62 (Segunda Temporada)

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Narra Bruno

Alejandro y María estaban sentados en el sofá del living. Él pasaba protectoramente un brazo por sus hombros mientras que Maria respiraba profundamente y seguido, demostrando el dolor.
Por el otro lado, el abuelo llamaba al hospital más cercano y, por la cara que tenía, no estaba escuchando buenas noticias.

— Era lo que me imaginaba. —Comentó después de cortar el teléfono. — Los caminos están cerrados por causa de toda esta lluvia. No tenemos cómo ir, ni ellos cómo venir con una ambulancia. 

— ¿Qué podemos hacer, señor Tomás?— Preguntó Alejandro preocupado.

Nos miramos todos en silencio mientras María gemía de dolor. Micaela se acercó hasta ella y sujetó su mano.

— Abuelo, creo que es mejor que María se acueste en uno de los cuartos, hasta que decidamos qué hacer. — Sugirió Micaela.

— No, Micaela — Negó María con dificultad.— No quiero ser un transtorno para ustedes. Es mejor que Alejandro y yo volvamos a casa.

— De ninguna manera, Maria. — Declaró el abuelo con calma. — Es mejor que se queden acá. Micaela vamos a llevarla a Maria al cuarto que está al lado del mío. Ella va a estar cómoda ahí.

Alejandro y Micaela la ayudaron a Maria a levantarse del sofá y la guiaron hasta el cuarto. El abuelo hizo una señal para que yo me acercara.

— Bruno, creo que el bebé va a nacer acá— Informó a mi oído apenas los vio salir.

— ¿Cómo? — Cuestioné sorprendido.

— No tenemos cómo llevarla al hospital a Maria con este diluvio. No encuentro otra opción que ayudarla a tener el bebé acá mismo.— Esclareció pensativo.

Lo miré sin poder creer todo lo que había escuchado. Estábamos completamente aislados, con una mujer a punto de dar a luz, sin ningún profesional del área médica que estuviera cerca.
Comencé a sudar frío al imaginar lo que enfrentaríamos.

— Por ahí es una falsa alarma, ¿no?— Inquirí con la esperanza de que la respuesta fuera "si".

— En las próximas horas lo sabremos. — Súbitamente él colocó su mano en mi hombro. — ¿Sabías que tu tío nació acá en casa? Él estaba tan apurado que cuando tu abuela avisó que ya había llegado la hora, ¡él ya estaba casi saliendo de sus piernas!

Sentí que mi estómago se cerraba al escuchar eso.

— Entonces, ¿ya tenes práctica con eso? 

— Bueno, ¡con tu abuela! Esa fue la única vez. Pero ya asistí el parto de varios aninales. Y si hay una cosa que aprendí es dejar que la naturaleza siga su curso y rezar para que no tengamos complicaciones.

— Cuando dijiste que tenemos que ayudarla a Maria, ¿eso me incluye a mí también? ¡Porque honestamente no tengo ni la menor idea de qué hacer en una situación como esta!

— ¡Calma, Bruno! — Respondió dando una risita. — Cuando dije nosotros, me estaba refiriendo a Alejandro y a mí. Si vos estás tranquilo ya vas a ayudar a que el clima acá este menos tenso, ¿está bien?

— ¡Está bien! — Respondí aliviado.

— Ella ya está instalada. — Informó Micaela una vez que volvió a la sala, con la expresión preocupada y cruzada de brazos.— La dejé con Alejandro. María está sintiendo bastante dolores.

— Hum, eso es una señal de que no está muy lejos.— Analizó el abuelo, moviendo la cabeza.

— Alejandro está muy nervioso, a pesar de que intenta disimularlo. — Contó Micaela seria.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora