36 (Primera Temporada)

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Narra Bruno:

Pese a que llegamos muy temprano, el teatro ya estaba repleto de padres, familiares y amigos. En la entrada, una recepcionista nos dio el programa de la función y fuimos en búsqueda de nuestros lugares.

Al sentarnos empecé a leer el cronograma, buscando el nombre de Mica. Al encontrarlo, se lo mostré a papá que estaba sentado a mi lado. Ahí decía que ella bailaría una parte del "Lago de los Cisnes", dos bailes contemporáneos; uno era en grupo y el otro en dúo.
Papá y mamá parecían estar embobados, demostrando todo el orgullo que sentían por ella.

— Bendita la hora en la cual nuestra princesa entró a nuestra familia. —Dijo papá, mirando la foto de ella en el cronograma.  — Hijos, ¿se acuerdan lo tímida y asustada que estaba ella cuando llegó a casa? ¡Ahora está tan cambiada!

Miré también hacia la foto y concordé plenamente con él. Pasé un dedo por la imagen, mirando esos ojos verdes que tanto amaba.
Permanecí pensativo por varios minutos, recordando aquel día que nunca podría olvidar porque era el día en el que la conocí.

Me acuerdo que cuando estaba por bajar las escaleras con Bian y con Flor, me sentía lleno de curiosidad y también estaba un poco celoso. Pero cuando vi por primera vez los ojos de Micaela, todo cambió para mí. Ella era tan diferente y tan linda. Era como si un personaje de cuentos de hadas se hubiese materializado en frente de mis propios ojos.

Todo en ella, parecía tan vivo y colorido. Desde su pelo espectacular que me costó creer que fuera verdadero hasta sus ojos grandes y emotivos, y su boca... Su boca que parecía pedir ser besada.

Cuando eramos chicos, sentía que mis sentimientos por ella no eran los mismos que los que sentía por Bianca y por Flor, pero creía que quizás era porque ella era adoptada. Pero las cosas realmente se encarecieron en mi adolescencia, cuando tuve mi primer sueño romántico con ella.

Recuerdo cuando a la madrugada me desperté asustado y sentía una sensación enorme de culpa; a la mañana no sabía cómo mirarla a los ojos.

Y las cosas comenzaron a empeorar, porque ella también crecía y se acrecentaban otros atributos, que sumados a los ya revelados hacían una combinación fatal. Pero no solo era atracción física lo que sentía por ella, también era la chica más inteligente que conocía.
Siempre más sensata que el resto de la familia. Generalmente cuando ella hablaba, decía frases interesantes o hacía comentarios apropiados.
Me encantaba hablar con ella. Era siempre tan equilibrada. En momentos de tensión, el tan solo escuchar su voz ya me relajaba.
Todo en ella me gustaba. Cuando estaba con ella me sentía entero y en paz conmigo mismo.

Y ahora que finalmente estábamos consiguiendo vivir nuestros sentimientos, nada me haría desistir de ella, absolutamente nada.

Comencé a recordar el beso robado que le había dado esa mañana, poco antes de que nuestros papás y hermanas entraran a la cocina. Se hacía todavía más atractiva al pedirme que me detenga siendo que sus ojos me pedían que continuara.

Estaba inmerso en mis recuerdos, cuando un grupo de chicos se sentó adelante nuestro.
Poco después, una señal sonó tres veces, informando que el espectáculo ya estaba por comenzar. Las luces se apagaron y el show inició. Siguió una sucesión de presentaciones, algunas muy bien elaboradas y otras no tanto.
Hasta que apareció Micaela vestida de Cisne Blanco, girando levemente en cuanto sonreía como un hermoso ángel. Suspiré completamente encantado por sus movimientos. Al observarla por un breve segundo a mamá, pude notar que ella lloraba de emoción.

— ¡Wow! ¿Quién es esa chica de piernas increibles?— Escuché que ese comentario provenía de un chico, que estaba sentado adelante mio, por alguna de las bailarinas, pero no le di importancia.

En el próximo número, Micaela cambió su estilo por completo.
El baile era un rock bien animado. Ella estaba vestida de negro y con la ropa ajustada junto con las otras bailarinas.

— ¡Pero esa chica está buenisima!—
Escuché decir de nuevo al mismo chico, que estaba sentado adelante mío.
— ¿De quién estás hablando?— Le preguntó otro chico
— De la chica rubia que está al lado de la morocha— Dijo él apuntando a Micaela
— ¡Ah! Esa chica es amiga de mi hermana. Creo que se llama Micaela.—
En ese momento, comencé a prestar más atención a esa conversación.
— ¡Mira el cuerpazo que tiene!— Soltó el idiota. — ¿Le podes pedir a tu hermana que me dé el número del celular de Micaela?
— Podemos intentarlo- Respondió el otro imbecil

Por suerte dejaron de hablar, tenía muy poco autocontrol cuando escuchaba que algunos idiotas hablaban de Micaela de esa forma. Percibí que mi papá también los había escuchado, pero continuaba callado. En la penúltima presentación de ella, los mismos idiotas volvieron a hablar.

—¡No aguanto más! ¡Es una bomba!
— ¿Te diste cuenta cómo se mueve?— Agregó el otro imbecil— ¡Veni a moverte así conmigo!—Dijo haciendo un gesto sugestivo con las caderas, y los dos comenzaron a reírse.

Ya era demasiado. Ya estaba listo para golpear a esos dos idiotas, cuando sentí que mi papá me agarró del brazo.
— ¡Calma, Bruno! No seamos violentos

— Micaela, ¡veni a casa que te muestro como se hace un pas de deux!— Dijo el infeliz, haciendo otro movimiento vulgar

Sentí a papá estremecerse a mi lado. Él agarró su cronograma y lo enrolló junto con el mío y le dio un golpe fuerte en las cabezas de esos dos tarados.
— ¡Lavense la boca cuando hablen de mi hija!- Les gritó mi papá. Inmediatamente, los dos idiotas se disculparon y no volvieron a hablar hasta el final de la obra.
— ¡Papá, sos mi héroe!— Dije con una sonrisa, dándole un leve golpe en el pecho.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora