68 (Primera Temporada)

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Narra Bruno:

Durante el transcurso de aquella tarde, Paio me llamó y arreglamos para encontrarnos en un bar y así ponernos al día con respecto a nuestras novedades. Cuando llegué, él ya estaba sentado en una mesa y tomando algo. Me acerqué, sentandome enfrente suyo, él erguió su cara y nos saludamos, golpeando los puños cerrados.

— ¿Y cómo está el hombre casado? — Preguntó riéndose.

— Digamos que bien — Respondí en cuanto llamaba al mozo, y pedí lo mismo que él estaba tomando.

— Me enteré que la semana fue bastante difícil para Micaela.

— Si, muy difícil — Respondí tenso — En un principio, Mica no me quiso contar nada. Pero insistí y ella soltó todo. ¡Nunca había sentido tanta rabia en toda mi vida!

— ¡Lo sabía! — Comentó él, risueño. — Cuando me enteré de todo lo que pasó, yo me imaginaba cuál sería tu reacción.

— Sos mi mejor amigo y me conoces lo suficientemente bien como para saber que si se meten con Micaela, también se meten conmigo — El mozo volvió con mi pedido y tomé un sorbo.

— ¿Y ahora cómo sigue todo? — Preguntó él, curioso.

— Bueno, ya decidí que por el momento solamente me voy a concentrar en Mica y en mi trabajo — Bebí un sorbo más.
— ¡Quiero ganar plata y rápido!

— ¿Por qué?

— No quiero que vivamos para siempre con nuestros papás. Además de que el clima es pesadisimo tampoco tenemos libertad, ¿me entendes? — Paio simplemente asintió. — Mica es muy tímida y le da vergüenza que nos besemos o que demostremos algún gesto de cariño si ellos están cerca nuestro. Por ejemplo, anoche estábamos sentados en el sillón del living viendo una película y tuve que estar como casi dos horas sin tocarla.

— Uh, esto se está poniendo interesante — Dijo Paio, entusiasmado.

— Bueno, entonces decidí besar su cuello y ella empezó a decirme que parara. Pero al escucharla hablar a Mica con esa voz ronca, me sentí más entusiasmado. Resumiendo, en ese segundo entró mi mamá al living.

— ¡Qué situación! — Remarcó él con mucho énfasis.

— ¡Fue muy frustrante! — Dije enojado. — Después de ese momento, Micaela no quiso saber más nada conmigo en toda la noche — Suspiré por un segundo. — Si estuvieramos en nuestra casa propia, nosotros no pasaríamos por todos esos momentos incómodos. — Tomé un poco más de mi trago, antes de continuar. — Por eso, voy a trabajar lo más que pueda para poder ahorrar y buscar un buen lugar para nosotros.

— Contas con todo mi apoyo, ya es momento de que tengan más privacidad — Después de esas palabras que él dijo, estuvimos un tiempo en silencio. Terminando de tomar nuestros tragos, antes de pedir una ronda más.

— Bueno, basta de hablar de mí.¿Cuáles son tus novedades? — Pregunté, intrigado.

— Estoy ensayando para una obra nueva, esa que te conté el otro día. Y bueno, falta alrededor de un mes para que se estrene — Comentó Paio, entusiasmado.

— ¡Genial! No te olvides de invitarme.

— ¡Claro! Ya tenes un lugar reservado en la primera fila — Dijo él, riéndose.

— Y... y... — Pensé un segundo, antes de seguir hablando. —¿Cómo van las cosas con Paula? — Me di cuenta que su expresión cambió completamente cuando la mencioné.

— Ya no nos vamos a ver más — Respondió después de pasar bastante tiempo callado y mirando hacía el horizonte.

— ¿Cómo? Pensé que estaban bien.

— Teníamos algo hasta el otro día. Pero ella me hizo el favor de terminarlo todo — Dijo él, bien serio.

— ¿Y qué pensas de su actitud? — Paio sacudió sus hombros y no me respondió nada. Lo conocía lo suficientemente bien como para saber que detrás de esa apariencia fría, él se sentía mal.

¿Cómo lo sabía? Porque Paio no paraba de mover sus manos, y él solamente hacía eso cuando estaba muy nervioso, triste o enojado. Y en aquel momento, creo que él estaba absolutamente triste.
Respiré profundo, intentando encontrar una manera para poder hablar sobre el asunto.

— Paula es una chica muy buena— Dije por fin, y él concordó con la cabeza. — Es linda e inteligente también — Esta vez, él me miró fijamente a los ojos.

— ¿Qué queres decir con eso? — Preguntó, un poco confundido.
Suspiré y solté todo.

— Que ella no es Romina, Paio

— Ah, ya estabas tardando bastante en hablar sobre ella — Dijo él bastante irritado y golpeando la mesa, con sus puños. — Otra vez con lo mismo.

— Paio, soy tu amigo. Por eso, tengo que decirte todo — Comenté firmemente. — No podes seguir espantando a todas las chicas solo porque en el pasado ella se cruzó en tu camino.

— ¡Basta, Bruno! No empezemos otra vez con lo mismo. Sabes que siempre que hablabamos sobre todo eso, terminamos mal.

— Pero esta vez no tiene que terminar mal — Murmuré calmamente —¿Paula te dijo por qué no te quería volver a ver? — Él soltó un suspiro antes de responder.

— Ella me dijo que le gustaba, pero que lo que yo tenía para ofrecerle no era suficiente para ella. Ella dijo que quería un... ¡novio! — Él dijo esa última palabra como si fuese el fin de mundo y tuve que contener mi risa.

— ¿Y no queres postularte para ese cargo?

— Estamos hablando en serio. ¿Paio Rodriguez envuelto en un noviazgo?

— Si, ¿por qué no?

— Porque... porque... ah, porque el noviazgo y yo no combinamos— Él terminó su trago y se cruzó de brazos sobre la mesa — Creo que ni sé cómo se hace eso. Ese negocio de tener que dar satisfacciones para otra persona, llamar para decir a dónde voy o con quién estoy, porqué esto o porqué aquello, recordar la fecha del aniversario de cualquier cosa, almorzar con la familia de ella todos los domingos. Y para empeorar las cosas... ¡tener que ser fiel!

— Haces parecer que todo es un sacrificio horrible y no es tan así

— ¿Ah no? Entonces, ¿señor "casado" me cuenta qué tiene de bueno tener que ser exclusivo de solo una chica? — Sonreí, antes de responderle.

— Para empezar, cuando elegis a a alguien para ser tu novia. En mi caso, esposa, no elegis a cualquier chica, elegis a "la chica"

— ¿"La chica"? — Preguntó desconfiado.

— Vos vas a elegir una chica que te haga olvidar de todas las otras; alguien que te complete; alguien con quien tengas el placer de estar y no solamente en la cama, sino que en todos los sentidos; alguien con quien sea bueno conversar; alguien que tenga un sentido del humor que te guste; alguien que te llama o te pide que la llames, y no para controlarte, sino porque se preocupa por tu bienestar o porque simplemente te extraña— Suspiré. Paio me escuchaba con atención. — Cuando estás con alguien que queres y el sentimiento es correspondido, no puede haber nada más poderoso que estar con ella. Aquello que antes era visto como un "sacrificio" se convierte en algo hermoso.

— En teoría, parece todo lindo y como un cuento de hadas. Solo dejame recordarte que, a veces, en estas historias aparece una bruja malvada, vestida de princesa, que te promete el paraíso con un beso. Pero en el momento siguiente te destroza el corazón en mil pedazos,¡traicionándote con tu propio hermano! — Dijo él furioso.

— Paio, no todas son iguales a Romina. Y algo me dice que Paula es bastante diferente a ella.

— ¡Nunca se sabe! — Susurró él, amargamente.

— Dale un tiempo, Paio. ¿Hasta cuándo vas a desconfiar en todas las mujeres del mundo por lo que Romina te hizo? — Hablé firmemente, mirándolo a los ojos. Él estaba pensativo, evitando mirarme.

— ¿Crees que Paula puede ser la "chica" para mí? — Preguntó él, totalmente cabizbajo y casi susurrando.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora