60 (Segunda Temporada)

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Pase el resto de la tarde como auxiliar en la cocina. Felizmente, Bruno tenía que salir nuevamente para ayudar a Alejandro con los animales, lo que evito nuevos encuentros. Así que me quede sola con el abuelo. Él pareció haber adivinado porque habló poco y preguntó menos todavía, limitándose a una conversación amena sobre cocina.
A la noche, compartimos una cena juntos. Reconfortada por las delicias caseras, fui a bañarme. Y como no había venido preparada, termine usando uno de los antiguos y largos camisones de la abuela, cedidos por el abuelo.

Después terminamos de ver una vieja película que pasaban en la televisión. Me gustó porque el tema inocente y musical me había ayudado a olvidarme un poco de todos mis problemas. Con el regreso de Bruno, me excusé de que me sentía cansada y me fui a esconder en la soledad del cuarto que me fue reservado.
Por la expresión triste de Bruno, fue lógico que él pudo adivinar el motivo de mi escapada.
Pero no existía fuerza alguna que me hiciera continuar en aquella sala. Ya había tenido suficientes emociones para un solo día. 

Y todo lo que necesitaba ahora era una noche de paz y soledad.
Sé que estaba siendo patética al cerrar la puerta con llave antes de dormir. Pero fue una reacción incontrolable ya que era mejor que pasar toda la noche despierta, mirando para la puerta. 
Normalmente, sabía muy bien que Bruno no forzaría una situación entre nosotros. Pero la cuestión era que la situación que estabamos viviendo ahora no tenía nada de normal y lo conocía lo suficientemente bien como para saber que bajo presión él era capaz de tomar actitudes exageradas. Y como dicen por ahí, es mejor prevenir...

A la mañana siguiente, como siempre ocurría en esa ocasión, nos saludamos de forma cariñosa. Lo abracé y lo besé al abuelo.
Después fue el turno de Bruno, que esperaba ansioso. No hace falta decir que nuestro abrazo, fue un poco más largo y apretado de lo que sería saludable para mi pobre corazón.

Después de terminar de desayunar, fuimos a terminar de cocinar lo que habíamos comenzado a preparar en el día anterior. El pollo relleno fue al horno y el abuelo y yo pasamos a cuidar del resto: batatas y papas al horno, zanahorias glaseadas y el flan
Bruno fue alejado del servicio por completa falta de conocimientos culinarios, siendo educadamente expulsado de la cocina por el abuelo. Mientras preparabamos la comida, podíamos escucharlo tocar la guitarra en el living.

— Él toca muy bien la guitarra— Comentó el abuelo, colocando las batatas en el horno.

— Es verdad— Concordé, mientras controlaba el horno.

— ¿Y cómo están las cosas entre ustedes? — Preguntó de forma casual.

— ¿Estás enterado de todo?—Retruqué, sumamente sorprendida.

— Creo que Bruno me contó todo, o por lo menos la mayor parte. — Respondió y después se dio vuelta para mirarme. Sus ojos marrones estaban llenos de comprensión. — Tenía la esperanza de que pudiesen hablar y entenderse.

— Entonces, sabes que las cosas no son tan simples.

— Yo lo sé, mi querida. — Asintió, mientras se limpiaba las manos con una toalla. — Pero cuando los vi a ustedes dos juntos en el living, pensé que...

— ¡Eso fue un accidente! — Lo interrumpí con más brusquedad de lo que pretendía. — ¡No va a volver a pasar!

Comencé a mover nerviosa los ingredientes del flan. Me di cuenta que a pesar de que el abuelo estaba en silencio, él continuaba observándome.

— Micaela, ¿todavía lo amas?

— ¿Qué importa si todavía lo amo o no frente a todo lo que pasó?— Retruqué, moviendo la cuchara todavía con más fuerza.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora