26 (Primera Temporada)

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¡Fueron las dos semanas más largas de la historia!
Buscaba por internet todos los lugares en los que él estaba. Veía las fotos, leía los comentarios y las criticas y siempre lo notaba a Bruno muy cerca de las fans y admiradoras.
Una sensación de inseguridad me invadió al ver que tantas chicas gustaban de él, ¿será que él pensaba en mi?

Para mi mala suerte, nuestros horarios no eran los mismos. Casi todas las veces que él me llamaba, yo estaba en clases o durmiendo. Entonces hablabamos muy poco.
El tiempo parecía ser eterno. Sentía que me estaba volvíendo loca de tanto extrañarlo, hasta que un día a la noche me llegó el siguiente mensaje:

"Mica, mañana a la tarde ya vuelvo a Buenos Aires. Ojalá me puedas esperar en el aeropuerto. ¡Te quiero!"

La mañana siguiente parecía no tener fin, casi no comí por causa de tanta ansiedad. A la tarde, ya estaba casi infartándome, mirando el reloj cada cinco minutos. Caminaba de un lado al otro, me sentaba, me levantaba, no podía estar quieta.

Finalmente, fue anunciado que el vuelo de él había llegado. Comenzaron a salir muchas personas.

Sin embargo, parecía no haber ningún rastro de él. Ya estaba empezando a pensar que estaba en el lugar equivocado o que algo había pasado. Hasta que alguien de estatura normal y con unos anteojos negros se acercó hacia a mi. ¡Me sentí como en una escena de película!

Cuando lo vi y me sonrió, me olvide por completo de quien era yo y de donde estaba; corri desesperadamente y me abalancé hacia él. Lo abracé con mis piernas, que ahora estaban envueltas en su cintura y mis manos estaban agarrando su cuello.

- ¡Bienvenido! - Dije alegremente. Pero él no emitió palabra alguna, y me besó. Fue un beso con gusto a necesidad. Era un beso fuerte e intenso, lleno de promesas. Fuimos interrumpidos por una voz que sonaba bien al lado nuestro.

- Busquen un lugar reservado, por favor. - Miré sorprendida y era Gonzalo que nos miraba con una sonrisa maliciosa.

- Creo que exageré un poco, ¿no?-Pregunté sin gracia, colocando los pies en el piso.

- No fuiste solamente vos.-Dijo abrazandome y besandome rápidamente. - Nunca tengas vergüenza de demostrar lo que sentis. - Sonreí al escucharlo.

Después de algunos minutos fuimos hasta el estacionamiento, y nos sentamos uno al lado del otro en el auto. Él tomó mi mano y la besó tiernamente.

- Te extrañé - Me dijo inclinandose hacia mi dirección

- ¡El tiempo no pasaba nunca!-Confesé al observarlo besar las puntas de mis dedos.

- Comprendo exactamente lo que queres decir.

Él comenzó a besar nuevamente mis dedos. Sus labios fueron subiendo por mi brazo, como si siguiesen el recorrido de mis venas. Hasta que llegó a mi hombro y segundos después se concentro en mi cuello.

Llenando de besos en mi cuello, descubrió un punto sensible mio detrás de las oreja, y se mantuvo allí, haciendome cerrar los ojos y suspirar. Mientras que con la otra mano empezó a tocarme por la cintura.

- No, así no.

- ¿Por qué no? - Preguntó sorprendido, sin soltarme todavía - ¿No te gusta?

- Si que me gusta. - Al escuchar que dije eso, él me sonrió e intento avanzar nuevamente. Pero lo detuve con un gesto.

- Es que estamos yendo a casa. Papá y mamá están allá, y sería muy sospechoso que yo llegue con el cuello todo marcado.-Trataba de explicarlo todo muy racionalmente, por lo cual él me miró pensativo por algunos segundos.

- Está bien - Dijo alejandose por completo de mi.

Finalmente salimos del estacionamiento y un silencio extraño se instaló entre nosotros.
Lo miré de costado y me di cuenta que él estaba muy serio. Tan serio estaba que hasta parecía estar enojado.

- ¿Estás enojado? - Finalmente tomé el coraje de preguntarle lo que tanto me estaba preocupando.

- No - Respondió sin mirarme

- Parece que estás enojado-Hice una breve pausa.-¿Conmigo? - Quise saber nerviosa.

- No. No estoy enojado con vos- Respondió dando un suspiro alto. - Estoy enojado por tener que mantener esta situación totalmente ridicula en frente de nuestros papás.-Entonces, decidió mirarme y continuó hablando bastante exaltado. -Odio que ellos nos llamen de hermanos. Odio tener que volver a casa y ver que las cosas siguen siendo las mismas. ¡Odio no poder estar estar con vos de la manera que queremos por miedo a que ellos nos descubran!

- Yo también odio todo eso-Dije susurrando. - Pero siendo sinceros, ¿qué crees que van a hacer ellos si llegamos a casa y le confesamos todo lo nuestro? Conociendolos tan bien como los conocemos, ¿cómo que crees que van a reaccionar?

Él permaneció callado por varios segundos y pasaba su mano nerviosamente por su pelo. Y cuando parecía estar más calmado finalmente habló:
- Nada bien

- Si, nada bien-Concordé-Mira, mi sugerencia es que por algún tiempo mantengamos nuestra relación en secreto, por lo menos hasta que yo cumpla los dieciocho y pueda ser más independiente.

- ¿Qué? - Dijo él casi gritando.- Mica, ¡eso significa que vamos a tener que estar viviendo casi 4 meses en esta farsa!

- Lo sé - Dije al entrar en nuestra ruta. - Pero no se me ocurrió nada mejor.

Entré con el auto en el garage de casa y nos quedamos ahí por un tiempo; sentados en silencio y mirandonos frente a frente.

- Bruno, si crees que todo esto no vale la pena, te voy a entender. No te voy a culpar por querer algo diferente o hasta mejor. - Dije con la voz entrecortada y casi a punto de llorar.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora