunté confusa.
— La primera vez que tuviste ese sueño fue en nuestra luna de miel. — Respondió pensativo.
— ¿Qué? —Cuestioné espantada.— Necesito que me cuentes todo, por favor.
Entonces, Bruno me relató una increible historia. Durante nuestra luna de miel, una señora, no vidente y adivina, hizo una profecía sobre mi.
En aquella misma noche, yo tuve un sueño misterioso y, para que la situación se volviera más siniestra, ese sueño se había repetido varias veces durante la semana del accidente.— Nunca me voy a olvidar de nuestra última noche juntos, antes del accidente. Te despertasté asustada, exactamente como hace un rato.
Y me contasté que habías tenido un sueño y que estabas asustada—Contó pensativo, mirando hacia al techo.—Entonces, me pedisté que no te dejara entrar en la cueva y, en caso de que entraras, que te prometiera que te iba a buscar. Y fue eso lo que hice. Te prometí que nunca te abandonaría, que iría hasta el fin del mundo si fuera necesario — Él dio una sonrisa amarga.— Parece que no hizo falta que fuera tan lejos, ¿no? Porque acá estás... Encerrada en una cueva que no puedo alcanzar—Al escucharlo decir eso, cerré mis ojos porque me sentía totalmente miserable.— ¿Qué pasó después de que me hiciste esa promesa?
— Hicimos el amor — Respondió calmamente y abrí los ojos. Lo observé. Bruno parecía estar bastante controlado ahora, bastante relajado.— Vamos al cuarto—Dijo de repente.
— ¿Cómo? — Pregunté con el corazón en la boca. ¿Bruno me había engañado con esa supuesta apariencia tranquila?
— No te estoy diciendo que vayamos al cuarto para que hagamos eso que vos estás pensando, Micaela— Él rodo los ojos — Lo que pasa es que quiero mostrarte algo que está en nuestro cuarto y que creo que ya es momento de que veas.
Bruno se levantó de la silla y me extendió su mano para que me levantara. Suspiré cobardamente. Pero decidí sujetar su mano y dejar que él me guiara.
Una vez que estabamos en el cuarto, él me pidió que me sentara en la cama. A pesar de que estaba un poco desconfiada, hice lo que él quería.
Bruno fue hasta el ropero y saco una caja grande.— Esto llegó cuando estabas en coma. Creo que no pudo haber llegado en un mejor momento que ese. Durante aquellos días, se convirtió en una gran fuente de esperanza y de consuelo para mi.— Bruno parecía estar un poco nervioso. — Desde que llegasté, estaba buscando la manera de mostrartelo sin que te sintieras incómoda o enojada. Después de que me contasté sobre tus sueños, creo que ya llegó la hora. — Entonces, él me extendió la caja.
Estiré la mano y agarré la caja con cuidado. La coloqué arriba de la cama y la miré detenidamente. Era una caja blanca, y en la tapa, estaban grabadas las letras M y B entrelazadas, en dorado.
— Abrila — Me incentivó en voz baja.
Hice lo que él me pidió y encontré un album de fotos, cuya portada tenía impresa la misma fecha de mi cumpleaños.
— Esto es un álbum de fotos de mi cumpleaños, ¿no? —Pregunté, pasando los dedos por las letras.
— No
— ¿Nos casamos ese día?—Pregunté sorprendida.
— Si — Otra respuesta corta.
Abrí el album en un gesto rápido, y la primera foto casi me quito la respiración. En una playa, Bruno y yo estabamos con las manos dadas, mirándonos en total adoración. Él se sentó a mi lado.
Comencé a mirar las otras fotos, y en todas ellas, todo lo que pude ver fue amor, complicidad y una felicidad sin limítes. Casi sin darme cuenta, lágrimas silenciosas comenzarón a correr por mi cara.
Hasta que llego la última foto, en donde nos estabamos besando. Cerré el álbum, llena de pesar.
— Bruno — Exclamé en un sollozo. — Lo siento mucho
Al ver todas esas fotos, pude calcular mejor la extensión de su dolor, que inesperadamente descubrí que también era mi dolor. El destino había tramado una jugada peligrosa en nuestras vidas, casi destruyendonnos todo por completo. Cuantos recuerdos perdidos y cuantos momentos mágicos llevados por el viento...
— Nadie lo siente más que yo, mi amor — Afirmó, pasando la mano por mi cara y con la cabeza gachas. Parecía estar cansado, muy cansado. — Perdón, creo que no te gusta que te llame así, ¿no?
Nota:
Gracias por los 3K de votos y por todos los comentarios!!😱😱😱
PD: También, l@s quería invitar a leer mis otras historias. Anoche, subí otro song-shot más ("Tardes Negras" y que está en la historia que se llama "When I was your man") Así que bueno, espero que lo puedan leer😄
Gracias!!
Besos
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Más Que Hermanos [Adaptada]
Fanfiction¿Qué harías si fueses elegida para ser la "hermana" del amor de tu vida? Fanfic Brunaela con un poco de Paioedo Novela Adaptada. Portada: Manuroon5